<
>

Japón amenaza con afianzarse como potencia en Tokio 2020

Getty Images

Con la conquista de la plata en el relevo 4x100 en el atletismo de Río 2016, Japón enfatizó el mensaje: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serán el marco en el que se afianzarán como potencia deportiva mundial.

La cosecha de medallas del país del sol naciente en los Juegos Olímpicos de Río es sólo un aviso de lo que los atletas nipones planean hacer dentro de cuatro años y prueba de ello es que su total de preseas en la justa brasileña es el mayor de su historia.

Japón comenzó a emitir el mensaje de que su preparación para “sus” Juegos Olímpicos iba en ascenso desde Londres 2012, cuando sumó 38 medallas en total, aunque sólo siete fueron de oro.

Cuatro años más tarde, los metales dorados que los nipones llevarán en su regreso a casa son 12 a falta de una jornada del final de la justa veraniega sudamericana.

Las apariciones en el podio que indican que Japón se ha tomado en serio el objetivo de erigirse como potencia como anfitrión de los Juegos se dieron principalmente en la natación y en la pista de atletismo.

En la alberca Japón sumó seis preseas, la mitad en pruebas de velocidad. En los 400 metros combinado individual Kosuke Hagino ganó el oro y Daiya Seto el bronce; en 200 metros combinado individual, Hagino ganó la plata detrás de Michael Phelps y Masato Sakai quedó segundo en los 200 Mariposa.

En la rama femenil, Rie Kaneto y Natsumi Hoshi ganaron le dieron oro y bronce a Japón en 200 metros Pecho y 200 Mariposa, respectivamente.

El segundo sitio conquistado en el 4x100 de atletismo, junto con el bronce en la marcha varonil de 50 kilómetros evidencian un trabajo adecuado en pruebas de velocidad y resistencia que probablemente entregue más y mejores resultados dentro de cuatro años, con base a la disciplina y enfoque que los japoneses suelen aplicar a sus proyectos.

La gimnasia, disciplina en la que los resultados no los habían acompañado en las ediciones previas, los nipones volvieron a hacer ruido con tres preseas, una de bronce y dos de oro.

Una de las preseas doradas la conquistó Kohei Uchimura en la prueba del All-Around individual de gimnasia artística varonil.

Otro bronce en halterofilia y que éste haya sido ganado en la rama femenil no es cosa menor y es otra prueba de que los atletas japoneses tienen la meta de destacar en disciplinas en las que históricamente no son fuertes.

Por otro lado están los deportes en los que los nipones son potencia y en los que difícilmente perderán esa etiqueta en Tokio 2020 como la lucha, donde ganaron siete preseas, cuatro de oro, judo con 12 medallas, tres de oro, y el nado sincronizado con dos bronces.

Tras la jornada del viernes, Japón es sexto en el medallero de Río y si la historia sirve de guía, los atletas nipones ascenderán a su país en Tokio 2020.

En Roma 1960, Japón fue octavo en el medallero (4 oros, 7 platas y 7 bronces) y cuatro años más tarde, en Tokio 1964, el país del sol naciente, con el cobijo de su gente y un proyecto bien llevado, terminó en tercer lugar en la lista de preseas.

En Tokio 64, Japón superó su cosecha de medallas por 11 más de las que tuvo en Roma, pero cuadruplicó su total de oros con 16 en su país.

Ese proyecto se sostuvo durante cinco ciclos olímpicos al terminar dentro de los primeros 10 lugares del medallero. Japón fue tercero en México 68; quinto en Munich 72 y Montreal 76 –no asistió en Moscú 80—y séptimo en Los Ángeles 84.

Es claro que el empuje del nuevo proyecto deportivo japonés tiene como principal objetivo el obtener una cosecha mayor de preseas, en particular doradas, en Tokio 2020, pero este impulso amenaza con convertir a Japón en una potencia deportiva por mucho tiempo.