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La terquedad, herramienta clave para romper barreras, según Paola Espinosa

MÉXICO -- Hay 11 años de diferencia entre Paola Espinosa y Alejandra Orozco, pero ambas coinciden en las deportistas a las que admiran: las mexicanas María Espinoza y Soraya Jiménez, la estadounidense Laura Wilkinson (especialista en clavados de plataforma) y en el caso de Orozco, la propia Paola.

Mientras Espinosa abría brecha para las mujeres clavadistas y conseguía el bronce con Tatiana Ortiz en Beijing 2008, Alejandra tenía apenas 11 años.

Tan solo cuatro años más tarde, fue Alejandra la que compartió una medalla olímpica con Paola.

La diferencia de edades no fue suficiente para alejar a dos deportistas que no solo admiran a las mismas deportistas, sino que también valoran también las mismas cualidades.

“Algo que nos caracteriza a las mujeres que hemos salido adelante es que somos muy tercas y ello es una cualidad. No te rindes, pues te caes y te vuelves a levantar hasta que te salen las cosas o cumples el objetivo que te fijas. Somos muy valientes, somos capaces de enfrentarnos a cualquier cosa”, comenta Paola.

Espinosa tuvo que recurrir a esas características precisamente para romper con la tendencia de solo tener hombres clavadistas en el país.

“Ahora ya no es tanto. Para mí que llevo tantos años en el deporte sí fue complicado porque vengo de un deporte en el que siempre hubo medallistas olímpicos hombres; llegué a un área en la cual la tradición en clavados era tener medallistas olímpicos hombres”, añadió.

Romper con la creencia de que solo los varones sabían de clavados le costó –admite-. Batalló para que los mismos federativos creyeran que ella como mujer era capaz de tener éxito, “aparte de una modalidad que es 10 metros, pues en México no había muchas exponentes tirando desde esa distancia”.

De las 14 medallas olímpicas que México ha conseguido en clavados, solo tres han sido para mujeres (Espinosa y Ortiz en 2008, Espinosa y Orozco en 2012 y Laura Sánchez en 2012).

Pese a su corta edad, Alejandra se incluye en la lista de mujeres fuertes, tercas, de casta y coraje, características que fueron clave para que pasara de admirar a Paola a competir con ella.

“No importa la edad ni los objetivos que tengas, todo se puedes conseguir. Yo logré mi objetivo más grande a los 15 años –medalla olímpica de plata en Londres 2012- y sigo trabajando por más metas. Nada es imposible. Sigo teniendo sueños y nunca se acabarán”, comentó.

Paola recalca que ahora el panorama es diferente y espera que su ejemplo no solo sirva para otras jóvenes deportistas, sino para su propia hija.

“He escrito mi propia historia. Nadie me regaló nada; todo me lo gané con base en mucho trabajo y esfuerzo”, concluyó.