Recital de Messi y el Barça retoma el liderato

Messi comemora após marcar para o Barcelona sobre o Valladolid
Messi comemora após marcar para o Barcelona sobre o Valladolid
EFE

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Leo Messi multiplicado. Leo Messi sobresaliente, soberbio y magnífico. El Barça recuperó el liderato de la Liga, aunque pueda ser efímero, apoyado en una exhibición de su capitán, quien apenas comenzar la noche inició la jugada del 1-0, sirvió el 2-1 a Arturo Vidal y anotó el 3-1 con un lanzamiento directo sensacional. Y después, en una segunda mitad con más aburrimiento, reapareció por duplicado en un minuto. Gol y asistencia. Y a otra cosa.

A falta de juego colectivo, más que discreto, el equipo azulgrana facturó sin más historia por 5-1 a un voluntarioso pero rendido Valladolid, que no pudo hacer mucho más. Nada ante la nueva exhibición majestuosa del '10' azulgrana que marcó dos goles, asistió otros dos y comenzó la jugada del restante. No se puede pedir más. De hecho, es imposible imaginar más.

No le costó demasiado al Barcelona hacerse con las riendas de un partido áspero que se le puso de cara sin tiempo a que el rival le tomase las medidas al campo. Igualó con una jugada extraña el equipo pucelano pero ni la invisibilidad de Suárez, las pérdidas de Ansu o la irregularidad de De Jongle aliviaron ante la solemnidad de un capitán desatado que hizo buenas las palabras de Guardiola.

"No hay otro como Leo" expresó el entrenador catalán en una amplia entrevista a Catalunya Ràdio que fue emitida antes de comenzar el partido... Y se diría que el '10' le escuchó para entender la disposición con la que se presentó en el césped, dispuesto a confirmar los elogios de su antiguo jefe.

Valverde dispuso un once con dos variables al dar entrada a Arturo Vidal en lugar de Arthur y a Ansu Fati, tras un mes ausente, en el de Griezmann, quien por segundo partido consecutivo en el Camp Nou quedó en el banquillo. La actuación del canterano quedó esta vez lejos de lo esperado, perdiendo no pocos balones, fallón en la entrega y tan voluntarioso como errático. Por su parte Arturo Vidal demostró que siendo o no indiscutible en el once sí puede serlo en los esquemas del entrenador, respondiendo de manera magnífica a la confianza que le devolvió.

El Valladolid había empatado en un lanzamiento al área que llegó de improviso hasta Ter Stegen, quien sin tiempo a reaccionar apenas pudo rechazar el balón con el cuerpo para que éste rebotase en Kiko Olivas y se colase en la red. El susto descentró algo al Barça, durante cerca de un cuarto de hora en que no encontró la fórmula de superar la tela de araña defensiva pucelana, incapaz de combinar con acierto y sin hallar a sus delanteros.

Y ahí apareció la colaboración portentosa entre Messi y Vidal, quien se marchó al área como una exhalación esperando ese pase profundo, magnífico, del capitán para rematarlo suave, en acompañamiento para sorprender a Jordi Masip y devolver la ventaja al Barça.

Sin mucho tiempo más por delante, una falta a Semedo alejada del área acabó con el balón en la red, empujado con magnificencia por Messi y superando la estirada del portero, desesperado, del Valladolid. ¿Juego? Poco. Pero Messi... Mucho. Suficiente y más para decantar la balanza en un primer tiempo en el que fue el dueño y señor del partido.

MÁS LEO

Al regreso del vestuario dio la impresión que el partido estaba finiquitado. Quería sin mucho empuje el Valladolid y guardaba fuerzas el Barça, que dio entrada, entre ovaciones, a Rakitic primero por De Jong y a Griezmann poco después en lugar del desacertado Ansu, a quien Masip le sacó un remate con los pies tras una asistencia, de Messi. Claro.

Pasó el tiempo sin mucho a destacar hasta que en el espacio, breve, de un minuto, Leo decidió reaparecer en el plano de manera espectacular. Primero remató a la red con un zambombazo cruzado el perfecto pase de Rakitic, ovacionado por la grada y cada día menos asegurado su futuro en el club. Era el 4-1 con otra vez Messi en el plano...

Y sin que el Valladolid se hiciera a la idea de ese resultado el capitán le regaló un pase en diagonal a Suárez, quien, por fin, apareció en la escena para acompañar el balón con un remate raso y cruzado para colocar el 5-1 y convertirse, por fin en solitario, en el cuarto máximo goleador (185 dianas) de la historia del club azulgrana. Pero el protagonismo de la noche estaba, hacía muchos minutos, señalado.

Messi dirigió, corrió, presionó, combinó, marcó, asistió y maravilló en una noche que fue suya de principio a fin. Se diría que pareció haber momentos en que los 21 futbolistas restantes en el terreno de juego se convirtieron en espectadores de lujo de su obra. Una obra, otra, magnífica.