1) No tienen mucho sentido estas eliminatorias europeas tan largas
Por más que el fútbol se haya emparejado, no lo hizo tanto para que un grupo formado por España, Grecia, Ucrania, Armenia e Irlanda del Norte tenga un mínimo de emoción. Cerca de dos años tardarán en disputarse estas eliminatorias. Cerca de dos años sin partidos atractivos para las selecciones más poderosas. Una posible solución: que haya dos categorías.

2) La diferencia de calidad fue la clave del 2 a 0
A los nueve minutos Valerón aprovechó un error en la salida griega y se la dejó servida a Raúl. Tan bien que el delantero del Real Madrid tuvo que tirar un penal desde un metro más atrás. Lo hizo con la derecha y la clavó al lado del palo.

Ese gol le bastó a España para jugar relajada el resto de la noche. Grecia, era evidente, no mostraba capacidad ni técnica para asustar. Sólo un poquito de Vasily Tsartas, ex del Sevilla. Pero sus inteligentes pases siempre fueron desaprovechados por los de arriba.

En el segundo tiempo los griegos al menos respondieron con ímpetu. Y hasta tuvieron la oportunidad del empate en un tiro de Vasinas que rebotó en el travesaño. El resto fueron centros a la olla sin mucho sentido para que los centrales españoles despejaran y despejaran.

3) España lo liquidó cuando quiso
Pese a las diferencias que se veían en el campo, el resultado seguía abierto y cualquier error o jugada aislada podía provocarle un dolor de cabeza a los de Iñaki Sáez. El técnico pegó unos gritos, algo raro en él, y el equipo se fue hacia delante para acabar la faena.

Vicente desbordó por enésima vez pero en esta ocasión su centro fue bueno. Recibió Raúl, lo taparon, y le devolvió la gentileza a Valerón. El volante del Deportivo La Coruña repitió definición y la enchufó en el rincón.

4) España juega a jugar
Cuando a los futbolistas españoles les preguntan si hay diferencia entre José Antonio Camacho e Iñaki Sáez las respuestas son unánimes: "Sí, con Sáez tenemos más libertad para todo". Es un dato. Y eso que Camacho estaba muy lejos de ser un obsesivo. Pero lo de Sáez es muy simple. Manda a los mejores jugadores al campo, los ordena mínimamente y los deja resolver sin atosigarlos con cuestiones absurdas.

5) Al técnico no le importan los nombres
Si Joaquín está en un momento increíble, juega. Aunque apenas tenga 21 años y no cuente con la chapa de sus competidores. Da igual que Gaizka Mendieta tenga más galones y juegue en el Barcelona. Tuvo que esperar su oportunidad en el banco. Los marcadores centrales son desconocidos para el gran público: Marchena (del Valencia) y García Calvo (del Atlético de Madrid). Raúl Bravo, lateral izquierdo del Real Madrid, no tiene ni diez partidos en Primera. Sáez confía en su gente y su gente le responde.

6) Raúl y Valerón juntos son demasiado
¿Qué más se puede decir? Valerón es el jugador que mejor ve el fútbol, un gran pasador y un perfecto socio para Raúl. Entre los dos armaron los dos goles. Es una sociedad que le dará muchas alegrías a España.