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Tiger, la gran atracción en la antesala de la Ryder Cup

Martes por la mañana en la cancha de Le Golf National de Paris. En el tee del hoyo 1 están los jugadores del equipo de Estados Unidos, Bryson DeChambeau, Patrick Reed, Phil Mickelson y Tiger Woods. Una multitud de fanáticos los rodean para acompañarlos en su primera ronda de práctica en la cancha que será el escenario de la Copa Ryder 2018.

Unas horas más tarde Woods está en la sala de prensa. Relajado y tranquilo, es la imagen del hombre que ha cumplido una misión. “La semana pasada en Atlanta estuvo muy bien. Fue una gran semana” fueron las primeras palabras del flamante campeón del Tour Championship. “Estoy muy contento de estar acá en Paris, iba a estar de todos modos, porque el capitán Jim Furyk, me había pedido que fuera uno de sus vice-capitanes, pero haberme ganado el puesto de jugador, en este gran equipo, es un enorme honor”. Alguien le pregunta si es consciente del impacto que ha tenido en el mundo su reciente victoria. Tiger tranquilo responde: “No, la verdad es que no. Tengo que contestar todavía 150 whatsapps y no tuve tiempo de mirar nada online, ni leer ningún artículo. Todo fue demasiado rápido. Después de terminar de jugar el domingo nos reunimos con el equipo unos minutos, como siempre hacemos antes de la Ryder. Y de allí fuimos directo al avión y aquí estoy.”

Hay cientos de increíbles estadísticas y records a lo largo de la carrera de Tiger Woods. Pero sin duda una de las más llamativas es su pobre performance en la Ryder Cup. Jugó en total 33 partidos. Ganó 13, perdió 17 y empató tres. Participó como jugador en siete ediciones, pero solo en una de ellas, en 1999, el equipo de Estados Unidos resultó ganador. “Mirando para atrás, mi desempeño en la Copa Ryder, siento que no lo he hecho bien y no es fácil para mi digerir esa situación. He jugado muchos partidos y no ha sido fácil para mí”. Dijo Woods sobre esta frustración.

Una de las posibles causas del dominio europeo de los últimos años puede ser la enorme cohesión que tienen como equipo. Por alguna razón han sabido generar una hermandad muy especial, aun compitiendo entre ellos la mayor parte del tiempo.

En el equipo de Estados Unidos, esta cohesión nunca se había dado y no era natural intentar generarla de la nada para la semana de la Ryder. Es solo una cuestión de si existe en realidad o no. Pero con la llegada de los jugadores jóvenes, como Justin Thomas, Jordan Spieth y Patrick Reed, ha dado un paso muy grande para lograr ese espíritu de equipo que es tan importante a la hora de la presión en una competencia tan emocional como es la Copa Ryder.

Tiger en esta edición va a experimentar, por primera vez como jugador, ese nuevo clima de equipo que se gestó en Hazeltine en 2016 y se afianzó en la President´s Cup de 2017, donde Estados Unidos tuvo dos resonantes triunfos.

En otro momento de la conferencia de prensa del martes en Paris, Tiger Woods reconoció que una de las cosas que más quería hacer era jugar, estando en buena forma, contra todos los nuevos y talentosos jugadores que estaban entrando al Tour cuando él estaba saliendo. “Ellos siempre me decían en broma que querían jugar en mi contra. Ok, aquí me tienen, vayan viniendo” dijo Tiger con una sonrisa enorme. “Fue importante para mi haber vencido a Rory hace unos días en Atlanta. Y a Rose también. Estos dos jugadores han llegado a ser número uno del mundo, los dos han ganado Majors y han ganado torneos por el mundo, mientras que he jugado muy poco golf en los últimos años”.

Un testimonio muy importante sobre este nuevo Tiger Woods, que no deja de sorprender, es el de Pepa Campra. Un gran jugador argentino, Campra se hizo muy conocido por haber sido, hasta hace muy poco tiempo, el caddy de Emiliano Grillo. En esta última temporada, Campra fue el caddy del jugador estadounidense Scott Piercy, y tuvo la suerte de compartir con Tiger Woods la vuelta final de la tercera etapa de los Playoffs de la FedEx Cup, en el BMW Championship.

Campra hace un gran relato, en su website campragolf.com, de lo que fue esa inolvidable experiencia. Dice por ejemplo que debido a la enormidad de gente que lo sigue por todos lados, Tiger nunca hace contacto visual con los fans, y que él siempre está en su mundo. Ese día les tocó jugar en condiciones extremas, ya que el campo de Aronimink, en Filadelfia, estaba totalmente empapado por la lluvia caída. Dijo que le impresionó la manera en que Tiger ajustó completamente la manera de golpear la pelota para asegurarse de hacer un contacto limpio para que el agua no interfiriera en el impacto. Campra explica muy bien, por ser un buen jugador, como controla los efectos y la trayectoria de sus tiros para ajustarse a lo que cada hoyo requiere.

Todas estas señales muestran a un Tiger Woods en buena forma, volviendo a ocupar por mérito de su juego los espacios que había dejado durante su ausencia. Es una gran noticia para el golf este regreso glorioso y del que muchos dudaban.

En esta Copa Ryder sin duda será un factor muy importante en el equipo de Estados Unidos.