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Messi y una temporada mágica que terminó con el logro más esperado

Cuando Lionel Messi, llorando, se despidió del Barcelona y pasó a PSG a mediados de 2021 para arrancar un nuevo desafío en su carrera la pregunta de muchos era: ¿será este pase una traba para su rendimiento con la Selección?

Claro, el Mundial se acercaba poco a poco y el gran objetivo con la celeste y blanca era ganarlo. El propio Messi reconocía que podía a ser su último Mundial y la adaptación a un nuevo equipo, a otro país, a un nuevo idioma y a un fútbol diferente generaban incógnitas sobre cómo sería el rendimiento de la Pulga con la Argentina y con PSG.

El tiempo pasó y hoy Messi ratificó su favoritismo y levantó otro premio The Best luego de una temporada inolvidable: superó en la votación a Kylian Mbappé y Karim Benzemá.

Lo cierto es que en Francia se vio a un Messi más pensante, menos explosivo pero más cerebral, que fue determinante en los dos títulos que obtuvo con el PSG: la Ligue 1 y la Supercopa 2021/2022. En el tintero quedó la eliminación en octavos de final ante un intratable Benzemá y un Real Madrid que iba a terminar siendo campeón.

En Francia era mirado de reojo. Buscaba ganarse un lugar en un equipo plagado de estrellas al que le faltaba funcionamiento. El PSG recibía críticas y generaba dudas.

Sin embargo, con la Selección pasaba lo contrario: se sentía más a gusto que nunca con sus compañeros y el clima era ideal para ir formando el espíritu de equipo que luego daría tantas alegrías.

La Scaloneta daba los primeros pasos luego de la conquista de la Copa América. Ese logro en el Maracaná rompió una larga sequía de éxitos y le dio a Messi su primera alegría con la Selección mayor.

Ganar la Copa América fue un alivio, una mochila que Messi se sacó de encima. El disfrute fue cada vez más grande con la Selección, hasta que para confirmar el gran presente la Selección ganó la Finalissima ante Italia.

Otro buen antecedente para llegar al Mundial de la mejor manera y con un equipo que llegaba invicto luego de 36 partidos. En Qatar se vio lo mejor de Lio. Caudillo, amo y señor del equipo, un capitán con todas las letras.

Messi redondeó una Copa del Mundo inolvidable, soñada, y fue el emblema, la bandera del equipo nacional para ganar la tan deseada Copa del Mundo.

De la mano de madurez, Messi dio su mejor versión mundialista por lejos: estuvo a un gol de Mbappé, el máximo goleador del certamen.

Quebró una racha que se le negaba: por fin pudo marcar goles a partir de los octavos de final, algo que nunca había logrado en los cuatro Mundiales anteriores. En Qatar marcó siete tantos, uno más tomando las cuatro Copas anteriores. Y convirtió dos goles en una final.

A contramano de lo que le ocurría cuando estaba en el Barcelona, es decir, jugaba muy bien en el club catalán, ganaba títulos, pero no podía refrendarlo con la celeste y blanca, esta vez se dio lo contrario. Brilló con la Selección, y fue más terrenal en el PSG, donde en la primera temporada (2021-2022) sufrió Covid y lesiones que le impidieron rendir en plenitud.

Sumando todos los partidos en el PSG, en total acumula 27 goles en 61 encuentros, con 28 asistencias. Pero lo más importante sin dudas fue su Mundial con la Selección, donde demostró porque es uno de los más grandes de la historia.