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La insólita decisión que tomó Marcus Thuram con un regalo de Messi

Lionel Messi y Marcus Thuram se enfrentaron el final del Mundial de Qatar 2022. Getty Images

Todo jugador que alguna vez haya compartido la cancha, o al menos un entrenamiento, con Lionel Messi ya tiene una anécdota para contar: pisó el mismo terreno que el mejor futbolista del mundo. Sin embargo, Marcus Thuram, rival en la final del Mundial de Qatar 2022 en la que Argentina se consagró ante Francia, es el protagonista de una historia insólita.

Cuando el actual delantero de Inter, compañero de ataque de Lautaro Martínez, tenía apenas 10 años, fue a una práctica de Barcelona, equipo en el que jugaba su padre Lilian y allí conoció a Messi. Al final del entrenamiento, todos los chicos que estaban presentes fueron invitados a compartir un momento con los futbolistas profesionales, situación que les quedaría grabada en la memoria.

El problema para Marcus surgió cuando se dio cuenta de que no tenía el calzado adecuado. Entonces, Messi le prestó un par de botines. "Leo usaba casi mi mismo talle: yo 38 y él 40/41. Me dejó los de él, jugué y después me dijo 'llevátelos'. Con 10 años, no me había dado cuenta de lo que acababa de pasar, así que al día siguiente se los regalé a un amigo. Me arrepiento todos los días...", confesó el francés en una entrevista con DAZN.

Marcus Thuram estuvo muy cerca de llegar a la cumbre del fútbol mundial como su padre, campeón del mundo en 1998, pero quedó a un paso en la final que Francia perdió por penales contra Argentina. El delantero que ingresó a los 41 minutos del primer tiempo en el duelo decisivo de Qatar, era muy pequeño cuando Lilian levantó la copa “Cuando jugó la final del Mundial 1998 no tenía ni un año. Entendí quién fue mi padre a los 11-12 años, pero cuando lo veo no pienso en lo que hizo como futbolista: es mi padre y ya. Comento los partidos con él, es muy exigente, pero mejor así. Cada vez que salgo contento de un partido porque convertí un gol me dice ‘calma, vení al auto que te explico un par de cosas...”.

Lo que no pudo explicarle Lilian a Marcus en aquel entrenamiento en Barcelona fue que debía conservar esos botines porque con los años se transformarían en una reliquia.