Un vendaval llamado Bélgica avanza a cuartos de final

TOULOUSE, Francia (Sebastián Martínez Christensen) -- Bélgica fue un vendaval, vapuleó a Hungría 4- 0 y se clasificó a los cuartos de final donde enfrentará a Gales el viernes en Lille.

Pocas cosas se lo podrán reprochar a Bélgica por esta actuación, dado que generaron más de 25 jugadas de gol, y sólo por su carencia de efectividad en el primer tiempo, el resultado se mantuvo en suspenso hasta el complemento.

El mediocampista Eden Hazard tuvo una actuación memorable, y volvió a probar que cuando no tiene sus lagunas mentales, es un jugador desequilibrante. Kevin De Bruyne y Romelu Lukaku también jugaron un buen partido, el primero generando, y el segundo pivoteando para que pasen sus compañeros.

La defensa belga volvió a tener una actuación sólida y no pasó muchos sobresaltos.

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Toby Aldeweireld, autor del primer gol, volvió a mostrar que es una amenaza por aire en el área rival, y Jan Vertonghen se proyectó con criterio.

Precisamente esa unidad era la que presentaba más interrogantes en la previa al torneo debido a la ausencia de Vincet Kompany, pero Thomas Vermaelen lo ha reemplazado de manera fenomenal, lo cual nos lleva a probablemente la única mala noticia del día para los belgas.

Vermaelen vio hoy se segunda tarjeta amarilla, por lo cual se perdería el partido con Gales.

Hasta el a veces criticado Marc Wilmots movió bien las piezas desde el banco; Michy Batshuayi y Yannick Carrasco terminaron sentenciando el pleito tras haber ingresado.

Como de costumbre, Bélgica jugó con un 4-3-3 muy agresivo. Hungría venía proclamado que no se cerraría atrás, cumplió con su palabra, y le terminaron haciendo precio.

Porque si sales a buscar a esta Bélgica, con espacios son letales. Por esa razón también, a veces quedan expuestos sus dos principales mediocampistas de marca Radja Nainggolan y Axel Witsel.

Los dos tuvieron un muy buen partido, y de hecho también estuvieron involucrados en la creación, por lo cual Hazard no tenía que bajar tanto a buscar el balón.

Hungría tuvo un par de ocasiones, en su mayoría disparos de media distancia, pero siempre estuvo atento el arquero Thibaut Courtois, que mostró su categoría habitual a pesar de que casi es protagonista del blooper del torneo cuando se patinó y casi genera un gol en contra.

Línea por línea, Bélgica parece no tener fisuras, pero sigue teniendo la etiqueta de promesa eterna bajo sus hombros.

Esta parece ser una oportunidad inmejorable para quitarse ese peso de la espalda, considerando que están en la llave más accesible.

Todavía está por verse si podrán vencer a los equipos considerados "grandes", sobre todo después de su derrota en la fase de grupos ante Italia, pero la buena noticia para ellos es que no tendrían que enfrentar a uno hasta una eventual final.

La fanaticada belga colmó las gradas en Toulouse, donde cantaron de principio a fin, lideraron la ola y aplaudieron sin cesar la actuación de sus jugadores.

Todos sueñan con ser testigos del primer título grande de Bélgica, que si juega como lo hizo hoy tendrá grandes posibilidades.

Es una oportunidad inmejorable y las esperanzas se acrecientan minuto a minuto, pero a la vez también la presión.

Porque para esta Bélgica, parece ser ahora o nunca.