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Tito Santana dice la necesidad de luchar a diario fue detonante de adicciones en luchadores

Tito Santana, izquierda junto a Rick Martell, luchó en cuatro décadas diferentes profesionalmente Brian Bukantis- Cortesía Arena Publishing, Co./Wrestling Revue Archives

Al entrar en su tercer año de Universidad en West Texas State, Merced Solís sólo soñaba con ser un jugador profesional de football.

Nacido en Mission, Texas de descendencia mexicana, era el recibidor preferido de Tully Blanchard, quien era el quarterback de los Buffalos. En aquel momento, la lucha libre profesional no aparecía remotamente en el horizonte de Solís, quien es mejor conocido como Tito Santana, hoy un luchador profesional semi retirado.

Blanchard, hijo del promotor del territorio de San Antonio Joe Blanchard, le mencionó a Solís de probar suerte en el deporte-espectáculo y era natural. West Texas State, hoy conocida como West Texas A&M, fue cuna de muchos luchadores reconocidos como Ted DiBiase, Dusty Rhodes, Terry Funk, Bruiser Brody y Stan Hansen, por mencionar algunos.

"En ese tiempo no era fanático de la lucha, no me interesaba. Lo que me interesaba era el football, estaba recibiendo cartas de diferentes equipos de la NFL y yo estaba interesado en jugar football y dije que no tenía interés", recordó Santana.

Solís logró su sueño y firmó con los Kansas City Chiefs, quienes lo dejaron en libertad antes del inicio de la temporada luego de una lesión en el tobillo. Posteriormente, emigró a la Canadian Football League, donde jugó por año y medio con los BC Lions.

"Jugué el primer año con los Kansas City Chiefs. Estuve 12 semanas y me dejaron ir. Después fui a Canadá y estuve un año y medio", añadió Santana. "Después del primer año, hablé con Tully y le dije, quiero jugar un año más en Canadá y después quiero empezar en la lucha. Nunca había luchado, ni la miraba".

Tras la graduación de Blanchard, ambos se mudaron a Tampa, Florida, en donde Tully comenzó a luchar de inmediato (ya había practicado la disciplina bajo la tutela de José Lothario). Santana se vio obligado a aprender todo lo básico.

"Estuvo difícil, porque no sabía nada. Tuve que aprender todo. No sabía ni como entrar al ring, ni como correr las cuerdas, ni como recibir los bumps que se reciben en el ring", explicó Santana. "El entrenamiento que pasé fue difícil, fue mucho más difícil que para jugar football.

Aunque es recordado por sus corridas en la WWF, primero en 1979-80 y luego de 1982 hasta mediados de la década del 90, Santana tuvo que luchar en promociones menos reconocidas, en donde había que luchar hasta 350 días del año y en ocasiones dos veces al día.

Fue en esa época en donde vivió los problemas de muchos luchadores con las pastillas para el dolor y las drogas, que es el eje central del documental "350 días", dirigida por Fulvio Cecere y prodicida por Darren Antola. El filme hace un recuento a través de varios luchadores de esa época, incluyendo a Santana, Bret Hart, Abdullah The Butcher y Superstar Billly Graham, entre otros.

Santana asegura que los problemas que desarrollaron muchos luchadores de la época se derivaban de una situación muy sencilla. Si no luchaban, no ganaban dinero.

"Lo que era difícil era que luchábamos 350 días por año. En esa época, si no luchábamos, no nos pagaban, no había contratos como los que hay ahora", explicó Santana. "Cada noche que luchábamos siempre había doctores allí, para los luchadores era fácil conseguir pastillas para el dolor, pastillas para dormir, pastillas para levantarse. Las utilizaban bastante los luchadores".

Esa necesidad de practicar el oficio llevó a la muerte de muchos atletas de esa época, de una manera u otra bien sea por suicidio o causas naturales prematuras. Aunque Santana vivió la época, agradece que nunca necesitó de pastillas, no le atraían los esteroides y no interesaba entrar en el mundo de las drogas.

La vertiente en la gran mayoría de los casos era que luchaban lesionados y se automedicaban para continuar en la carretera haciendo dinero.

"Muchos luchadores han muerto jóvenes. Se metieron a las drogas, se metieron con esteroides y yo no necesité nada de eso para salir arriba en la lucha", dijo Santana. "El problema que están teniendo con las drogas que utilizaron muchos atletas les afecto y se hicieron adictos. El problema es que los luchadores siempre andábamos con heridas, siempre andábamos golpeados y nos daban las pastillas para los dolores y las diferentes heridas sufridas en la lucha.

"Ese era el problema. El trabajo creó el problema de las pastillas de dolor para los luchadores y de una droga seguía a otra droga y seguía a la otra droga" Tito Santana, ex luchador

"A mí, Gracias a Dios que nunca me interesé en esas pastillas y odio las drogas".

Las lesiones eran variadas, pero mayormente el efecto era en las rodillas y las caderas, que es en donde la mayoría de las caídas se apoyan. En muchos casos, los rivales no cooperaban y eran descuidados en el cuadrilátero. Santana admite que tuvo suerte en la gran mayoría de sus oponentes.

"Entrábamos al ring con diferentes problemas en el cuerpo, las rodillas, los hombros y Gracias a Dios que los luchadores con los que luchaba nos protegíamos, nos cuidábamos, porque sabíamos que, si no luchábamos, no nos pagaban, así que como quiera terminábamos una lucha como fuera" apuntó Santana.

En muchas ocasiones, los luchadores quedaban adictos a las pastillas y progresaban a otras drogas, incluyendo las llamadas sociales, que destruían sus carreras y sus vidas.

"Ese era el problema. El trabajo creó el problema de las pastillas de dolor para los luchadores y de una droga seguía a otra droga y seguía a la otra droga", añadió Santana. "No era solamente una droga, eran varias drogas y los problemas siguieron creciendo".

A diferencia de la época presente, en las décadas de los 70 y 80 no existían los contratos con las promociones, específicamente la hoy WWE, que les garantiza una cantidad base de dinero, les apoya en el costo de cirugía y rehabilitación de lesiones y les asegura un puesto cuando estén totalmente listos para luchar nuevamente.

"Salí sano comparado a otros luchadores que salieron con problemas de rodillas, caderas. Siempre caímos en las caderas, Gracias a Dios que salí medio sano", apunto Santana. "Es muy diferente, ahora tienen contratos y si acaso se lesionan, tienen ayuda".

Luego de una carrera bastante activa, que se extendió por poco más de tres décadas, Santana decidió que era hora de bajar su itinerario, pero aún restaba la situación de ganarse la vida, aunque su esposa Leah tiene un negocio propio en Nueva Jersey, en donde reside.

"Después que me retiré de la lucha libre, mi esposa me dijo: ¿Tienes un grado universitario, por qué no te vas a enseñar?" recordó Santana. "Yo vine de familia pobre, mi familia fue migrante al Norte para trabajar las fincas. Mi maestro de educación física Luis Sánchez fue quien me motivó al deporte y el deporte me alejó de los problemas y tentaciones. Al ser maestro, puedo darle de vuelta a los jóvenes, que eviten los problemas. Muchos de mis estudiantes han regresado y me han dicho que gracias a mí, pudieron llegar lejos".

Desde su posición como maestro de español, Santana entiende que ha ayudado a muchos de sus estudiantes, quien en su mayoría conocen de su larga carrera en la lucha libre. Sin embargo, las experiencias vividas durante esos años hacen que no motive a ninguno de sus alumnos a seguir sus pasos por los peligros que existen, no tanto en el pancracio, sino afuera del ring.

"Tuve una carrera tremenda en la lucha libre, nunca me olvidé de dónde vine. Quería ser un modelo para todos los hispanos, especialmente para mis hijos, tengo tres hombres", añadió. "Nunca les dije que siguieran en el mundo de la lucha libre, ni a mis estudiantes ni a mis hijos. Es un mundo difícil y ahora hay drogas como cocaína y marihuana y no quiero que estén expuestos a esa tentación".

Santana, sin embargo, admite que tomaría nuevamente la decisión que tomó en 1976, que lo llevó a donde se encuentra en esta etapa de su vida a los 66 años.

"Lo volvería a hacer. Mis tres hijos varones son profesionales, todos se graduaron de universidad. Eso se lo debo al dinero que gané en la lucha libre. Claro que lo haría nuevamente", concluyó Santana.