Atlético de Madrid es segundo en La Liga

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MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- Atlético de Madrid y Sevilla se han pasado los últimos años viéndose a los ojos. A tratarse como rivales directos por el tercer puesto; el primero de los otros 18, y que de tanto en tanto, se toman el atrevimiento de molestar a los dos de arriba.

Hoy era una de esas ocasiones en que el vencedor saldría reforzado como 'incómodo' tercero en discordia. Fue el Atlético, que con goles de Carrasco y Griezmann sacó una victoria por 2-0 con la que mantiene el invicto en la campaña y sube a la segunda posición de la tabla.

Tan iguales, con sus manías, su intensidad al choque y esa obsesión por construir desde un rígido orden atrás y racionar el potencial goleador, que el deleite no estaba en las pocas escapadas que se le permitián Antoine Griezmann, los escasos centros de Jesús Navas o los regates de Luis Muriel. Lucían los encargados de frenar las embestidas en cada bando.

Ya fuera Gabriel Mercado, que hacía un notable trabajo cortando el paso tanto al francés como a su acompañante en turno, Luciano Vietto, o Lucas Hernández, que ni bien acababa de robar un balón cuando ya se le veía galopando a toda velocidad al otro lado de la cancha... Hasta estrellarse en la defensa rival y vuelta a empezar.

Tanta seguridad daba Jan Oblak como Sergio Rico, hasta hoy, el portero menos goleado del campeonato español.

No carecía de ritmo el partido, de ida y vuelta permanentemente, por mucho que el Atlético cediera el balón durante largos periodos. Pero oportunidades, muy pocas.

Tan homogéneo todo, que el partido parecía destinado a limitarse a una anulación mutua. Hasta que, casi por inercia, Yannick Carrasco y Antoine Griezmann se acordaron que, en realidad, de medianitos tienen poco.

Apenas comenzada la segunda mitad, Yannick Carrasco inclinó la balanza a favor del Atlético con una genialidad. Tras recibir un brillante pase de Luciano Vietto, el belga se escapó de su marca para, actos seguido, regatear a tropezones a Sergio Rico y marcar a puerta vacía.

Tal era la euforia del mediocampista, que acababa de marcar su tercer tanto en la campaña, que se olvidó de las reglas y corrió hasta el fondo para celebrar con la afición. La amarilla le dio igual; ya lidiaría, después, con el jalón de orejas.

El 1-0 en contra forzó al Sevilla a buscar el empate jugando con más apertura. Y nada le sienta mejor al Atlético, que tener espacio al contragolpe. De tal manera, que a pesar del dominio andaluz, era el cuadro rojiblanco el que suponía un mayor peligro para su rival. Con poco más de 20 minutos por jugarse, Antoine Griezmann puso el 2-0 con un disparo cruzado imposible de atajar para el arquero español.

Con ese detalle se despidió el francés, que inmediatamente después dejó su lugar en la cancha para Thomas - los jugadores tenían una fiesta en la cancha, pero en el área técnica, Simeone ya estaba pensando en la administración de recursos para recibir al Chelsea el próximo miércoles.

A la afición, que se ha acomodado de maravilla en su nueva casa, no solo le salió la vena festiva, sino la socarrona y, por si arrebatarle la segunda plaza en la tabla al Sevilla sonaba a poco, se dedicó a recordarle al rival la última afrenta, la del fichaje a la mala de Vitolo, hoy en Las Palmas esperando a que concluya el castigo para los rojiblancos en enero.

Otro que también tendrá que esperar tres meses para entrar en acción, contemplaba, mientras tanto, a sus futuros compañeros desde la grada. Diego Costa, recién desembarcado desde el Chelsea vía Brasil para firmar un contrato por los próximos tres años y medio.