Isco tiene a España con un pie en Rusia 2018

EFE

(ESPN Digital / Paola Núñez) MADRID -- En el partido más importante que se ha disputado desde que Julen Lopetegui tomó las riendas de España, Francisco Alarcón desplegó las alas para marcar dos golazos en la primera parte para encaminar la victoria con que España ha puesto un pie en Rusia 2018, antes de que Morata saliera de la banca para cerrar la cuenta de los ibéricos.

La goleada de España por 3-0 sobre Italia en el partido disputado este sábado en Madrid deja a los ibéricos como líderes en solitario del Grupo G a tres fechas del final de la eliminatoria europea.

Como tantas otras noches, el Santiago Bernabéu, que se pintó de rojo para la ocasión, se le entregó por completo al malagueño; su nombre fue coreado de manera unánime por las más de 70,000 personas que asistieron al encuentro desde que enfiló al vestidor al medio tiempo y prácticamente cada vez que tocó el balón.

No hubo rival que pudiera frenar al '22' español. Se coló por donde quiso; a veces sigiloso e indetectable; otras, voluntarioso e incontenible, pero certero en todas. Asumió el liderazgo de un ataque diseñado a medida para romper la barrera defensiva de los italianos, que sin el lesionado Giorgio Chiellini, perdió un poco de dureza. Pero solo un poco. España necesitó tirar de toda la 'magia' de su arsenal para lograr batir a Gigi Buffon.

La España que se presentó este sábado en el Bernabéu todavía no se parece gran cosa al equipo que lo conquistó todo, pero empieza a tomar forma con su juego serio e ideas definidas.

Lopetegui se remitió a una de las fórmulas que tanto éxito dio en el pasado y prescindió de un centro delantero, sabiendo que ante Italia y con Asensio, Silva e Isco en la cancha, más que necesitarlo, le sobraba.

Isco le dio la razón. A los 13', abrió el marcador en el cobro de una falta ejecutado a la perfección, pegadito al poste izquierdo y fuera del alcance de Buffon. Al 39', se convirtió en el primer español que le repite la dosis, vistiendo la roja, al legendario arquero italiano con un zurdazo desde la media luna que se coló entre los dos centrales - esto después de acomodarse a sus anchas apenas recibió el pase de Andrés Iniesta. Un golazo.

Isco acaparó los reflectores de tal manera que la grada se olvidó de esa - absurda - maña de pitar a Gerard Piqué que se resiste a morir, aunque dicho sea de paso, la lógica comienza a imponerse entre los aficionados españoles y esta vez, al menos, hubo división de opiniones e incluso ha sido más sonoro el aplauso que el reproche.

Ya es avance.

La felicidad crecía con el paso del tiempo y se convirtió en éxtasis cuando Morata, que acababa de entrar para tomar el lugar de Iniesta, robó un balón en su propia área y se lo llevó hasta el otro extremo para batir a Buffon.

Italia desapareció en ese momento. La grada se dedicó a pedir a Villa a gritos hasta que Lopetegui cedió con dos minutos por jugarse. La victoria estaba asegurada y hasta el veterano se merecía su momento de felicidad.