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Horacio Cifuentes, después de ganar su sexto Campeonato Argentino: "Fue un torneo muy emotivo"

El 2 de febrero, el meteorólogo Phil Connors se levantó en Punxsutawney, Pensilvania para cubrir el Día de la Marmota por cuarta vez en su carrera.

Al día siguiente, cuando despertó en la misma hostería, el personaje interpretado por Bill Murray notó que algo raro sucedía. Todo en su mundo se repetía.

Al sexto día, Phil se había realizado estudios médicos, había acudido a un psiquiatra, había repetido secuencias conocidas, había manejado un auto por las vías del tren, había robado una bolsa de dinero y hasta había empezado a perfeccionar técnicas para conocer gente mediante diálogos que recordaba.


El escenario cambia, pero la secuencia es siempre la misma. Un bucle temporal, el eterno retorno de Nietzsche, Bill Murray en El día de la marmota con la habilidad tenismesística de Tom Hanks en Forrest Gump.


Horacio Cifuentes se consagró campeón nacional de tenis de mesa por sexta vez en su carrera. En esta ocasión, el imponente Aconcagua Arena de Mendoza fue la sede de su hazaña. Con un portentoso curriculum vitae -que no se corresponde con su corta edad, 24 años-, el berissense charló con ESPN.com sobre su quinto Campeonato Argentino ganado al hilo: "Fue un torneo muy emotivo para mí, porque me sentí un poco observado por mucha gente, como le pasaba a Pablo Tabachnik (NdR: el mejor tenismesista argentino de la historia), a quien yo miraba como un ídolo”.

Horacio, nacido el 16 de marzo de 1998 en Villa Argüello, un barrio de Berisso, ciudad muy cercana a La Plata, piensa. Reflexiona bajo el invernal pero cálido sol del Centro Nacional de Alto Rendimiento (CeNARD), su casa porteña, donde se aloja cuando no está compitiendo en Europa o descansando en sus pagos. Después del éxito a nivel nacional y continental del mencionado Tabachnik, el carismático Liu Song y el vigente Gastón Alto, Cifuentes emergió como la máxima promesa y realidad del tenis de mesa argentino.

Y añade: “Sentí que los nenes me seguían mucho, también a Santi (Lorenzo, medallista de oro en los Juegos Panamericanos de la Juventud de Cali-Valle 2021). Quizás nos ven como ejemplos de jugadores que se están yendo afuera y piensan que ellos también quieren aspirar a vivir del deporte que les gusta. La verdad me sentí muy querido por la gente y eso es lo principal, el título es lo de menos. Obviamente fue la frutillita del postre y por suerte se me dio en la mínima diferencia”.

En la mínima diferencia puede sonar a eufemismo para definir a una de las mejores finales de la historia del certamen más importante del país. El domingo 17 de julio, después de eliminar en sets corridos a Leandro Fuentes y a Matías Guadalupe, Cifuentes se plantó en la final contra Santiago Lorenzo, joven de 20 años de ascenso meteórico en la escena nacional que había bajado al histórico Alto en la semifinal. Tras una batalla emotiva y un séptimo y último set no apto para cardíacos, el trofeo del 67° Campeonato Argentino quedó en las vitrinas del 80° del ranking mundial (para poner en contexto, hasta su irrupción ningún nacido en el país se había colado entre los 100 mejores del escalafón global).

Córdoba 2015. Salta 2017. Buenos Aires 2018. Santiago del Estero 2019. Buenos Aires 2021. Mendoza 2022.

Durante los últimos años, Cifuentes se acostumbró a consagrarse como el mejor jugador de Argentina. Falló en 2016 en Bahía Blanca, donde se coronó por segunda temporada consecutiva como el rey de sub-18, pero no volvió a titubear, dejando al margen un 2020 vacío de competencias por la pandemia de coronavirus, que no frenó su vertiginoso crecimiento deportivo.

Cada vez juega menos en el país: compromisos de ligas europeas, eventos con la Selección Argentina, torneos del circuito WTT (World Table Tennis, una organización creada por la ITTF, el ente rector del tenis de mesa a nivel mundial, para estructurar y promocionar las competencias de élite) y entrenamiento en el Viejo Continente durante gran parte de la temporada atentan contra la posibilidad de tener a los mejores compitiendo en territorio nacional. No obstante, el Campeonato Argentino es anualmente la excepción a la regla.

Y el surgido de Gimnasty, tradicional club platense de tenis de mesa que cuenta con el maestro formador Daniel Chu, lo explica en primera persona: “A todos nos gusta tener el título de campeón argentino. Además, es el único torneo en el año en el que podemos estar con los otros chicos, que nos miren, aprendan y nos tomen de ejemplo para su crecimiento, porque si no jugamos ningún torneo en Argentina estamos muy alejados de la gente, lo que no está bueno. Es un deporte chico que necesita este tipo de torneos para generar motivación en los nenes”.

El olímpico en Tokio 2020 (2021) vuelve siempre a lo mismo. No olvida que hace menos de una década observaba fascinado a Pablo Tabachnik, conocido como el Doctor por ser también abogado, con quien compartió plantel, por ejemplo, en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde Argentina cosechó un par de medallas plateadas en esta disciplina.

El palmarés del recientemente retirado Tabachnik está constituido, entre otros vastos logros, por 14 títulos de Campeonato Argentino (el primero en 1994, el último en 2013), máximo histórico. En la lista de ganadores lo sigue Alfredo Meyer, con 10 (entre 1958 y 1980). Y el tercer escalón lo ocupa Cifuentes, con 6 éxitos y una carrera por delante. Aunque indica que solo piensa en el presente y en consolidarse en distintas competencias, el berissense reconoce que sería un lindo objetivo desplazar en ese ranking a su excompañero y que le gustaría “quedar en la historia de este deporte y ser el número uno en Torneos Nacionales”.

A pesar de su gran presente, no será una tarea fácil, ya que jugadores como Gastón Alto, Santiago Lorenzo y Francisco Sanchi atraviesan también un buen momento individual. En los últimos Campeonatos Argentinos, los tres supieron plantarle cara a Cifuentes, pero siempre fue este el que se quedó con la victoria. El hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata celebra la competencia interna para que todos progresen y le adjudica ese plus en los momentos clave al haber jugado en las últimas dos temporadas ligas más exigentes que sus colegas, lo que lo hizo crecer a nivel mental.

En un deporte de prueba y error, según lo define, es necesario equivocarse y resolver mal para aprender y no volver a cometer errores del pasado. Mantenerse positivo en los momentos adversos o de presión constituye otra de sus recetas para alcanzar una mentalidad ganadora. Horacio no se define como un ejemplo de la materia, pero trabaja al respecto y observa mucho a Rafael Nadal y a Hugo Calderano. Cuando leyó Mi Historia, la biografía del tenista español, quedó interesado en el término “batalla mental”, que lo extrapola a un deporte de mucha precisión, efectos y decisiones en fracciones de segundo. Al brasileño Calderano, uno de los mejores tenismesistas del mundo, lo mira y estudia por cómo decide en instancias clave y por cómo afronta los partidos, tanto contra los top del mundo como ante los, en los papeles, inferiores a él, es decir, casi todos los jugadores del planeta.

La contrapartida de esos enfrentamientos duros que pudo sobrellevar son otros cotejos en los que se siente un poco superior al rival y nota que le tienen cierto respeto. En algunas ocasiones los pasó sin problemas, como en el Nacional de Mendoza, pero otras veces esa presión de ‘tener que ganar’ le cuesta una eliminación, como en el reciente Campeonato Sudamericano de Pereira, donde perdió 4-0 en octavos de final contra el peruano Rodrigo Hidalgo. Aunque indica que nunca se pudo adaptar a las condiciones del torneo disputado en Colombia (casi 1500 metros de altura, clima tropical, mucha humedad y las pelotitas), admite que es un tema a trabajar en psicología, porque no solo le pasa de jugar menos suelto en Argentina, sino que le está empezando a suceder a nivel continental.

Un aspecto un tanto curioso del evento realizado en el Aconcagua Arena fue la parcialidad del público por Lorenzo, hijo pródigo de Mendoza (NdR: es oriundo de San Rafael), provincia con muchísima tradición tenismesística. Cifuentes, un tanto risueño, confirma que sintió el aliento a favor de su compañero y amigo, a la sazón vestido de oponente. Aunque no lo esperaba, lo entiende porque estaban en su provincia, con su familia y muchos locales. Un histórico pequeño roce entre porteños y el interior puede ser otra causa, cree. "Con Santi somos muy amigos y estamos acostumbrados a jugar ligas con todo el público en contra. No me sirve de motivación ni me enoja, pero trato de estar enfocado en lo mío y pensar siempre en el punto siguiente", agrega.

En julio del año que viene, Zárate será la sede del 68° Campeonato Argentino, por lo que le tocará defender los colores de la Federación de Tenis de Mesa de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano (FeTeMBA) en condición de local, específicamente en el moderno Polideportivo Diego Armando Maradona. Horacio espera no tener que volver a levantar la voz para que se garanticen condiciones mínimamente similares a las que está acostumbrado en su entrenamiento cotidiano, como piso de goma, buen espacio y pelotitas de calidad, algo que en cierta medida tuvo que enfrentar antes de viajar a Mendoza: "Me encantaría jugar y no tener problema ni quejarme, pero estamos muy acostumbrados a entrenar y competir en buenas condiciones y me parece muy importante que no haya un retroceso. Por suerte llevaron el piso y se hizo un buen torneo".


A lo largo de los últimos años, Cifuentes disputó las ligas de España, Portugal, Bélgica y Francia. En cierto punto, después de competir en simultáneo en distintos países, decidió hacer un balance más favorable entre entrenamiento y competencia y se quedó con la ProB francesa, la segunda división de una liga muy fuerte a nivel europeo. En su primer año en el Amiens, ganó la mitad de sus partidos, pero en el último curso subió su winrate casi hasta el 75% de los cotejos. Esa performance le permitió fichar recientemente por el Chartres, de la ProA, la máxima categoría del tenis de mesa galo.

“Es un salto importante para mí. Creo que Liu Song fue el único argentino que jugó la ProA, y ser el segundo en una de las ligas más top de Europa va a ser un lindo desafío, porque ya me voy a rozar con los mejores europeos y algunos asiáticos. Va a ser un lindo objetivo hacer una gran liga y ver si me puedo consolidar”, expresa a tres semanas de dejar Argentina, donde entrena y recarga pilas, por unos meses. Cifuentes considera que jugar un par de años la ProB para seguir creciendo, afrontar escenarios de presión y consolidarse en el tenis de mesa europeo fue una sabia decisión. Dar pasos seguros y precisos y no apresurarse ni ‘mandarse’ a un lugar en el que pueda perder la motivación por sucesivas derrotas son otras de las claves para el martillero público, que se dio cuenta de que quería dedicarle su vida al tenis de mesa recién entre 2019 y 2020, a partir de sus resultados positivos in crescendo.

Hace varios años, en paralelo a sus compromisos en Europa y a torneos de la WTT, Cifuentes desarrolla una gran carrera con la Selección Argentina, a la que le encanta representar por su “orgullo de ser argentino”. Un par de títulos a nivel panamericano, dos platas en Lima 2019 y disputar los Juegos Olímpicos de Tokio son algunos de sus pergaminos vistiendo la celeste y blanca. Sobre la cita olímpica en tierras niponas, puntualizó: “Vivir la experiencia con Gastón (Alto) y Gustavo (Levisman, su entrenador desde chico) fue lo máximo. Fue una lástima vivirla en pandemia, porque estábamos todo el tiempo con barbijo, no podíamos ir a ver otros deportes ni salir a la ciudad y todo era en burbujas, pero por lo menos se hicieron”.

El calendario de la Selección Nacional está armado en base al ciclo olímpico, que incluye los Juegos ODESUR (Asunción 2022), los Juegos Panamericanos (Santiago 2023) y los Juegos Olímpicos (París 2024), clímax para cualquier deportista, a pesar de reconocer que los objetivos realistas están en los Panamericanos, por la chance concreta de ganar medallas, arista importante para becas y presupuestos que acompañan las carreras del alto rendimiento.

Asimismo, quien ve como un último paso a nivel profesional jugar en un equipo top de la Bundesliga, la mejor liga europea, sueña con seguir consiguiendo títulos en dobles masculino con Alto, a quien compara con Benjamin Button por su vigencia. Actualmente, ocupan la octava posición del ranking mundial (llegaron a ser la tercera mejor pareja del planeta) y se ilusionan con mantener ese nivel y continuar codeándose con sus referentes, que por sus resultados empiezan a conocerlos y respetarlos. Entrenar un mes ejercicios de dobles antes de Lima 2019, lograr grandes resultados para ganar confianza y crecer ambos individualmente conformaron un cóctel fundamental para su gran presente, que los tiene como protagonistas en torneos importantes en los distintos continentes.


Después de probar con fútbol (de chico fue compañero de Juan Foyth, defensor de la Selección Argentina y Villarreal, quien lo ‘acusa’ de haberlo dejado sin nadie que 'le devolviera las paredes'), natación y pádel, Horacio se quedó con el tenis de mesa, deporte en el que rápidamente destacó y por el que fue llamado para el CeNARD, donde se reúnen para entrenar los mejores jóvenes de Buenos Aires y, en determinados momentos de la temporada, del país. Luego llegaron los diversos Seleccionados Juveniles, la competencia en Europa y, sin darse cuenta, cada vez el tenis de mesa lo fue metiendo más y más hasta que se dio cuenta de que existía la chance de vivir de lo que le gustaba.

Irse a Europa es, en la mayoría de los casos, excluyente para dar el salto de nivel. Hoy no ve tantos chicos, las condiciones en el país no son las mejores y la pandemia de coronavirus y la crisis económica llegaron para complicar más todavía las posibilidades de los jóvenes, entre los que Cifuentes destaca al también platense Nicolás Callaba, de 16 años cumplidos en el reciente Panamericano Sub-19 de Rosario, como un proyecto a seguir por su talento y cabeza.

No obstante, a veces no alcanza solo con irse a Europa, ya que eso tiene que estar acompañado por muchos aspectos clave para el crecimiento deportivo: "Es un deporte muy mental, no solo es aprender a pegarle a la pelotita. Es entender el deporte, ser inteligente, competir y entrenar bien, jugar con gente superior a uno y vivir experiencias y momentos de presión. Todo eso tiene que ir de la mano para crecer".


El 3 de febrero, después de desarrollar y perfeccionar distintas habilidades para, de una vez por todas, vivir el presente, Phil Connors, protagonizado por Bill Murray, rompió el bucle temporal en el que se encontraba.

Hasta dónde pueda llegar el loop encarnado por Horacio Cifuentes lo dirá, paradójicamente, el tiempo. Hoy, con 24 años, lleva seis Campeonatos Argentinos ganados, cinco al hilo, aunque para él sea solo “la frutillita del postre”.