BUENOS AIRES -- Maradona en el fútbol, Vilas en el tenis, Ginóbili en el básquet... y Aymar en el hockey. Lucha marcó un antes y un después en el mundo de este deporte.
Sin dudas, fue la mejor jugadora que vistió la celeste y blanca y una de las más importantes del mundo. Su carrera comenzó en el club Fisherton, de Rosario, cuando tenía apenas siete años. Luego pasó el Jockey Club de su ciudad natal, y más tarde llegó a la Capital, donde jugó para Quilmes y GEBA.
Fuera del país se dio el gusto de competir en las Ligas de Alemania y España, pero lo mejor de su potencial se vio con la selección argentina. Con Las Leonas, Luciana mostró todo el repetorio y se cansó de ganar medallas. Con el conjunto nacional obtuvo cuatro medallas en Juegos Olímpicos, dos Mundiales, seis Champions Trophy y tres Juegos Panamericanos. Impresionante.
La Federación Internacional la eligió ocho veces como la mejor jugadora del mundo, logro que conquistó de manera consecutiva entre los años 2007 y 2010.
El 7 de diciembre de 2014 dejó las canchas: tenía 37 años, y acababa de ganar el último Champions Trophy. En definitiva, se retiró como lo que fue: una ganadora. Pero sobre todo, un verdadero ejemplo para miles de jóvenes que hoy buscan seguir, al menos en parte, su camino.La Maga o la Maradona del Hockey, como se la conoció, brilló más de una década y con diferentes entrenadores: Sergio Vigil, Gabriel Minadeo, Carlos Retegui, Marcelo Garraffo, Emanuel Roggero y Santiago Capurro.
El hockey le dio mucho, y también le quito. Así suele ser el deporte. “Por el hockey postergué todo en mi vida privada. No me arrepiento, creo que volvería a hacer lo mismo. Puse mi carrera por encima de todo, no tuve una vida normal, pero creo que valió la pena”, reconoce.
Hoy, ya lejos de las canchas, el gran desafío pasa por ser una campeona en la vida cotidiana: formar una familia, tener hijos, tratar de ser tan feliz como lo fue dentro de un campo de juego.