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Fernández de Oliveira, la gran esperanza argentina para el LAAC

Hay al menos dos paradojas en el argentino Mateo Fernández de Oliveira. Es el mejor golfista amateur de su país. Pero se mueve, se viste y, sobre todo, habla como un verdadero profesional. Tiene 18 años -terminó la escuela secundaria hace apenas uno- pero muestra la madurez de un treintañero.

Es una tarde nublada que amenaza lluvia en su club de toda la vida, el Náutico San Isidro, y Fernández de Oliveira se presta al mano a mano con ESPN.com sin ningún tipo de divismo pese a que acaba de finalizar un año cargado de éxitos, que hicieron que la popularidad de su nombre rompiera las fronteras del ambiente golfístico.

“2018 fue el mejor año de mi vida. Venía siendo muy bueno hasta los Juegos Olímpicos de la Juventud, y lo que logramos ahí lo multiplicó por mil”, describe, sin perder nunca la compostura.

Se refiere a la medalla de bronce que obtuvo junto a su compatriota Ela Anacona en la prueba mixta. No sólo fue la presea, sino también el contexto.

“Si tuviera que elegir un éxito para repetir todos los días de mi vida sería ese. Es el que más repercusión tuvo, y el que más alegría me dio. Nunca había disputado algo tan grande en mi país, y creo que eso también tuvo que ver. Me gustó mucho jugar de local, tener la gente de tu lado, incluso muchos que jamás jugaron al golf”, recuerda.

Por miedo a la lluvia, la sesión con el fotógrafo de esta nota, Fabián Mauri, se hizo antes de la entrevista. Pero la lluvia no llegó y ahora estamos en un bar de grandes ventanales que pertenece al club. Distintos tonos de verde -el pasto, los pinos, otros árboles- dominan el paisaje que desde allí se puede disfrutar.

Irrumpe en la charla el nombre del próximo gran desafío que tiene el joven golfista, el Latin American Amateur Championship (LAAC) que se disputará a partir de este jueves y hasta el domingo en República Dominicana, y otorgará al campeón la clasificación directa al Masters de Augusta.

Con apenas cuatro años de vida (la primera edición se jugó en 2015 en Argentina), este certamen se convirtió rápidamente en el más importante de Latinoamérica en lo que a golf amateur se refiere.

“Con mi equipo realizamos una preparación especial con el foco en el LAAC. Al momento de hacer el calendario, uno ya sabe que es el torneo más importante. Creo que lo planificamos muy bien. La realidad es que si lo ganás te cambia la carrera”, describe, muy cerebral.

Por su edad, llama la atención la seriedad que le pone Mateo a su actividad. En otros casos, de diversos deportes, dejar de lado tan rápido el aspecto lúdico de la actividad terminó ‘quemando’ al protagonista. No parece ser el caso del bonaerense, que certifica que el golf es lo que lo “mantiene vivo”.

Suelta, como al pasar: “No me imagino a mí mismo sin la competencia. El golf es mi pasión”. No lo hace sobreactuado. Ni siquiera parece una frase que tuviera pensada de antemano. Pero mira directo a los ojos cuando la pronuncia. Convence.

Eso sí, en lo que a su futuro concierne, la planificación es total. Luego de un año en el que, además del bronce en Buenos Aires 2018, fue campeón sudamericano juvenil, ganó la medalla de oro en los Juegos Odesur, fue el único aficionado que superó el corte en el Abierto de la República Argentina y terminó la temporada en el primer puesto del ránking nacional de amateurs, ya sabe que su porvenir tiene un lugar en el mundo: Estados Unidos.

Allí asistirá a la Universidad Cristiana de Texas (TCU) con una beca para jugar al golf y estudiará “Business” por cuatro años.

“En la carrera del golfista el paso por EEUU es fundamental para tener un plan B para tu futuro. Vos te recibís y te hacés profesional ya teniendo algo en el bolsillo. Si por ejemplo pasás al campo rentado y ves que en los primeros cuatro años no te va bien, podés decidir tomar el golf como un hobbie, pero ya tenés una profesión de la cual vivir”, explica, casi como un padre.

Pero no, la paternidad no aparece en su horizonte próximo. Recién va a cumplir 19 años el miércoles próximo, cuando ya esté instalado en República Dominicana para disputar el LAAC.

Seguro que el triunfo en ese certamen rankea alto entre los posibles deseos a pedir cuando sople las velitas.