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Selección Mexicana: La escuela de la improvisación

COLUMNA ‘EL PULSO’

CIUDAD DE MÉXICO -- “No sabemos lo que queremos, pero lo queremos mañana”... La frase pertenece a Jorge Valdano y sirve para definir a la perfección al futbol mexicano.

Juan Carlos Osorio ya engrosa la lista de entrenadores de la Selección Mexicana que fracasaron en el intento de cumplir una obsesión llamada “quinto partido”.

Tres años estuvo el colombiano al frente del Tricolor, y aunque se intentó alargar su contrato, él optó por hacerse a un lado, pues resulta evidente que el entorno y la presión que existen alrededor de la silla nacional lo desgastaron.

Evaluar su gestión resulta una tarea compleja, ya que por un lado los números hablan de un técnico exitoso, con el porcentaje de efectividad más alto que cualquiera de sus antecesores.

Sin embargo, la ausencia de un estilo, estrepitosas derrotas en partidos decisivos, las rotaciones e improvisación de futbolistas, entre otros factores, reflejan que si bien se clasificó al Mundial sin contratiempos, tampoco hubo un avance en lo deportivo para México. No hay una herencia en ese sentido por parte de Osorio, quizá solo un diagnóstico de los males de la Selección.

La pregunta obligada y que circula desde hace semanas en distintos medios es: “¿Y ahora quién es el técnico ideal para llegar al conjunto nacional?”... La respuesta es: No sabemos.

Para hablar de un entrenador que reúna el perfil para dirigir al Tricolor, primero debería conocerse qué se pretende, si existe un proyecto, qué estilo de juego se busca, cuáles son los objetivos reales de aquí a cuatro u ocho años, más allá de llegar a Cuartos de Final en un Mundial... Y sencillamente nada de eso existe.

Matías Almeyda, Miguel Herrera y rogarle una vez más a Ricardo Ferretti, son las alternativas que aparecen sobre la mesa. ¿Qué tienen en común? Nada. Pero para llegar a dirigir a la Selección Nacional no se necesita afinidad con algún sistema de juego; es más importante ser del gusto de los directivos.

Desde César Luis Menotti —que apenas duró un año en el cargo— no ha pasado otro técnico que, más allá de los resultados, haya marcado el camino para encontrar una forma y un estilo que identifiquen al Tricolor.

Alemania y España, que recientemente fracasaron en la Copa del Mundo, tienen definido un proyecto deportivo: todas sus selecciones nacionales juegan de la misma manera, apuestan por un esquema que no va en función del rival, si no del dominio del mismo, pues eso los llevó a la gloria en años recientes.

Por eso llega Luis Enrique a España, pues para nadie es un secreto que la llamada ‘Furia Roja’ adoptó el estilo del Barcelona de un juego elaborado, de posesión y que atiende a las formas, no solo al resultado.

Y por eso sigue Joachim Löw en Alemania, ya que la eliminación en la Fase de Grupos de Rusia 2018 no borra los éxitos anteriores, a los cuales se abrazan para retomar el protagonismo.

En México no hay a qué abrazarse. Se fue Osorio para beneplácito de muchas voces que exigían su salida, pero quien llegue, así sea un entrenador de primer mundo, empezará de cero.

Por ello la frase de Valdano embona tan bien en el futbol mexicano: “No sabemos lo que queremos, pero lo queremos mañana”.