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Los once mexicanos que subieron a Alemania al Pa-TRI-bulo

MOSCÚ -- Un primer tiempo impecable. Un segundo tiempo de angustia. México firma en la primera mitad el advenimiento de la hazaña y la sentencia de muerte de Alemania. El 1-0 de autoridad terminó defendido con ansiedad.

Juan Carlos Osorio en lo único que no rota, es en su doctrina de rotaciones. ¿Las necesita la selección mexicana para enfrentar a Corea del Sur luego de seis días de descanso?

¿Las habituales mediciones generales físicas y médicas deben rebasar la habitual lógica competitiva? El 1-0 sobre Alemania, apegado a un catálogo estricto elaborado durante seis meses, ampara cualquier decisión de Osorio.

Por lo pronto, los once que subieron a Alemania al Patíbulo, en esos primeros 45 minutos, dejan constancia de rayar la perfección ante el equipo perfecto en las eliminatorias mundialistas europeas.

Y hay un común de nominador: el West Ham quiere contratar al número 14 del Tri, pero ¿cómo, ya le pertenece?; y el Sevilla se mostró ansioso por el número 16... ¿cómo? ¿es su Miguel Layún?; Pumas se interesó en ese enjundioso lateral izquierdo, ahora que vendió a Jesús Gallardo a Monterrey... ¿cómo? ¿ese es el mismísimo Gallardo de Pumas?

Y así, con otros más... Las versiones de algunos jugadores mexicanos ante Alemania rebasaron los rendimientos con sus clubes en los últimos meses.

Guillermo Ochoa.- Las estadísticas son un frío galardón a su exitosa jornada de acróbata de la angustia. Nueve disparos a gol atajados, tres más que los contabilizados ante Brasil hace cuatro años. Y un detalle que pudo pasar desapercibido: durante el arranque del primer tiempo alargó los segundos con el balón en su poder para dar tiempo y calma a sus compañeros.

Carlos Salcedo.- Frenó sus ímpetus, pero no se puso freno ante la exigencia de los adversarios. Resolvió la sociedad con Miguel Layún de manera eficiente y su ubicación de auxilio con Héctor Herrera fue reflejo de un perfil de trabajo respetado.

Hugo Ayala.- Sorprendió. Seguramente hasta al Tuca Ferretti. Fue al choque siempre, jamás escondió la pierna, y en la batalla cuerpo a cuerpo en el área, lejos de recular, desafió e intimidó. El tiempo justo de anticipación que tanto se le criticaba, tuvo milésimas de segundo para rebasar al adversario.

Héctor Moreno.- En la Real Sociedad preguntaron por ese zaguero central que incluso en situaciones complejas eligió la mejor jugada, y en la medición de la embestida del rival encontró el instante justo. La Roma debe preguntarse por qué ese mismo nunca llegó al Calcio.

Jesús Gallardo.- Inconsistente, promisorio con asteriscos de sus altas y bajas, el lateral izquierdo engendró la mejor versión de sí mismo. Disputó cada balón, y muchos de ellos los ganó, con una vehemencia de novato y con una madurez de veterano. Pumas recibió centavos de Monterrey, si la referencia es su debut en un Mundial.

Miguel Layún- Hablar de este jugador es una ociosidad. El Porto lo negoció, en el Sevilla se burlaron un par de veces, y ante Alemania fue un jugador emergente en zonas de otros compañeros, dificultando al adversario. Tuvo dos oportunidades en el segundo tiempo. De esas en las que solía matar con América y a veces en Europa. Se precipitó, pero libre de la presión del momento (Alemania, en el debut en Rusia 2018), no perdonaría.

(Si, a esta altura, Usted se preguntará si es Brasil, España... o si Alemania salió con la camiseta equivocada. La realidad, brutalmente sorprendente, es que esos 11 sorprendieron brutalmente. Siga...).

Héctor Herrera.- El mejor futbolista en la cancha, más allá del peso de Ochoa en el marcador. En plena madurez, este jugador que evidenció nobleza, resolviendo en su hogar, como hombre, sus pecados de hombre. Y en la cancha, con una lucidez asombrosa, además de esa fibra, de ese nervio, de esa garra. Fuelle de caballo.

Andrés Guardado.- Llaman la atención algunos juicios. “Estuvo flojito”, han dicho. Tapó todos los eventuales hoyos del dique tricolor. Tal vez el contacto ofensivo no fue el de otros juegos, pero la embestida alemana estaba prevista. Fue el segundo mejor jugador en sacrificio invisible en la cancha. ¿El otro...?

Carlos Vela.- El niño terrible del Tri se tardó pero llegó. Desprovisto ya de presiones, libre de imperativos en su carrera, masajeando de felicidad su gusto por su hobby, además fue el primer cazador de México. Osorio lo describió: aisló a Özil y a Khedira, estorbó a Hummels y fue el punto de contacto de ataques revulsivos.

Javier Hernández.- Debió ser su mejor partido con el Tri en muchos meses, años quizás. No sólo afloró la experiencia para embaucar, amenazar y después medir los tiempos para entregar a Chucky Lozano un balón favoreciendo su perfil de ataque y recorte, para el gol de la epopeya. Generó enlaces que algunos compañeros no entendieron o desperdiciaron.

Chucky Lozano.- Salió a tiempo de México. Y al lugar correcto. Ya vegetaba en Pachuca, incluso en el más reciente título de Tuzos, quedó en deuda ante León y Rayados. Notorio que no abuse de la gambeta lo cual lo hace notable en las necesidades y los recorridos del grupo. ¿Qué Özil se entregó en el recorte, Kimmich cerró tibiamente y Neuer permite el gol al poste del arquero? Demasiadas casualidades, para ser una casualidad.

Juan Carlos Osorio sopesa muchos escenarios. Ha dicho que hará modificaciones, tres o cuatro. Él decidirá si son imprescindibles bajo el panorama de si los once podrán volver a mostrarse al mismo nivel ante Corea del Sur. Su decisión, con seis días de descanso relativo.

La afición aguarda expectante, convencida que esos once que subieron a Alemania al Pa-Tri-bulo, podrían, bajo ese mismo nivel de compromiso, hacer lo mismo con los sudcoreanos, y asegurar el pase a Octavos de Final.