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Fútbol para amputados en México da una lección de superación

Es jueves en el tarde y Hugo Cárabes se prepara para un nuevo día de entrenamiento con los “Guerreros Aztecas”, el equipo de fútbol de amputados que le abrió sus puertas tras perder una de sus piernas en un aparatoso accidente de tránsito en el 2015.

“Es una nueva vida para él, perdimos todo, pero menos la esperanza… la vida se le fue de las manos, cayó en una depresión tremenda y el regresar a estas chanchas fue lo que lo salvó”, dice su esposa Brenda, mientras ayuda a Hugo a quitarse su prótesis.

“No necesariamente soy Messi, pero les puedo mostrar lo que poca gente puede hacer con una pierna”, dice Hugo al poner la primera muleta en la cancha.

El entrenador de los ‘Guerreros” Ernesto Lino reconoce a Hugo como el mejor jugador de su equipo de 20 apuntados; antes de su accidente Cárabes jugaba como defensa en las inferiores del club Necaxa.

“Estamos preparándonos para un amistoso, jugamos con una escuela local y estoy seguro que Hugo dará un buen espectáculo, como siempre”, dice Lino mientras sus muchachos empiezan a calentar dándole vueltas al histórico estadio Agustín Melgar, el velódromo que sirvió de sede de las competencias ciclísticas de los Juegos Olímpicos México 1968.

Junto a Hugo se sienta en las graderías su compañero Miguel Ángel Tapia, quien viste el uniforme verde fosforescente de los Guerreros con orgullo, y espera ansioso el pitazo inicial del árbitro bajo un sol incandescente que acompaña el amistoso de la temporada.

“El entrenamiento de futbol nos mantiene ocupados, Hugo y yo lo disfrutamos mucho, ver personas como él, nos inspira a todos a estar aquí, y nos hace olvidar que nos falta una pierna”.

Los Guerreros Aztecas empezaron sus prácticas en el 2013, el equipo es una de las 13 escuadras con las que cuenta la liga mexicana de futbol para amputados (LMFA). Existen plantillas de este tipo en estados como Nuevo León, Jalisco y Sinaloa que tienen sus propios torneos, y a su vez juegan el campeonato nacional. México compite además internacionalmente en su propia Copa América y la Copa Mundial de Fútbol de Amputados.

“Los ejercicios que nosotros practicamos son diferentes a los que se conocen en el futbol convencional, aprendemos a caer en una pierna para prevenir accidentes”, explica Hugo que deja boquiabierto al público presente al tocar más de 20 veces la pelota en el aire con la única pierna que tiene, sin dejar caer la esférica al suelo.

El único requisito para ser aceptado en el equipo es haber perdido una extremidad. Israel Flores, arquero de los Guerreros Aztecas, nació sin su brazo izquierdo pero eso no le quita el gran corazón, asegura Hugo, quien le ayuda a amarrar sus zapatos antes de cada práctica.

De acuerdo a información oficial, en la Ciudad de México solo el 25 por ciento de las personas amputadas estudian o trabajan.

El entrenador de los Guerreros Aztecas no ha recibido ningún pago por hacerse cargo del equipo desde 2012. Hugo aboga constantemente por la liga describiendo la forma en como sobrevive el equipo.

“Estos uniformes fueron donados por alguien que nos vio jugando, un transeúnte que creyó en este sueño, nos observó y nos ofreció ayuda”, asegura el ex defensa.

EN EL JUEGO DE LOS amputados participa una formación de dos defensas, dos mediocampistas, dos delanteros y un arquero en un juego similar al de futbol-7, con reglas particulares que incluyen no tocar la pelota con las muletas, además de tener sus propios árbitros entrenados para este tipo de encuentros. “Es una bendición para todos nosotros, gracias a los Guerreros Aztecas no abandoné mi pasión. Es la mejor oportunidad que me ha dado la vida, y no abandonar el futbol es el mejor ejemplo que les puedo dar a mis hijas”, aseveró Hugo, quien terminó anotando 3 de los 5 goles que hicieron para llevarse la victoria frente a los escolares que se retiraron de la chancha sin dar crédito a lo que veían sus ojos.

Aquí no hay vestidores, pero las graderías son lo suficientemente amplias para ponerse los uniformes, inflar un par de balones y desajustar las prótesis. “Aquí se juega con muletas y con el corazón”, grita la tribuna llena de familiares y amigos de los héroes de la jornada.

UNA OPORTUNIDAD DE ORO Ernesto Lino, quien en los años sesenta fue reserva especial del club Atlante, y desde el 2012 decidió medírsele al reto de entrenar a los “héroes incompletos” como cariñosamente les llama a sus jugadores se dedica de lleno a enseñar a estos jugadores.

“El sueño de poder llevarlos a la cancha tiene su recompensa, existen varias similitudes con el fútbol convencional, pero las reglas para los amputados son distintas... continuamente inventamos ejercicios que se puedan hacer con una sola pierna”, dice Lino.

Sus jugadores están llenos de historias de superación y se han convertido en la inspiración de jóvenes de todas las edades que vienen incrédulos a ser testigos del momento en que rueda el esférico y los valientes deportistas intentan meter el balón hasta el fondo de una red resguardada por porteros sin brazos.

“Vengo a entrenar los martes y los jueves, es un respiro para mí, llevo un año y medio sin empleo, aquí en México estamos perdidos, y el fútbol es lo que me da ánimos para seguir”, cuenta Miguel Ángel Tapia, quien perdió la pierna derecha en un accidente automovilístico hace 25 años.

Juega como delantero y dice que es el “Ronaldo” de la cancha, no le falta estilo ni técnica, y sus goles se los dedica a su esposa y a su hija que dicen no envidiarle nada a las fanáticas del Real Madrid.

En la cancha, una “Guerrera” también llama la atención de los aficionados, Karina Torres, la única mujer sobre el césped, y una de las pocas jugando en la liga de amputados.

Karina perdió una de sus piernas en un accidente automovilístico un par de años atrás y decidió unirse al equipo por una razón que va más allá del deporte.

“Tengo un hijo de 3 años, y tengo que ser fuerte, el futbol en México lo juegan tradicionalmente los hombres, así que venir a estos juegos es representar lo mejor de mi género y dar lo mejor que tengo, para mí y mi bebe”.

Antes de escuchar el pitazo inicial los jugadores con muletas se inclinan para ayudarle al arquero a amarrar sus botines, Israel Flores tiene un brazo, pero según él con tres extremidades es más que suficiente para defender el arco y asombrar a los delanteros del equipo rival. “Nunca dejo el arco solo, y antes de empezar siempre hago mis lagartijas, cuclillas y mi pre-calentamiento, siempre estoy listo”.

Flores nació sin el brazo izquierdo y actualmente trabaja en la Comisión de Derechos para Discapacitados del gobierno, él mismo reconoce que queda mucho camino por recorrer para que su equipo reciba la ayuda que necesita para sobrevivir.

“La situación del discapacitado en la Ciudad de México es de desventaja, no existe oportunidad laboral significativa, así que no podemos esperar mucho en el marco deportivo, el apoyo no llega”, señalo Flores.

En el primer tiempo del encuentro sobresale un armador, Luis Campos quien recibió un impacto de bala en una de esas malas jugadas del destino que terminó dejándolo cojo a temprana edad. “Nunca anduve en malos pasos, pero ahora estoy dando los mejores de mi vida”, dice mientras divisa el campo húmedo por la llovizna. “Nada nos detiene, somos los Guerreros Aztecas, aquí vamos a demostrar de lo que estamos hechos”.

Los Guerreros Aztecas disputaron el Mundial de Amputados en el 2014, y aunque en el torneo que tuvo lugar en México no lograron obtener el título, el ser anfitriones les dio la mayor de las alegrías pues vinieron escuadras de otras partes del mundo a enseñarles las técnicas de superación y perfección del deporte que los sacó del olvido, que los obliga a dejar de lado sus prótesis y sus miedos para entregarlo todo en el campo.