Los catalanes no tienen consuelo

El Barcelona no ha encontrado una escapatoria al largo peregrinaje de sinsabores deportivos que inició hace unos años bajo el mandato del ex presidente Joan Gaspart y que parece no tener fin

BARCELONA -- El Barcelona no ha encontrado una escapatoria al largo peregrinaje de sinsabores deportivos que inició hace unos años bajo el mandato del ex presidente Joan Gaspart y que parece no tener fin, después de que anoche viviese un nuevo episodio desastroso al caer en la Champions League.

Después de la eliminación en el enfrentamiento contra el Juventus, el Barca se encuentra desamparado en Europa, pues por primera vez en su historia podría quedarse un año sin jugar ninguno de sus títulos continentales, desde que estos se pusieron en marcha en los años 50.

Pero el asunto se agrava aún más en el club porque será la cuarta temporada consecutiva que cerrará el año sin ningún título, aunque este año con la excepción de que la ausencia de éxitos podría volver a provocar una hecatombe en la directiva.

Este parece, sin duda, el remedio que muchos de los actores en el club y entorno de la entidad entienden que es necesario para dar vida a un club que vive con un marcapasos desde hace tiempo y cuya delicada situación lo ha llevado a un callejón sin salida.

Dimitido Joan Gaspart y en función interina Enric Reyna, el entorno barcelonista empieza a acorralar este proyecto deportivo fallido que empezó en verano del 2000, cuando las urnas entregaron el mandato presidencial al empresario de la hostelería, quien durante veintidós años había sido el delfín de José Luis Núñez.

Reyna se sacó de la manga el pasado viernes una asamblea extraordinaria de compromisarios para el 5 de mayo, en la que pretendía dar cuenta de los grandes números del club y que fuesen los socios los que establecieran el calendario electoral. La nueva maniobra del presidente interino fue mal digerida por el entorno del club, especialmente porque en el orden del día no se incluía ninguna referencia a las futuras elecciones.

No obstante, la asamblea del día 5 de mayo podría quedar en agua de borrajas, después de la importante reunión que esta tarde mantendrá la junta del club, de cuyo encuentro podría darse por concluido el interinato de la actual directiva e iniciarse otro periodo, con una gestora en el gobierno del club, para situar al Barca en un proceso electoral (Joan Traiter sería el presidente de esta gestora, que ahora lo es de la comisión económica).

Se cree que la interminable crisis barcelonista tendrá un punto y final cuando se conozca el día de las elecciones y el Barca presente a una nueva junta, pero el problema aún va más allá, ya que la inestabilidad no sólo afecta al ámbito institucional, sino que en la parcela deportiva y económica el club tiene escaso margen de maniobra para crear expectativas la próxima temporada.

Así se encuentra el Barca, por una parte, con una grave fractura institucional, casi desde el mismo día en que Gaspart accedió a la presidencia, aunque habría que tirar años atrás en el nuñismo para encontrar la génesis de los conflictos de la entidad, y por otra, con una casi irreconducible situación deportiva, lastrada por largos contratos, por jugadores jóvenes que no han cuajado, y una situación económica que, inicialmente, impide la reforma.

El económico es, sin duda, el parámetro que crea más incertidumbre en el futuro inmediato. Todos los actores que se han pronunciado para combatir en la lucha electoral consideran innegociable que el futuro de la entidad no se entienda en clave de revolución.

De esta forma, se cree que el Barca deberá sacar dinero de debajo de las piedras para liquidar en la medida que pueda la actual plantilla y conseguir unos fichajes que rindan con el menor periodo de adaptación posible.

La deuda económica y la situación financiera del club son incógnitas que en los últimos meses han dado mucho de qué hablar, con cifras escasamente unificadas, incluso las que se han dado desde la directiva (Enric Reyna y Xavier Pérez Farguell), aunque todas tienen un punto en común: la situación económica del club es preocupante.

Es por ello que todas estas voces hayan puesto su punto de mira en parte de los terrenos donde se asienta el Miniestadi del FC Barcelona, de donde el club catalán y los gestores que lo gobiernen en un futuro inmediato podrían sacar 'petróleo' con el que enjugar la deuda y disponer de liquidez con la que afrontar fichajes y finiquitar a parte de la plantilla.

A la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos en la entidad, además de este panorama, el Barcelona debe hacer el último esfuerzo en la Liga española, donde se encuentra a cinco puntos de las posiciones de la Copa de la UEFA y a siete del descenso.

Borrado el sueño de la Liga de Campeones, ahora el objetivo es que el Barca se agarre a la Copa de la UEFA para no quedar por primera vez en su historia descolgado de Europa. En el caso de que tampoco pueda ser por esta vía, la entidad catalana ya previó hace unos meses una situación así e inscribió al club para la Intertoto, aunque para ello deberá mejorar su clasificación, que ahora se encuentra en la duodécima posición.

-EFE


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