Javier Aguirre reinstaló al Tri como amo y señor del páramo conkakafkiano, pero, después, ante los colonizadores asiáticos, volvió el caos
NASHVILLE -- Esta Selección Mexicana ya cumplió –futbolera y lamentablemente– El Principio de Peter: “Cada hombre (equipo) asciende hasta su propio nivel de incompetencia”.
En su hábitat, en su gallinero, en el tercermundismo de Concacaf, el Tri aplacó a los otros exponentes considerados altamente competitivos: Canadá, Panamá y Estados Unidos, y lo hizo con fascinante propiedad en Nations League y Copa Oro. El marsupial tragando ratones.
Sí, se dio el renacimiento del Rey Tuerto de la mano de Javier Aguirre...
Pero, ahora, ante la nobleza del futbol asiático, los paladines #Conkakafkianos (dixit Chao Ebergenyi), sufrieron. Japón los dejó ir vivos (0-0), y Corea del Sur, cuando se puso serio, se colocó 2-1, hasta que llegó la bayoneta zurda de Santiago Gimenez para empatar al ’94.
Sí, México bajo El Principio de Peter, y el ascenso hasta su propio nivel de incompetencia en este proceso mundialista, con desembarque en la gran cita del 2026.
Javier Aguirre reinstaló al Tri como amo y señor del páramo conkakafkiano, pero, después, ante los colonizadores asiáticos, volvieron los soponcios, los errores, el desorden.. y por momentos, el caos.
Ya antes, también en la ambigüedad de los partidos amistosos, Suiza le tundió a México (4-2) y el Tri venció a uno de los habitantes del leprosario europeo: Turquía (1-0).
A nueve meses de que arranque la Copa del Mundo, la realidad es incuestionable: México podrá seguir pastoreando ovejas famélicas en los pastizales semi yermos de la Concacaf, pero hasta los cónsules asiáticos lo superan en el contexto genuino del tú a tú. Y esto se confirmará en las próximas fechas FIFA ante emisarios de Conmebol: Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
Lamentablemente para México, aunque domine en su habitáculo de Concacaf, no se le permite aquella reflexión de “si eres la persona más inteligente en esa sala, estás en la sala equivocada”, porque el Tri no puede emigrar, en las condiciones actuales de su futbol, a ninguna otra zona. Y en este momento, en estas circunstancias, con ese futbol inferiorizado ante Japón y Corea del Sur, sólo puede jugar al león entre las hienas, y salir herido, pero vivo.
Hay formas de escapar del Principio de Peter: capacitarse, actualizarse, aprender, mejorar desde lo individual, pero, el problema, y lo sabe Javier Aguirre, es que esta generación de futbolistas no da para más.
El técnico de la selección mexicana habló sobre la falta de generación ofensiva.
Los goles de deliciosa concepción ante Corea del Sur, por parte de Raúul Jiménez y Santiago Giménez, podrían hacer pensar que hay aún un mayor margen de maniobra, y que el Vasco Aguirre, con Rafa Márquez, deben ser capaces de encontrar esas alternativas. Siguiendo con la obra de Lawrence Peter, el cuerpo técnico del Tri debe plantearse clara y cínicamente: “Si te desplomas, el mundo se desploma contigo. Si empujas, empujas solo”.
Y claro, cabe perfecta, honesta, irrefutable e implacable la otra interrogante, en este plano imperfecto de incertidumbres respecto a la Selección Mexicana:
1.- ¿Llegó también Javier Aguirre a su propio nivel de incompetencia como entrenador del Tri?
2.- ¿Y si llegaron ambos, Aguirre y los jugadores a su propio nivel de incompetencia? ¿Y ahora quién podrá defenderlos...?, parafraseando a Roberto Gómez Bolaños.
Desde fuera del altar de sacrificios colectivos que son la cancha y los resultados, a través de videos editados y cápsulas de programas de debate, aparecen extécnicos de equipos y de la Selección Mexicana, dando diagnósticos y hasta ejerciendo de curanderas tácticas, para recomponer a esta Selección Mexicana. Pero, ¿y ellos hasta dónde llegaron?
El lateral asegura si continuará trabajando para estar en el Mundial.
¿Pueden los muertos hablar de eutanasias?
Hacen, esos profetas y sabios de la burocracia mediática, recordar la brutal y cínica reflexión de Mark Twain: “A veces me pregunto si el mundo está dirigido por personas inteligentes que nos engañan o por imbéciles que realmente hablan en serio”.
Lo cierto es que ellos, en su momento, también, como hoy la Selección Mexicana, y tal vez el mismo Javier Aguirre, llegaron a su propio nivel de incompetencia y, en lugar de buscar salir de ahí, se apoltronaron en la exquisitez de tirar piedra y esconder la mano, tergiversando las cosas que hicieron, y, lo más grave, hasta cosas que nunca hicieron.
