Bélgica se queda con el premio de consuelo

AP

(Paola Núñez) -- Bélgica cumplió. Aunque la recompensa resultara cruel, un tercer lugar en un Mundial al que habían acudido con la expectativa de llegar a lo más alto. Bélgica no quiso dejar de pelear. Se empeñó en justificar esa buena imagen que había dejado como uno de los equipos más atractivos del Mundial y lo hizo al vencer por 2-0 a Inglaterra en el partido por el tercer lugar disputado este sábado en San Petersburgo.

Tampoco quiso alargar demasiado la agonía del cuadro inglés - que, en contraste, salió a marchas forzadas - pero no pudo permitirse más allá de un par de eléctricos y letales contraataque para llevarse el premio de consolación.

En cuatro minutos dio cuenta del equipo de Gareth Southgate, que durante gran parte del partido se dedicó a deambular por la cancha, tal vez al no verle sentido, tal vez mermado por el cansancio después de dejarlo todo en los 120 minutos de partido frente a Croacia en la Semifinal.

Bélgica aprovechó que los ingleses se movían como autómatas para hacer daño a la primera. Un contraataque liderado por Lukaku y al que Thomas Meunier puso broche de oro con un disparo que dejó sembrado a Jordan Pickford.

Inglaterra no vio por dónde entró el lateral belga y tardó en buscar una reacción.

Bélgica seguía a lo suyo. Tenía el balón y el control. No se dejó cegar por la frustración de saberse el mejor ataque del Mundial (15 goles contando el de Meunier), que no sirvieron más que para el honroso tercer puesto.

Inglaterra intentó responder pero sin la menor chispa o creatividad. A Balón parado, por no variarle, con cobro de tiro libre de Kane que no causó menor alteración a Courtois. Su segunda intentona seria también corrió a cuenta del aún máximo goleador del Mundial. Pero hasta el capitán inglés había perdido la brújula y su disparo, solo y desde el corazón del área, se marchó desviado de lo mal definido. Intentaban una y otra vez, pero con cierto fatalismo.

Los hombres de Southgate, de tanto estrellarse, ya no quisieron saber más. Se replegaran y dejaron todo el trabajo a Bélgica. Que el rival controlara y trabajara como quisiera. Y pese a avanzar a trancas, y hasta de malas después de perder a Chadil por un tirón, el equipo de Roberto Martínez no dejó de buscarse el segundo que le asegurara la victoria. Ni siquiera cuando Lukaku abandonó la cancha dirigiéndose directamente al vestidor, molesto por el cambio, Bélgica se vio afectado.

Rondaba la puerta de Pickford constantemente; Eden Hazard por un lado, Mertens por el otro, o De Bruyne, multiplicado por 20 entrando desde todas direcciones.

Llegada la recta final, Inglaterra quiso sacar algo de orgullo y probar a Thibaut Cortois, pero en la única ocasión clara, en más al sorprender a la defensa rival algo desordenada que otra cosa, Toby Alderweireld salvó el día al sacar un balón desde la línea.

Ahí se acabaron las pocas ganas que le quedaban a Inglaterra. Y ya, en la tranquilidad de saberse vencedor mental, Bélgica se movió lo suficiente para que la pareja dinamita, Kevin De Bruyne y Eden Hazard, sentenciaran haciendo gala de su magia. El primero con una gran jugada y el segundo con una definición digna de un campeón.