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Belasteguín se sacó la espina: en México logró su primer título de Premier Padel

Belasteguín (der.) y Coello ganaron su primer título del nuevo circuito de la FIP. Prensa Premier Padel

Había estado cerca, muy cerca, en Mendoza. Hasta tuvo match point para cerrar el partido. Pero no. El destino -y un genial Franco Stupaczuk en aquella final en tierras cuyanas- quiso que el argentino Fernando Belasteguín inaugurara en México su palmarés en lo que a Premier Padel se refiere.

Junto a su compañero, el joven español Arturo Coello, derrotaron este domingo en la final de Monterrey a la dupla Nº2 del planeta, de los argentinos Agustín Tapia y Daniel 'Sanyo' Gutiérrez, por 6-3, 3-6 y 6-3 en un partido de altibajos pronunciados.

Por motivos climáticos, ambas duplas finalistas habían tenido acción este domingo: Bela-Coello ganaron su partido de semis, que el sábado la lluvia no permitió siquiera comenzar, ante el albiceleste Martín Di Nenno y el ibérico Jorge 'Coki' Nieto por 7-6 y 6-4. Tapia-Sanyo, en tanto, venían de completar el suyo, que el agua había suspendido en la jornada previa cuando lo ganaban por 6-2, 6-7 y 2-0. Ese úlitmo set se lo terminaron quedando por 7-5.

Se preveía que el desgaste físico acumulado podía ser un factor en la final. Y lo fue, pero en la pareja menos pensada.

Belasteguín, de 43 años, y Coello salieron con todo, como si no hubieran jugado un exigente partido horas antes. Y del otro lado, sobre todo por parte de Tapia, se notaba cierto cansancio.

Esa diferencia en lo físico se hacía aun más notoria porque lo de Bela-Coello rozaba en esos momentos la perfección.

Bajo unas condiciones de extrema humedad, el argentino y el español jugaron con poquísimos errores y mucha paciencia. Concretaron su primera chance de quiebre, allá por el cuarto game, y de ahí en más se encaminaron sin escollos a conquistar el parcial. A tal punto, que no cedieron una sola pelota de break en todo el parcial.

El segundo set parecía tener la misma tónica, pero hubo un punto de inflexión. En el segundo juego, Belasteguín discutió con alguien del público y, a continuación, cometió un par de errores no forzados muy extraños en él.

En este nivel de súper elite, dos o tres puntos de desconcentración suelen costar carísimos. Sanyo y Tapia olieron sangre y fueron a por su presa. Generaron tres chances de rotura y concretaron la segunda de ellas.

Aunque parezca increíble, desde ese momento se invirtieron los roles: ahora la pareja 100% argentina era la de un juego inmaculado. Así se mantuvieron hasta el final de la manga, también ellos sin conceder oportunidades de quiebre.

La consecuencia lógica fue que se quedaran con el set: 6-3.

"Un Belasteguín nunca se rinde", es la frase que gusta repetir el Bela. Y el tercer parcial fue una comprobación de eso.

Porque el argentino salió a jugar el parcial definitorio como si nada hubiera ocurrido. Como si no acabara de perder un set en gran parte por su propia responsabilidad.

Por algo es la mejor mentalidad de la historia de este deporte.

Arrolladores. Así fueron otra vez en el tercero. Una aplanadora que quebró el servicio rival en el cuarto y sexto juego para ponerse 5-1.

En el séptimo game generaron un match point pero no lo pudieron aprovechar, y Sanyo-Tapia demostraron que iban a pelear hasta la última bola. Consiguieron el break y estiraron la batalla.

Pero dos juegos después Bela-Coello dijeron basta y, con su saque, produjeron tres match points y aprovecharon el primero.

Cara de incredulidad de Bela, sonrisa de Arturo y abrazo eterno entre estos dos grandes jugadores que están jugando sus últimos torneos juntos: paradojicamente los hoy rivales serán en 2023 duplas, porque Bela se unirá a Sanyo, y Coello a Tapia.