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La gloria y caída del gran Tigre: A 20 años del Masters legendario de 1997

“Hay recuerdos que no voy a borrar…Personas que me quiero llevar. Aromas que no quiero olvidar. Silencios que prefiero callar. Mientras vos jugas…” .

Tiger Woods estaba en algún lugar del planeta a las 7:37 de la tarde el domingo 9 de abril del 2017, pero no en el lugar que él más deseaba: El decimoctavo hoyo del Masters de Augusta, bañándose de gloria y poniéndose la chaqueta verde más deseada del mundo del deporte por quinta vez en su carrera, la primera desde el 2005.

No, él estaba viendo a otros jugar por televisión y resignándose a ver como su alguna vez acérrimo rival Sergio García se coronaba por primera vez y celebraba con el éxtasis propio de un campeón. Tiger, mientras tanto, se limitaba a mandar un tuit felicitando al nuevo Master español.

García llegó a la cima a los 37 años. Héroes anónimos como Jimmy Walker se consagran a los 38 en el último major del 2016. Tiger, mientras tanto, espera. Espera por un milagro que no llega y le provoca el dolor de ya no ser a los 41 años lo que si supo ser hace exactamente 20: El nuevo prócer, prodigio y leyenda del golf, todo a la misma vez como el primer afroamericano campeón del Masters en un 13 de abril de 1997 que quedó tallado para siempre en la historia grande y eterna del golf.

EL PROCER DEL GOLF QUE REPRESENTÓ A MILLONES

El Augusta National Golf Club siempre fue el orgulloso anfitrión del Masters, el primer gran torneo del año en el calendario golfístico, desde 1934. Sin embargo, este club exclusivo que no aceptó a su primer hombre afroamericano como miembro hasta 1990 ni a una mujer como tal hasta el 2012 siempre estuvo un paso atrás del progreso social hasta que finalmente este lo forzaba a dar el brazo a torcer.

Pasaron 41 ediciones del torneo hasta que Lee Elder se convirtió en el primer golfista afroamericano que participó en este, y tuvieron que pasar otras 22 para que uno salga campeón: Eldrick Tont “Tiger” Woods. Y de qué forma lo hizo.

-18 bajo par, convirtiendo a hoyos de 500 yardas y pares 5 en meros obstáculos a superar con tres golpes o menos cuando meros mortales tenían suerte si obtenían un birdie.

- 12 golpes de ventaja como líder indiscutido, dejando a su compatriota y escolta Tom Kite como barrilete perdido en el viento.

- 21 años y 104 días de edad. El ganador más joven de la historia del Masters en su primer major tras convertirse en profesional en agosto del ‘96, un récord aún vigente. Jordan Spieth también lo ganó a sus 21 años y ocho meses. Caprichos del calendario.

Sin embargo, le puedes poner todos los números que quieras a aquella performance y no le harían justicia a ella. Lo suyo no fue estadística, sino que poesía pura, una oda a la pelota que acariciaba en vez de golpear con su palo.

HISTORIA ÚNICA

En su libro “My Story” que rememora aquella experiencia inolvidable para él, Tiger recordó que él insistía con que no se refieran a él solamente como afroamericano ya que también consideraba importante a su herencia asiática de parte de su madre Kultida.

Sus nervios eran evidentes en el principio con un bogey (un hoyo sobre el límite de tiros que constituye “par”) en el primer hoyo, otro en el cuarto, uno más en el octavo y otro en el noveno de la primera ronda.

Woods terminaría la segunda mitad de la primera ronda con tres birdies y un eagle en el decimoquinto para ubicarse en cuarto lugar a tres golpes del líder “con una mentalidad calma pero determinada a la misma vez”. Ese era el tipo de disciplina que su padre Earl había sabido instalar en él desde pequeño.

No te entregues ante la adversidad, persevera y gana.

Aquella noche sería la última que lo vería fuera de la cima. Nick Faldo, su compañero de aquella primera ronda, ni siquiera accedió al fin de semana definitivo al terminar 12 sobre par. A partir del tercer hoyo de la segunda ronda, mientras tanto, Tiger no volvería a contar con un bogey en los próximos 37 hoyos, una consistencia inusitada para hasta los más experimentados, ni hablar un joven de 21 años.

“(Tiger) puede ganar por los próximos 20 años”, había dicho Tommy Tolles, quien terminó tercero en aquel torneo cinco bajo par, a 13 golpes de distancia de Tiger. La diferencia entre Tolles y el trigesimosexto de aquel torneo era de 13, como para que comprendan la dimensión del dominio de Woods en aquel entonces.

Tolles se quedó corto. Tiger ganaría su decimocuarto y último major en el 2008. A partir de allí nada sería igual para el hombre que le llevó la pasión por el golf a la gente sin importar cuál sea su color de piel. La próxima década lo perseguiría con escándalos personales y lesiones constantes que lo alejan cada vez más de las canchas, limitándolo a decir presente en sesiones de autógrafos de su libro.

“Yo dejé de vivir basándome en mis valores. Yo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal…pero pensé que podía hacer cualquier cosa que se me plazca”, diría Tiger tras tocar fondo.

Si existe una luz de esperanza para Tiger, esta es que Nicklaus ganó el Masters a los 46 años de edad y es el más viejo en la historia que lo ha logrado. Quizás él no logre alcanzar el récord de 18 majors que le pertenece a Nicklaus, pero quizás quede un destello de aquel joven que nos supo deslumbrar.