Sufrido triunfo del Real Madrid

Paola Núñez | Corresponsal

MADRID -- Real Madrid sufrió para sacar una victoria de 0-2 en su visita al Rayo Vallecano con goles de Cristiano, que llega a 300 con la camiseta merengue, y James Rodríguez.

Durante 45 minutos, el Real Madrid se dedicó a aplanar el césped de Vallecas. El poderoso tridente, ese que lleva más tantos anotados que 15 equipos de la Primera División juntos y que tan solo tres días antes se había dado un atracón de ocho goles, no pudo ni rematar más de una vez. Y cuando lo hizo, el tanto resultante fue anulado por fuera de lugar. Jugaba Gareth Bale, duda hasta unas horas antes del partido por un golpe en el pie, pero era al sacrificado Isco al que necesitaban.

Carlo Ancelotti lo había visto venir. "Prefiero a los equipos que se nos encierran", dijo en la víspera, pues a sus hombres se le atragantan los equipos de corte ofensivo como el Rayo Vallecano. El campo pequeño limitaba las carreras e incomodaba a Modric y James, que en la confusión, dejaron a su equipo jugárselo sin trabajo en la media.

Y a medida que avanzaba el tiempo, el Rayo se crecía. Las tres victorias consecutivas que acumulaban los de Jémez infundaron confianza y les reforzaron el auto respeto. Fiel a su estampa de equipo que aunque modesto y con limitaciones sale a matar o morir, el Rayo se las ingenió para maniatar a la visita, primero, y con efectividad impedir que despertaran, después. Limpios hasta en los cortes, Amaya y Ze Castro jugaban con soltura y precisión en las pocas ocasiones en que fue necesaria la intervención de la defensa rayista.

En el Madrid, ocupado, lo que se dice ocupado, solo Iker Casillas, que tuvo que intervenir hasta en cuatro ocasiones para evitar que Manucho y Bueno sacaran un premio a la constancia con la que buscaron la portería. La noche se volvía más negra para el Madrid, pero el único que parecía notarlo era Toni Kroos, que desesperado, por momentos se alineaba como tercer central entre Varane y Ramos para sacar al Madrid del aprieto, o buscar una manera de salir jugando.

La primera mitad terminó con un Madrid completamente encerrado en su campo y un Rayo que había logrado mantener un 61 por ciento de la posesión. Al cuadro merengue se le escapaban dos puntos que bien podrían valerle la Liga en el conteo final y comprometía uno más. Apuraron buscando una salida del problema en que estaban metidos y pudieron recuperar un poco de terreno, aunque el rival no se mostraba mucho más permisivo que al principio.

Aún así, la desesperación no llegó a causar mella en los de Ancelotti. En el fondo sabían que al final prevalecería el orden natural de las cosas. Ese en que un chispazo de gran calidad terminaría imponiéndose al arduo trabajo de los locales. Que por algo tiene el Madrid en sus filas a ese peligro latente llamado Cristiano Ronaldo.

Pasó a los 22 minutos de la segunda mitad, una internada por banda de Dani Carvajal, que superó a Embarba en velocidad, terminó en un pase exacto a Cristiano, que con un cabezazo devolvió el aliento a los suyos. Lo festejó con furia, pues no siempre se llegan a los 300 tantos oficiales con la misma camiseta.

La suerte volvía a sonreír al Madrid y para probarlo, James, que poco después marcó el 2-0. El colombiano, que apenas había dado señales de vida, disparó de zurda con efecto desde fuera del área grande para que el balón hiciera una pequeña comba antes de colarse por el ángulo derecho de Cobeño. Para entonces Ancelotti había mandado ya al campo a Isco sacrificando a Benzema y el Madrid comenzaba a hacerse con el control. Un pesado silencio de incredulidad se apoderó de Vallecas. Otra vez, el aguerrido equipo de Jémez había plantado cara a un gigante y se quedaba con las manos vacías.