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Sampaoli, responsable del duro presente argentino

Dicen que los entrenadores son los máximos responsables de los rendimientos de sus equipos. Y Jorge Sampaoli lo es de este pésimo momento que vive la Selección argentina. El entrenador nunca dio desde su llegada un mensaje claro. Y todo se derrumbó en la fatídica tarde ante Croacia, tras una goleada para la historia negra del equipo nacional.

Luego del empate ante Islandia, y de la fallida actuación de la Selección, comenzaron (o siguieron) las incógnitas, los secretos, los misterios. Nada claro ante la Prensa, pero eso no hubiera sido un problema: no es ni será el primer técnico en esconderles las tácticas y las estrategias a los medios de comunicación.

Lo peor es que el mensaje que brindó hacia adentro, de acuerdo a lo visto en el campo de juego, fue igual de confuso que el que dio hacia afuera.

Una línea de tres que hizo agua por todos lados, seguramente debido al poco tiempo de trabajo, la idea fundamentalista de salir jugando siempre por abajo, aún con un rival encima (léase el primer gol que le hacen, o se hace, Caballero), los cambios permanentes de nombres…

El temor, esa falta de seguridad que se ve en esta Selección es un reflejo de lo que pasa en el cuerpo técnico. Los jugadores, claro, tienen buena parte de responsabilidad por este presente, pero es el entrenador el que arma la lista: y fue el entrenador quien decidió mantener la base de futbolistas que ya desde hace cuatro años, tras la caída en la final ante Alemania en Brasil 2014, necesitaba renovarse.

Nunca hubo un mensaje claro: Mascherano pasó de estar afuera de Rusia a ser referente del mediocampo, Higuaín no jugó el tramo final de las Eliminatorias y se subió a la lista del Mundial, Icardi, muy elogiado por el DT, llegó para jugar los partidos decisivos de las Eliminatorias y después se quedó sin Mundial, varió el esquema táctico (línea de tres y línea de cuatro, entre otros), probó con Lo Celso y después nunca lo puso, no armó dos veces seguidas, nunca en 13 partidos, la misma formación...

Sampaoli fue muy buscado por la AFA tras el despido de Edgardo Bauza: hay que recordar las duras negociaciones para que se fuera del Sevilla, hace más de un año, pero no es un entrenador reconocido y querido en el país. ¿Por qué? Seguramente, porque al no haber jugado de manera profesional al fútbol no llegó a hacerse conocido.

Fue un mérito grande llegar desde abajo y triunfar, pero sus logros como entrenador se dieron en Chile. El hombre nacido en Casilda no tiene identificación con la gente, ni siquiera arraigo en algún club grande del país.

Encima, desde que llegó a dirigir a la Selección, hechos extra futbolísticos mancharon su imagen. En noviembre de 2017, tras salir de una fiesta, le echó en cara a un inspector de tránsito que realizaba un control de alcoholemia: “Me hacés caminar dos cuadras, boludo. Cobrás 100 pesos por mes, gil”, le gritó al agente que lo había hecho bajar del auto.

Contra Croacia, en el banco, se lo vio nervioso, contrariado. Dando más órdenes y gritos que nunca, quedó desencajado con el primer gol, gran responsabilidad del arquero por querer salir jugando, y peor tras los dos mazazos que llegaron después. De los cambios no puede decirse mucho: buscó con jugadores ofensivos torcer una historia que ya no tenía remedio.

Pese a todo, a la Selección todavía le queda una chance. Un milagro para pasar de ronda. Aunque está claro que más allá de un partido, hay un problema serio y de fondo en el equipo nacional. Y Sampaoli es uno de los grandes responsables.