El Clásico de Avellaneda, correspondiente a la cuarta fecha del torneo Apertura, debía disputarse este domingo en el estadio de Racing, pero por carecer del sistema de seguridad de audio y video finalmente y tras larguísimas discusiones, muchas de tono subido, se decidió reprogramarlo para el día siguiente y en ámbito de Capital Federal.

El cambio tuvo primeramente conformidad de Racing, Independiente, River y la AFA y hacia la medianoche de la parte más importante de esta tan larga y polémica historia, la de la Policía Federal.

"O se juega el lunes a las 15.30 en River o se reprograma para más adelante, pero de ningún modo se jugará este fin de semana. Jugarlo el lunes sería bueno porque es feriado nacional y sería el único partido en cuanto a despliegue de seguridad. Pero falta la conformidad de las autoridades de la Policía Federal", había declarado pasadas las 23.00 el secretario general de la AFA, José Luis Meiszner.

FUE UNA DECISIÓN SALOMÓNICA
De este modo, se adoptó una posición intermedia entre la que pretendían en Racing, la postergación "por un mes" del Clásico de Avellaneda e Independiente, jugarlo el próximo domingo y, aunque no fue dicho expresamente, en su cancha.

La cancha de Racing fue inhabilitada hace 15 días por el Comité de Seguridad bonaerense al no estar instalado aún el sistema de audio y video para evitar hechos de violencia, tal como se exige reglamentariamente hace más de dos años y a partir de un mes atrás de forma fija, no prestada, por decreto gubernamental.

La primera propuesta presentada por la empresa Blanquiceleste SA, gerenciadora del fútbol de Racing, fue posponer la realización del encuentro hasta dentro de "un mes", cuando el estadio cuente con el sistema de seguridad adecuado.

En Independiente, esta iniciativa fue considerada "un fraude", según una declaración del secretario de la entidad, Andrés Ducatenzeiler, habida cuenta de que el equipo que dirige Américo Gallego está atravesando un excelente momento deportivo.

Jugarlo en Independiente hubiese significado vulnerar el artículo 60 de la AFA, según el cual se fija que el local puede cambiar de estadio si es por razones de fuerza mayor, pero "prescindiendo" de utilizar "la cancha del club adversario".

Tampoco prosperó otra gestión de Blanquiceleste SA (instalar cámaras móviles), desechada indefectiblemente por el ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Juan Pablo Cafiero, quien sentenció esta tarde que no había ninguna posibilidad de derogar el decreto referido.

Finalmente, la propuesta que se impuso en la reunión de Comité Ejecutivo de esta noche fue la de trasladar el clásico de Avellaneda al estadio de River Plate, pero la definición del tema quedó condicionado a la autorización de la Policía Federal.

La postura de la AFA se contrapone con las sugerencias del secretario de seguridad deportiva, Mario Gallina, quien en más de una ocasión reiteró que el clásico no podía jugarse en otro lado que la ciudad de Avellaneda.