Un Barça de dos caras se impone al Leicester

BARCELONA (Jordi Blanco, ESPN Digital) -- Entre el cielo y el suelo, el Barcelona le enseñó al Leicester cuánto deberá mejorar su rendimiento para dar que hablar en Europa y, también, se demostró a sí mismo lo caro que se paga una falta de tensión en un partido cualquiera.

El equipo de Luis Enrique atropelló a los zorros de Ranieri en una primera mitad excelente, donde casi todos los jugadores rayaron a gran nivel con especial significación para Munir delante, Denis en el medio y Marlon detrás y empequeñecieron a ese campeón de la Premier que fue poco más que un juguete roto.

El atropello se acabó de sopetón en cuanto acabó el primer acto. Si Vardy pasó de puntillas por Estocolmo y a Mahrez ni se le vio, la entrada en el segundo tiempo de Okazaki y Musa, sumada a los cambios en defensa del Barça cambiaron el escenario de manera absoluta.

Habría que darle mérito al campeón de la Premier en justicia... Pero también apuntar a una pérdida de tensión azulgrana difícil de justificar. Hasta el punto cambiaron las cosas que el Leicester rozó la igualada, que quizá habría podido llegar si el árbitro hubiera apreciado el penalti de Mascherano a Musa, con 3-2 en el marcador y cuando el duelo ya había perdido por los cambios buena parte de su trascendencia. Si es que la había tenido.

Munir se destapó con dos goles en Estocolmo.
Munir se destapó con dos goles en Estocolmo.
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MUNIR

Por partes. ¿Necesita el Barcelona un recambio para la MSN? Munir, en silencio, parece decidido a discutir el empeño de Luis Enrique. Peleón y vertical, el canterano marcó dos goles en la primera mitad, asistido uno por Messi y otro por Suárez, mostrando categoría por pelear la oportunidad que muchos le niegan.

Con él de estilete y Messi, capitán, de líder, el Barça dominó como quiso a un rival que se diría extasiado por la fiesta a la que le habían invitado. Sólo los despistes de Aleix Vidal le dieron vida al equipo de Ranieri, derrumbado por su poca consistencia con tres goles y un baño de realidad.

Destacó el buen hacer de Denis Suárez, la sobriedad de Marlon (brasileño cedido para el Barça B) y el atrevimiento de Cámara en cuanto a los 'novatos' o aspirantes, junto a Munir y a la trascendencia supuesta de los Messi, Luis Suárez o Sergi Roberto en el mediocentro.

Sufrió en demasía el Leicester y pagó con crueldad esa diferencia de juego entre los dos equipos, quedando el partido sentenciado en el descanso y temiéndose en el ambiente que el animoso equipo de Ranieri pudiera sufrir un varapalo aún mayor del que le inflingió el PSG en Estados Unidos...

CAMBIO

Pero con el descanso se acabó la fiesta azulgrana y despertó el orgullo de los zorros, que en un abrir y cerrar de ojos mostraron el ojo clínico de aquel director deportivo, Steve Walsh, que dejó como último servicio antes de fichar por el Everton la incorporación de Musa.

Luis Enrique sacó del escenario a Marlon, recolocó en el lateral a Sergi Roberto y la defensa azulgrana se convirtió en un coladero. La rapidez de Musa hizo estragos y le regaló dos goles al Leicester ante el pasmo general y la incomprensión de Luis Enrique, que debió tomar buena nota del poco ímpetu de alguno de los suyos, con Mathieu en lugar tan destacado como el de Aleix Vidal en el primer tiempo.

Enfrió el ritmo el Barça cuanto pudo cuando se marchó Messi del campo pero se temió hasta la posibilidad de un empate si el derribo, evidente, de Mascherano a Musa se hubiera considerado penalti. La diferencia entre un grande y un recién llegado, muchas veces, se demuestra en acciones como esta...

No llegó a igualar el campeón de la Premier y sí hizo el 4-2 el Barça por medio del juvenil Mújica llegándose al final del partid0, para dejar las cosas, de cara a la historia, en la normalidad.

Un partido que no será recordado más que por significar el estreno del Leicester ante todo un Barcelona, pero que dejó datos para ser tenidos en cuenta. Munir por encima de todo. Y lo que debería en buena lógica estudiar Luis Enrique a la vista del desplome de algunos de sus jugadores durante varios minutos de la segunda mitad.