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Como en los tiempos viejos

Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, como en los viejos tiempos Getty Images

PHOENIX -- Se llegó al final de la 58 edición del Juego de Estrellas con el triunfo claro del equipo de la Conferencia Oeste por 146-119 ante el del Este y un espectáculo deportivo que hasta las figuras de la NBA se aburrieron de lo que hicieron en el campo.

Pero si el juego que se vio en el US Airways Center, de Phoenix, careció del más mínimo interés deportivo, el montaje de compartir el premio de Jugador Más Valioso (MVP) entre el escolta Kobe Bryant, de Los Ángeles Lakers, y el pívot Shaquille O'Neal, de los Phoenix Suns, fue el "salto mortal" de la función circense.

Una vez más también el comisionado de la NBA, David Stern, que tiene un salario de 10 millones de dólares anuales, fue el encargado de presentar el trofeo a los dos jugadores, que durante todo el fin de semana habían sido la atracción con un "reencuentro" entre ambos jugadores.

El propio O'Neal, antes que fuese seleccionado para estar en su decimoquinto Juego de Estrellas, ya había dicho que los enfrentamientos personales con Bryant y el entrenador Phil Jackson, en su etapa de Los Ángeles Lakers, habían sido un "montaje" para vender más entradas y el producto de la NBA.

"Quiero muchísimo a Kobe, me comunicó siempre con él y nos pasamos mensajes de texto", reiteró O'Neal durante todo el Fin de Semana de las Estrellas. "Los dos somos la pareja más grande de todos los tiempos en la NBA".

Sin embargo, en el campo ya no pudieron demostrar esa aseveración del que fuese el pívot más dominante al comienzo del Siglo XXI, y el premio de MVP que compartió con Bryant, que si se lo mereció por la aportación que hizo al equipo de la Conferencia Oeste, fue un "regalo" de Stern a O'Neal por el trabajo de anfitrión y promotor.

El partido no tuvo ningún tipo de interés y el triunfo de la Conferencia Oeste, el sexto en los últimos 10 años, no fue producto de la aportación de Bryant y O'Neal que lograron 27 y 17 puntos, respectivamente, sino del trabajo que hicieron otros jugadores.

Entre ellos el base Chris Paul, de los Nueva Orleáns Hornets, que logró un doble-doble; el alero de los Suns, Amare Stoudemire, que fue el segundo máximo encestador con 19 puntos y seis rebotes, mejor producción que O'Neal y el ala-pívot español Pau Gasol, que demostró su madurez con relación al 2006, cuando hizo su debut.

Pero había que vender el reencuentro de Bryan y O'Neal a como diese lugar y para verlos llegaron los aficionados al campo, entre los que se encontraba el ex candidato presidencial republicano, el senador por Arizona, John McCain, y un sin fin de caras famosas del mundo de la música y el cine lo consiguieron.

También estuvo presente la leyenda del boxeo Muhammad Ali, y el presidente Barack Obama, el primer mandatario negro en la historia de Estados Unidos, que envió un mensaje grabado mucho más serio que todo lo que se había vivido durante el Fin de Semana de las Estrellas millonarias de la NBA.

"El país necesita ahora más que nunca de la ayuda de todos para superar los graves momentos de crisis económica por lo que atraviesa el país", destacó el presidente Obama en su mensaje, que para nada encajó en todo lo que se había vivido durante el fin de semana en Phoenix.

Mientras que O'Neal, que el lunes puede tener la sorpresa de quedarse sin el actual entrenador de los Suns, Terry Porter, porque puede ser despedido por la mala marcha del equipo, o inclusive el mismo ser traspasado junto a Stoudemire, siguió insistiendo en lo recuerdos de los viejos tiempos con Bryant.

"He sentido como que había vuelto a vivir momentos de la época de 1999 al 2002", declaró O'Neal, cuando ganó tres títulos de liga junto con Bryant y los Lakers.

Mientras que Bryant volvió a mostrar su cara de no sentirse "cómodo" con el montaje del Fin de Semana de las Estrellas, que de nuevo le hizo aparentar algo que no siente porque el no pidió la salida de O'Neal, de los Lakers, pero ayudó para que el dueño del equipo, Jerry Buss, se tuviese que decantar por uno de los dos.

Bryant, nunca compagino con O'Neal, lo dijo este mismo fin de semana cuando al final admitió que no quería recordar tiempos pasados, en los que no se divirtió ni lo paso bien.

El reencuentro que ambos han tenido en el US Airways de Phoenix para la escenificación del comisionado Stern todo está zanjado entre ambos jugadores, pero los que conocen a Bryant saben que al final, de nuevo, no quiso decir la "verdad" y tampoco mostraron ningún tipo de coordinación en los minutos que estuvieron juntos.

Pero al margen de la "fachada" montada con O'Neal, Bryant estuvo a lo suyo, ser el mejor en el campo, apoyado por el entrenador Phil Jackson, y su actual compañero de equipo, Gasol.

Bryant quería conseguir ser el mejor en el campo y ganarle el duelo individual al alero LeBron James, la estrella de los Cleveland Cavaliers, con él que ahora lucha por la supremacía de número uno dentro de la liga, y eso fue lo que logró.

Gasol, Tony Parker, Brandon Roy y Paul aportaron 14 puntos cada uno, para apoyar al ataque del equipo de la Conferencia Oeste, donde pasaron inadvertidos, el alero Tim Duncan, de los San Antonio Spurs, y el pívot chino Yao Ming, de los Houston Rockets.

Ming, que jugó su sexto Juego de Estrellas, fue el reflejó más claro de que ha perdido protagonismo de imagen dentro de la NBA, después que en China también ha comenzado a desaparecer la fiebre por el mejor baloncesto del mundo.

El año pasado, el Este con Allen Iverson y James de figuras, lograron la victoria por 134-128 ante el equipo del Oeste cuando Bryant sólo pudo jugar tres minutos al estar lesionado en el dedo meñique de la mano derecha.

La próxima edición 59 del Juego de Estrellas se disputará en Dallas (Texas), el 14 de febrero del 2010, en el nuevo estadio que están construyendo los Vaqueros, el equipo texano que milita en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).