Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

Francia cumplió el dicho: "Las Finales no se juegan, se ganan"

Francia se coronó campeona del Mundo en Moscú haciendo un magnífico ejercicio de solvencia y anteponiendo su jerarquía a la ambición y atrevimiento de Croacia. ‘Las finales no se juegan, se ganan’ es un dicho que se cumplió a la perfección en un partido del que los galos sacaron el máximo rédito, matando a la contra a un rival entregado a la fatalidad.

El equipo de Deschamps acabó venciendo con comodidad en la segunda mitad, favorecida tanto por del desplome físico y mental de los croatas como por la electricidad de su contragolpe… Y la pérdida de fe en cuanto Pogba anotó el 3-1, por más que Lloris, en su único error del torneo, se empeñase en devolver la emoción a la final.

Una falta inexistente inventada por Griezmann, con autogol de Mandzukic y polémico fuera de juego de Pogba, antecedió a un penalti más polémico si cabe, tras un corner lanzado por la estrella del Atlético y que provocó que el balón se estrellase en la mano de Perisic después de no acertar en el remate Matuidi. El ‘7’ lo transformó y Croacia, mereciendo mucho más, ya se fue al descanso por detrás en el marcador.

La selección balcánica quiso de entrada y de salida, de principio a fin. Consciente primero de que las piernas de sus jugadores acumulaban muchos más minutos, salió a morder y arrinconó a Francia; empujada por el orgullo después intentó no concederle ni un palmo de respiro al equipo de Deschamps… Y acabó rendida a la desgracia.

El equipo de Dalic prácticamente dobló al de Deschamps en la posesión. Combinó, jugó, se atrevió con todo, redobló sus esfuerzos pero no pudo romper el pronóstico que favorecía a priori a una Francia que conquistó la gloria apoyada en el contragolpe y la rapidez endiablada de un Mbappé que volvió a ser decisivo.

El joven crack del PSG, cuando con 2-1 había comenzado la segunda mitad sufriendo su selección, inició la jugada del 3-1 escapándose por su banda con un descaro magnífico que acabó con el doble remate de Pogba. Y sin tiempo a que los croatas se acostumbrasen al nuevo muro que se les presentaba pensando en la remontada aprovechó el descenso de intensidad defensivo rival para lanzar un obús raso y ajustado. 4-1 y, casi, final de la historia.

Aún tuvo arrestos para volver al partido Croacia gracias al error obsceno de Lloris ante Mandzukic… Pero encarando la final sus últimos 25 minutos se adivinaba una misión imposible para los balcánicos. Y fue imposible.

Revolvió el equipo Deschamps con la entrada de Tolisso para recuperar el tono en el centro del campo, se parapetó con calma atrás Francia dejando arriba a

Mbappé y se estrelló contra el muro Croacia. Entregada a la heroicidad pero incapaz de consumar el milagro.

Francia ganó. No cabía otra lectura en Moscú.

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