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Lucha contra complejos inicia con combates en el tapiz

Mariana Díaz durante un combate en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. COM

MÉXICO -- A sus 24 años, Mariana Díaz se da cuenta con gusto de que la visión de muchos hacia la lucha olímpica o grecorromana es muy diferente a la que había cuando empezó a practicarla de niña.

Ha comprobado que hoy los apoyos son mayores y a nadie le parece fuera de lugar que la desempeñen hombres y mujeres, porque al final cada quien tiene su lugar.

“Me encanta verme bien, pero la lucha tiende a hacerte mucha masa muscular, a que se te marquen los brazos y la espalda, pero he aprendido a querer mi cuerpo, a gustarme como me veo, es parte de la disciplina que practico”, comentó a ESPN Digital.

Le importa dar lo mejor de sí en una disciplina que eligió a los 13 años porque es la que más le gustó para tener éxito.

La estudiante del cuarto semestre de la carrera de Dirección y Administración de Deporte cuenta que en sus inicios se cuestionaba a las mujeres que desarrollaban deportes rudos. Escuchó esos comentarios con frecuencia y luchó contra ellos.

Recuerda que “todavía existían las categorías mixtas y a algunos papás no les gustaba que sus hijos perdieran contra mí; decían que cómo era posible que perdieran contra una mujer. Mi papá entraba en mi defensa diciendo que les gané con justicia”.

“A las niñas también nos gustan los golpes de combate, saber defendernos, sentirnos fuertes. No hay por qué crearse complejos de que no es para nosotras o que es agresivo”, añadió.

No le fue fácil adentrarse en un mundo considerado para hombres. “A mi abuelito al principio no le gustaba; quería algo diferente para mi calidad de mujer; pero mi mamá me apoyó, al igual que uno de mis primos y me llevaban a los entrenamientos”.

“No es fácil hacer una dieta, bajar de peso, luchar directamente contra un adversario, someterlo sin lastimarlo”, agrega.

Le enorgullece de ser parte del cambio, pues señala que en aquel tiempo las autoridades deportivas no miraban hacia la lucha y en el tema de la vestimenta esta era igual para hombres y mujeres.

“A las niñas la licra nos llegaba hasta el pecho; estaba diseñaba para los hombres y no había ninguna que nos entallara ni zapatillas tan femeninas como ahora. Hoy las hay con forma de mariposa, de colores; las chicas se hacen coletas o trencitas con ligas rojas; hay botines rosas con agujetas fosforescentes”.

Mariana le ve muchas cualidades a su deporte; a este le debe el orgullo que siente, su personalidad, la fe en sí misma, su autoestima y seguridad y tiene claro que “después de la lucha lo demás es fácil”.