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Día de definiciones en la Copa Ryder

PARIS (enviado especial) -- Jueves a la mañana en Paris. El clima se anticipa muy bueno para los días de competencia. Pero el ambiente en la cancha empieza a transformarse en un gigantesco horno. ¿Sorpresa? Claro que no. Pero una cosa es imaginarlo y otra muy distinta es vivirlo. “Cuando pregunté cómo era pararse en el tee del hoyo 1, me dijeron: Si la última salida del domingo en un Major representa dos en una escala, el tee del 1 en la Ryder representa diez”. Estas fueron las palabras del español Jon Rahm, uno de los novatos del equipo europeo.

Es muy elocuente la explicación que sus compañeros de equipo le dieron a Rahm. A esto se agrega un detalle que no es menor. La tribuna más grande que hubo alguna vez en un hoyo 1 fue para 2500 personas. La tribuna instalada en el hoyo 1 para esta Copa Ryder tiene lugar para 6500 personas. Es por mucho, la más grande de la historia.

Se esperan unos 270 mil espectadores y, de todo ellos, solo un 7% alentará al equipo de Estados Unidos. Cómo impactará esto en el ánimo de los visitantes es una pregunta que tendrá respuesta el domingo por la tarde. Mientras tanto, este es el momento de las especulaciones, de las predicciones y sobre todo de las expectativas.

Cuando un mira los nombres que hay en cada equipo, resulta claro que en términos estrictamente golfísticos, el equipo de Estados Unidos es más fuerte. Eso parece una ventaja relevante ya que, al final del día, esto es golf y el equipo que mejor juegue será el ganador. Pero cuando se llega a un evento como este siendo el favorito, la presión es enorme. Y no es el mejor lugar para tener una presión adicional. Porque la presión juega un papel central para que un jugador juegue todo lo bien que puede hacerlo. Si uno no es un buen jugador, no jugará bien. Pero un buen jugador jugará todo lo bien que sus nervios le permitan. Esto no solo aplica para los estadounidenses, los europeos también sienten la presión de no decepcionar a sus fans.

Si tuviera que decir que es lo que se vio en estos días, diría que el humor general de los estadounidenses ha ido cambiando. Este es un evento glamoroso, no hay dudas. Y en un entorno como este debe ser intenso y también agradable ser uno de los 24 astros a los que todas las cámaras y los focos apuntan. Pero eso puede ser agradable hasta un punto. Va llegando el tiempo en que que la presión empieza decirle a los americanos, y eso se nota en sus caras, que el momento de la verdad se acerca, y que esto no necesariamente será agradable.

Diría que solo Tiger Woods, Phil Mickelson y Patrick Reed están preparados para manejar razonablemente bien la enorme presión que deberán soportar.

Probablemente Justin Thomas, Rickie Fowler y Jordan Spieth tienen naturalmente el carácter para sobrellevarlo un poco mejor. Pero cuando miro a Tony Finau, a Bryson DeChambeau, a Brooks Koepka, a Webb Simpson, y aún a Bubba Watson y a Dustin Johnson, veo en sus caras algo parecido al temor. Son todos muy buenos jugadores, claramente los mejores del mundo, pero empiezan a darse cuenta de que lo que enfrentarán en estos tres días será mucho más difícil de lo que jamás pudieron imaginarse.

Es muy difícil explicar cuál es el clima que se vive aquí en la cancha. Hoy jueves fue el último día de práctica, una especie de ensayo general, y pudo verse que el público será una fuerza absolutamente incontrolable y omnipresente. Y eso sin dudas jugará en contra del equipo de Estados Unidos.

Una buena imagen para describir lo que se vive aquí en Paris sería decir que estos jugadores se enfrentan al Everest del golf. Y para subir a la montaña más alta del mundo hay que preparase mucho, hay que estar en el mejor estado físico imaginable. También hay que dominar en detalle todas las técnicas de escalada. Pero a medida que va acercándose el momento de iniciar la subida, la imagen intimidante de la montaña empieza a ser enorme, cada vez más grande. Y empiezan también a ser importantes las implicancias que tendrá la expedición. En el caso del Everest está en juego la vida de los escaladores. Las consecuencias de esta Copa Ryder no serán tan graves pero es posible que al terminar la batalla que se avecina, varios jugadores desearán no haber venido.