Los isleños alcanzan la orilla en una noche accidentada del Espanyol

LAS PALMAS (EFE) - Las Palmas alcanzó la orilla de la permanencia con una goleada ante el Espanyol (4-0), en un partido pragmático de los isleños, que abrieron en el tiempo de prolongación de la primera parte y rubricaron en la segunda, ante un rival que vivió una noche accidentada y deberá seguir sufriendo.

El conjunto grancanario mostró un nivel de efectividad muy elevado ante un adversario que se derrumbó en el segundo periodo, después de haber estado muy cerca de marcar cuando el marcador estaba empatado, pero al que los goles le fueron pesando como piedras en su particular mochila de la intranquilidad por no haber asegurado la categoría a solo tres jornadas del final.

Las adversidades para el equipo catalán empezaron antes de que el balón comenzase a rodar. A las ya importantes bajas con las que acudía a la isla se unieron a última hora las de Rubén Duarte y Fuentes, aquejados de una gastroenteritis. Ambos abandonaron el estadio y se marcharon al hotel, según informó el club periquito.

El equipo grancanario mostró un nivel de efectividad muy elevado goleando 4-0
El equipo grancanario mostró un nivel de efectividad muy elevado goleando 4-0
EFE

De ese modo, Galca tuvo a seis jugadores en su banquillo en lugar de los siete habituales -se habían desplazado diecinueve-, pero sus problemas no acabaron ahí. Pape Diop se ganó de forma innecesaria una tempranera tarjeta amarilla, en una acción sin peligro alguno, y su compañero en el doble pivote, Abraham González, caía lesionado y tuvo que ser sustituido por Joan Jordán.

Con todos esos inconvenientes, los blanquiazules salieron vivos de la impetuosa salida de Las Palmas y una primera ocasión local con un cabezazo fuera de Bigas, a centro de Momo.

El Espanyol fue de menos a más y, apoyándose en la velocidad de Burgui, comenzó a crecer hasta el punto de disponer de muchas llegadas con peligro y claras oportunidades.

El propio Burgui protagonizó una irrupción perpendicular que interrumpió Mauricio Lemos desde el suelo cuando el delantero ya se disponía a rematar.

Los amarillos estuvieron cerca del gol con un disparo de Jonathan Viera que rechazó a córner Arla, el elegido hoy por Galca para defender el marco periquito, pero fue, en realidad, la primera vez que el portero lituano debió intervenir en un tiro exigente.

Y es que desde entonces fue el Espanyol quien más cerca estuvo de marcar, con remates de Burgui, Hernán Pérez, Joan Jordán y sobre todo uno de Marco Asensio, a portería vacía, que se marchó fuera en la mejor ocasión visitante, en el minuto 42.

El equipo catalán parecía condenado a irse al descanso sin el gol que buscaba, pero su castigo fue aún peor, porque un desajuste lo aprovechó Viera para meter un pase interior a El Zhar, quien entró en el área en solitario y batió de fuerte disparo a Arla.

Si el final del primer periodo no pudo ser más cruel para los visitantes, el comienzo del segundo terminó por apagar sus esperanzas de puntuar, a que Bigas, central con alma de delantero, inició una jugada con remate de Willian José que despejó Arla, y remachó Jonathan Viera a la red, tras dar el balón en el poste.

Sin tiempo para la reacción visitante, Bigas culminó su excelente noche al cabecear solo un centro de Viera tras una falta.

Galca agotó los cambios -Diop fue pitado al dejar el campo tras su fallido fichaje por Las Palmas-, y mandó un claro mensaje a sus jugadores, el de pensar en el siguiente partido ante el Sevilla para intentar acercarse a una permanencia que no termina de asegurar.

Mientras, la Unión Deportiva se recreó con el balón y se permitió el lujo de seguir con las pruebas, porque se lesionó el uruguayo Lemos y su sustituto no fue el central David García, en el banquillo, sino que entró al campo el exespañolista Wakaso y Hernán se colocó en el eje de la zaga.

A la fiesta amarilla se sumó Valerón en el último cuarto de hora, justo antes de que Wakaso firmara el mejor gol de la noche con una espectacular volea a la escuadra, tras un saque de esquina, ya con un rival fulminado y que deberá levantarse de una dura derrota.