El Barcelona evita la sorpresa ante Leganés

(Jordi Blanco | ESPN Digital) -- El Barcelona seguirá siendo líder una semana más. Y punto. Sin más que decir porque a fútbol no habría nada que hablar. El Barça remontó a balón parado, con un cabezazo de Suárez primero y un gol polémico de Arturo Vidal después, pero mostró una imagen entre mala y peor en Butarque para ganar 1-2 a un Leganés respondón y que no mereció probablemente tamaño castigo.

Horroroso de entrada y triste de salida, el Barcelona nunca supo qué hacer con el balón frente a un colista que le golpeó en su primer remate a puerta y que convirtió la recta final del partido en un drama para el equipo de Valverde, defendiendo como pudo su victoria. De cualquier manera e intentando mantener lo más lejos posible de su área el balón.

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Si el entrenador azulgrana metió mano al sistema y retocó la colocación de sus jugadores en el campo, apostando por un once muy ofensivo en el que se juntaron por primera vez cuatro delanteros, el equipo le respondió con una desastrosa presentación. Mal posicionado y peor encarado, la pretendida fluidez y rapidez de toque instaurada al colocar juntos a Busquets y De Jong desembocó en una anarquía impropia del Barça, con especial relevancia de Dembélé, que llegó a perder hata cuatro balones en un cuarto de hora, uno de ellos fatal y que no acabó de casualidad en gol.

Para entonces ya perdía el Barça, víctima de un golazo de En-Nesyri en acaso una jugada que no debería culpabilizarse a nadie sino en elogiar el buen control y mejor, excelente, disparo del delantero marroquí del Leganés, que sorprendió a todo el mundo, Ter Stegen incluido.

Ese 1-0 no despertó al Barça, al contrario, le sumió en una depresión futbolística preocupante de la que ya no despertó en toda la primera mitad. Tardó media hora en avisar con un cabezazo de Suárez que rechazó a corner Cuéllar cuando Dembélé, cambiado de lado, había empezado a mejorar sus prestaciones... Aunque sin encontrar la compañía de sus colegas.

Sin ritmo ni continuidad, el partido era ideal para el Leganes del Vasco Aguirre, ocupado en presionar la creación del Barça y buscar rápidas transiciones con las que asustar a Ter Stegen entre el desespero de un líder incapaz de hacerse dueño del juego.

Y que se marchó al descanso con una evidente preocupación y la necesaria reacción en una segunda parte que se aventuraba dramática tras lo visto en los primeros cuarenta y cinco minutos...

SIN MÁS

La fortuna, el remate y el toque de Messi resucitaron al Barça, que precisó de apenas seis minutos para empatar en dos remates, el primero de Piqué al palo y el segundo de Suárez a la red, en sendas asistencias del capitán, trascendental en la suerte definitiva de un equipo que sin mejorar sus prestaciones sí se estiró lo suficiente para convertirse en el dominador absoluto del duelo.

Metió a Rakitic y Vidal en el campo Valverde en lugar de Busquets y Griezmann, retocando otra vez el dibujo para volver al 4-3-3 y más tarde sorprendió sacando de escena a De Jong, probablemente el jugador más lógico con el balón, para colocar a Ansu Fati ante una recta final desesperada por hacer realidad la necesaria remontada.

Entre la supervivencia del Leganés y la impotencia del Barça, cuyo dominio no se traducía en remates (llegó a estar más de veinte minutos sin disparar a puerta), el partido fue convirtiéndose en una batalla entre dos equipos a los que poco parecía importar el juego y sí, solamente, el resultado.

El líder no aprovechó el impulso que supuso el gol de Suárez pero encontró la fortuna para llevarse el triunfo... En un corner lanzado por Dembélé que provocó que el balón llegase a Arturo Vidal en evidente fuera de juego, que no lo fue al llegarle desde un rival antes de su remate. Ese fue el argumento para dar validez al 1-2, muy protestado por los locales pero que acabó por provocar el triunfo del líder.

Y así, a empujones, sin fútbol, y a balón parado, otra vez, el Barcelona salvó una situación límite remontando al colista en un partido que no pasará a la historia. Si acaso será recordado por un juego alejado, muchísimo, de lo esperado.