Con un suicidio ante Portugal, México parte a Brasil

FOXBORO (Rafael Ramos) -- México empaca rumbo a Brasil. El guardarropa no lleva galas. Lleva dudas, incertidumbre, exigencias y desafíos.

Derrota de 1-0 ante Portugal, herido de ausencias: Pepe, Meireles y Cristiano Ronaldo, ante 56 mil 292 aficionados.

Cierto: dominó el partido. Generó en el segundo tiempo las posibilidades de gol envidiables, perfectas, peor el remate final de Guardado, Gio, Chicharito o Herrera, terminaron en las garras del arquero Eduardo, o en el limbo del ya merito.

Cierto: hizo variantes, se adaptó a las exigencias atrincheradas de los lusitanos, pero a final de cuentas, muere de esa manera en la que sabe a suicidio: los balones aéreos, con un cabezazo en el área de Alves a servicio de Moutinho al minuto 90.

Así, con dos derrotas (Bosnia y Portugal), y una victoria (Ecuador), en la gira premundialista por EEUU, México se refugia este fin de semana en santos, Brasil, tratando de inventarse un futuro, sin reminiscencias de este pasado inmediato.

CAUTELA QUE DUERME

Era claro. Ganar se convertía en una opción, en una alternativa, en una posibilidad, pero no en una devoción. Vamos, ni siquiera en una responsabilidad asumida. Un garlito tendencioso de y para ambos: México y Portugal.

México dominaba en la posesión de pelota. Pero no había orden, ni coherencia. Layún se convertía en la mejor opción, mientras que Guardado, Gio y Herrera no lograban diálogo alguno, incluso, recargaban el trabajo defensivo en un Gallito Vázquez que se veía desubicado, por la falta de marca de sus compañeros.

Portugal enredaba bien la cancha. Un laberinto de pasadizos agostos. Esto neutralizaba a un Giovani hambriento de espacios y dejaba totalmente aislado, como rehén en interrogatorio, a Oribe Peralta.

Un centro que torció el vuelo de Miguel Layún obliga al portero Eduardo a una cabriola desesperada para abortar el ansia de gol de la pelota.

Eso y un remate lamentable de Guardado, chorreadito, cuando, tuvo tiempo, espacio y su perfil natural para sacar juventud de su pasado, fueron las

Portugal amenazó a Corona con disparos de Vierinha y Éder, pero el portero mexicano exorcizó los demonios de ambos remates, para colaborar en la sustanciosa morbidez del 0-0.

Con Paul Aguilar con amarilla, y muchas zonas grises pendientes por México, el descanso era un suculento alivio para todos.

RECAMBIO…

La segunda mitad abre con un pacto contra la pusilanimidad firmado por ambos equipos.

Mientras Memo Ochoa ataja sobre derecha un fusilamiento de Coentrao, México responde con dos fascinantes combinaciones, pero remates de Herrera, Gio y Guardado se quedan atrapados en las gargantas frustradas de la afición, como al 55 un zapatazo que se escurre apenas jadeando junto al poste izquierdo de Eduardo.

La reacción de México se explica fácil. Movilidad, relevos por los costados, jugadas de apoyo en terreno corto, permiten tomar el control a México, permiten Ha guardado empezar a colaborar genuinamente por izquierda, y Miguel Herrera pretende aprovechar las zonas libres en el área que deja Portugal, enviando a Chicharito Hernández.

Fue el mismo delantero del Manchester United el que genera al 61' la más clara de México. Por izquierda escapa, controla, confronta, protege y termina por centrar al segundo poste, al arribo franco de Héctor Herrera pero a la potencia no le agrega colocación, y Eduardo se deifica con esa atajada, y otra más al 67', al mismo Herrera.

Asumiendo el control, Portugal elige defenderse y apelar a la ruleta rusa del contragolpe, mientras que Herrera se consuma y se consume errando disparos, en condiciones propicias de definir.

Al 77', Miguel herrera empieza a mover cartas. Tal vez más ansiedad que convicción. Alan Pulido por Oribe Peralta y Marco Fabián por Andrés Guardado, pero ni esos movimientos, ni la posterior entrada de Javier Aquino por Héctor Herrera, provocan un revulsivo inmediato.

Cuando el 0-0 era un ominoso reclamo, un penoso castigo, se presenta la gran oportunidad para Chicharito Hernández, quien escapa a la defensa, enfila, con balón dócil, anhelante, peor el delantero mexicano la pierde ante la cobertura del arquero.

Pero, ya se sabe, el que perdona no es perdonado, el clemente muere de manera inclemente. Y un error de marca en el juego aéreo, permite a Alves rematar el centro de Moutinho al '90, cuyo cabezazo entra pegado al poste izquierdo de Ochoa: 1-0.

Sí, con ese guardarropa viaja el Tri rumbo a Brasil: dudas, incertidumbre, exigencias y desafíos.