Héctor Bracamonte justificó su ascenso a la titularidad con los dos goles y le abrió a su equipo, en escasos minutos (sobre el final del primer tiempo y a poco de comenzado el segundo), un partido que amenazaba complicársele más por sus propias carencias que por los méritos del rival.

Gimnasia propuso un claro esquema de espera y contraataque, con mucha gente cerca de su área, y con ese simple expediente de reducir los espacios en los últimos metros de cancha desnudó las inseguridades y la falta de ideas de Boca, que en ese pasaje del juego no encontró ni en Carlos Tévez ni en Ezequiel González ni en Marcelo Delgado al conductor que le hacía falta.

Claro que el libreto del equipo de Carlos Ramacciotti se agotaba en esa segura defensa, porque los apuros y desprolijidades de sus defensores con la pelota lo privaron casi por completo de la posibilidad de acercarse al área rival.

Boca, a falta de mejores recursos, llenó el área platense de centros para un Bracamonte obligado a pelear siempre en desventajas el juego aéreo y así fue consumiéndose el primer tiempo, que en sus primeros 40 minutos sólo presentó una jugada comprometida para el arquero Juan Carlos Olave: un sorpresivo remate desde 25 metros de Delgado que lo obligó a volar para sacar al córner (16 minutos).

En su única maniobra de ataque bien concebida en toda la etapa, el local se puso en ventaja, a los 42 minutos: Ezequiel González capitalizó un rechazo de Diego Crosa (el jugador más regular de su equipo) y colocó un gran pase hacia la derecha, con Gimnasia por primera vez mal parado; Bracamonte picó libre y definió con gran estilo, porque esperó que Olave se moviera, previendo un eventual pase a Delgado, y aprovechó el hueco para colocar la pelota junto al palo más cercano, el izquierdo.

En el segundo tiempo fue Gimnasia el que, obligado a adelantarse, dejó expuestas todas sus enormes orfandades.

Los primeros veinte minutos del período final fueron lo mejor de Boca, porque creció Ezequiel González hasta convertirse en lo más rescatable de la tarde, mejoró también Battaglia (ahora volcado hacia la derecha y más cómodo), apareció por momentos Delgado y, en fin, al equipo se le abrieron los espacios que antes no tenía.

A los 7 minutos Battaglia metió un gran cambio de frente de izquierda a derecha para Delgado y el delantero la cruzó hacia el medio del área, por donde llegaba Bracamonte, quien definió a la carrera y a la manera de los goleadores que no reparan demasiado en los medios, con un rodillazo.

El partido estaba definido, porque era evidente que Gimnasia de ningún modo iba a encontrar la fórmula para remontar dos goles, aunque debe señalarse que en los últimos veinte minutos Boca le dio demasiadas facilidades para manejar la pelota y así fue que una media vuelta de Enría y un cabezazo de Muller inquietaron a Abbondancieri.

Como contrapartida, Boca pudo haber aumentado sobre los 19 minutos, cuando el travesaño de Olave devolvió un remate de Delgado.

La racha negativa en cuanto a resultados se detuvo e Independiente está a nada más que tres puntos, por lo que Boca sigue siendo protagonista del campeonato. Ahora, con la tranquilidad que siempre da un resultado, deberá encontrar los argumentos que sostengan sus aspiraciones.

SINTESIS DEL PARTIDO
BOCA: Roberto Abbondanzieri; Hugo Ibarra, Nicolás Burdisso, Diego Crosa, Clemente Rodríguez; Raúl Cascini, Sebastián Battaglia, Ezequiel González; Carlos Tévez; Marcelo Delgado y Héctor Bracamonte. Director técnico: Oscar Tabárez.

GIMNASIA LP: Juan Carlos Olave; Germán Noce, Jorge San Esteban, Marcelo Goux; Guillermo Sanguinetti, Esteban González, Diego Scotti, Germán Castillo; Andrés Madrid; Claudio Enría y Víctor Muller. Director técnico: Carlos Ramacciotti.

ARBITRO: Gabriel Favale.

CANCHA Boca Juniors. Cambios en el segundo tiempo: 14m. Matías Arce por Madrid (GELP); 33m. Lucas Licht por Sanguinetti (GELP); 36m. Christian Giménez y Raúl Estévez por Ezequiel González y Tévez (BJ).