<
>

Cachorros llegan en pánico a Chicago

Se suponía que una de las ventajas con que contaban los Cachorros de Chicago en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Mets de Nueva York era la probada sabiduría del manager Joe Maddon.

Sin embargo, movidas erradas de sus piezas le han costado caro a los Cachorros, que reanudarán las acciones en el Wrigley Field de Chicago en estado de pánico.

Porque perder los dos primeros juegos de la serie con sus mejores serpentineros y tratar de remontar con lanzadores de segunda línea es una tarea dificilísima, aunque no imposible.

Kyle Hendricks será el abridor por Chicago, mientras que Jacob deGrom lo hará por los Mets.

Hendricks (8-7 y 3.95 de efectividad en la campaña regular) se fue sin decisión en su única apertura en esta postemporada ante los Cardenales de San Luis en el segundo juego de la serie divisional, con tres limpias, cuatro hits y siete ponches propinados en 4.2 innings.

Una de sus misiones será detener a Daniel Murphy, quien ha bateado jonrones en cuatro partidos consecutivos nada menos que ante Clayton Kershaw, Zack Greinke, Jon Lester y Jake Arrieta.

Murphy, un bateador promedio a lo largo de sus siete temporadas en las Mayores y un defensor bastante mediocre en la intermedia, se ha agigantado a niveles extraordinarios en los playoffs, para confirmar que los héroes nacen en octubre.

Ya lleva cinco cuadrangulares entre la serie divisional ante Dodgers de Los Ángeles y estos dos primeros encuentros frente a Chicago y en apenas siete partidos ya igualó la marca de más jonrones en postemporadas para un jugador de los Mets, que posee Mike Piazza, aunque en 22 juegos.

Por su parte, el director de Nueva York, Terry Collins, enviará al montículo a deGrom, para tratar de colocar las cosas en punto de mate.

Desde el mismo comienzo de la serie, Maddon violó una regla esencial no escrita del béisbol: alineaciones ganadoras NO se cambian.

Aunque esa ha sido la filosofía del mentor de los Cachorros a lo largo de toda la temporada, los playoffs son otra cosa y enviar a la banca por puro capricho a jugadores que pasan por un buen momento ofensivo, o alterar el orden al bate que te dio la victoria ante San Luis en la primera fase es un costoso error.

El primer día bajó al cubano Jorge Soler del segundo al sexto turno.

En el segundo juego no lo usó, a pesar de su average de .455, OBP de .647 y slugging de 1.091. En su lugar colocó a Chris Coghlan, un hombre con un hit en toda la postemporada.

Asimismo, sacrificó ofensiva con David Ross, catcher personal de Jon Lester, pero un bateador demasiado pobre, sobre todo si se tiene al venezolano Miguel Montero o al encendido Kyle Schwarber, utilizado como jardinero, pero cuya posición natural es la receptoría.

El segundo día sacó desde el sexto inning al puertorriqueño Javier Báez (.500), otro de los hombres que mejor está bateando en el equipo, para sustituirlo por Tommy LaStella, quien todavía está buscando su primer imparable en los playoffs.

Al paso que van las cosas, el 2015 no parece ser el año en que los Cachorros consigan finalmente romper la maldición del chivo y aunque el equipo aún tiene espacio para recuperarse, tendría que jugar para marca casi perfecta.