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Hirving Lozano sufre noche 'diabólica' ante Estados Unidos

MÉXICO -- Hirving Lozano tiene los días contados en México, pero ni eso basta para ser respetado como un hombre diferente, de gambeta letal y desparpajo en el andar. Sus compañeros aún le sirven con recelo, como si fuera un niño que se suma al juego tricolor.

Arrancó como titular y se refugió en la parcela izquierda, casi pegado a la línea de fondo y siempre a la espera de un pase determinante. Intentó con paredes, con piques hacia el centro o aislado por la banda, pero la asistencia que le pusiera en ventaja jamás llegó.

El contrario hizo su parte con la marca personal; el velocista Deandre Yedlin fue el encargado de detenerlo y así lo hizo por dentro o por fuera, en el mano a mano ofensivo y con el pase retrasado como única tregua razonable, pero el 'Chucky' quería más y no estaba dispuesto a negociarlo.

Tímidos centros de pierna izquierda le proyectaron en la primera mitad. Una pared fallida parecía ponerlo de frente al arco y la confianza para el regate se quedó en el olvido; su apellido se diluyó con el andar de tiempo y el brillo de sus botas contrastó con la ausencia.

Encima le ponen a Jesus Gallardo y la destreza se limita a escasos metros, como un extremo perseguido eternamente por un lateral tan ofensivo como él y de condiciones similares, incluida la velocidad relampagueante que le augura mejores días en Europa.

Encajonado por compañeros y rivales, Hirving ordena un cambio: Aprovecha el ingreso de Aquino y pasa al sector derecho, con Carlos Vela como mariscal de campo, Javier Hernández como único punta y él, en busca de una nueva chance por demostrar sus altos bonos rumbo a España, Inglaterra y cualquier tierra que se sume.

Hoy no salió el control de pecho ni el amague hacia fuera, tampoco el pase filtrado o la asistencia perfecta. El 'Chucky' sufrió por 90 minutos y en tiempo añadido, lejos de su mejor noche y a kilómetros de su versión estelar, con un nuevo destino en las próximas horas.