PARÍS -- Feliz, con una sonrisa de oreja a oreja. Stan Wawrinka se mostró así luego de su victoria en cuatro sets sobre el local Jo-Wilfried Tsonga, que lo depositió en su segunda final de Grand Slam y la primera en Roland Garros. Por eso la alegría del campeón del Abierto de Australia 2014.
Con 30 años, tuvo un gran desquite, ya que el año pasado cayó en París en primera ronda. Soportó la presión de una temperatura superior a los 30 grados y a un público ávido de tener un finalista local en singles por primera vez desde 1988. No pudo ser porque Wawrinka frenó al galo.
"Ha sido una gran batalla, muy difícil físicamente, podía haber caído de los dos lados, con mucha intensidad. Es un día de mucho calor, diferente del resto del torneo y estoy contento de haber podido llegar a la final", dijo el helvético.
"Ha tenido muchas ocasiones de romperme el servicio, sobre todo en el tercer set. Contra Jo siempre son partidos difíciles, ha hecho un gran torneo", dijo el suizo, campeón junior de Roland Garros en 2003.
Así, ratificó su poderío en arcilla, tras un año irregular, muy cambiante. "Son emociones fabulosas para mí. Jugar la final de este torneo que aprecio, donde gané en juveniles, donde siempre hay un gran ambiente es algo excepcional", comentó.
"Estoy muy orgulloso de haber mantenido esta solidez mental. Cuando juego a mi mejor nivel, puedo ganarle a cualquier jugador. Desde que comenzó el torneo he jugado muy bien y muy concentrado en mi tenis y en la forma de soportar la presión", dijo.
Y reconoció: "Tras haber ganado un Grand Slam en Australia hace un año, el hecho de jugar ahora otra final es algo fabuloso. Voy a intentar de disfrutar al máximo". Será una gran prueba y dijo estar bien preparado.