CORAL SPRINGS, Fla. - "Stoneman Douglas está cerca".
Ese anuncio provino del director deportivo de Coral Springs High School, Dan Jacob, mientras los luchadores, entrenadores y espectadores esperaban que las seccionales del Distrito 12 AAA comenzaran el miércoles por la tarde. "Entrenadores, asegúrense de que sus equipos estén listos".
Jacob estaba más que dispuesto a acomodar a los luchadores de Eagles de la Marjory Stoneman Douglas High School. Estaban de camino desde la Iglesia Católica Nativity en Hollywood, a unos 30 kilómetros de distancia, donde habían asistido a la misa fúnebre de Christopher Hixon, su entrenador y director de atlético en Stoneman Douglas. Fue una de las 17 personas que murieron en la masacre del Miércoles de Ceniza en la escuela de Florida apenas una semana antes. Veterano de la Marina de la Guerra del Golfo, había muerto después de correr en un carrito de golf hacia el sonido de los disparos, tratando de proteger a los alumnos a los que consideraba de su familia.
Había sido un servicio conmovedor para Hixon, de 49 años y padre de dos hijos y dos hijas adoptivas, un esposo amoroso para Debra, ella misma una administradora escolar. El gobernador de Florida Rick Scott estaba en la iglesia, al igual que el arzobispo Thomas Wenski, quien dijo que el Papa Francisco había enviado sus condolencias.
En un momento conmovedor en el servicio, el reverendo David Zarilli habló directamente con Corey, el hijo de 18 años de los Hixon con síndrome de Down, y le dijo que los bancos de la iglesia ese día estaban llenos de personas: estudiantes, padres, maestros y entrenadores, que estaban allí para él. "Queremos que sepas que estamos contigo. Debes estar muy orgulloso de tu padre. Tuviste la gran suerte de tenerlo... Cuando sus alumnos estaban en problemas, él no huyó. Quería proteger a esos niños. Y lo hizo".
Mientras un gaitero tocaba "Amazing Grace", la procesión fúnebre se dirigía hacia el cementerio nacional del sur de la Florida en Lake Worth, donde Hixon recibió un saludo de 21 disparos mientras sus luchadores y algunos de sus padres viajaban en un autobús fletado a Coral Springs High.
Y eso mismo fue otro tributo a Chris Hixon.
"Hubiera querido que continuaran", dijo la entrenadora de baloncesto femenino y asistente de la directora de atletismo Marilyn Rule, quien asistió al servicio. "Salir y luchar, y hacer lo mejor que puedan".
Cuando entraron por la puerta trasera del gimnasio, se encontraron mezclados con un mar de luchadores contrarios, todos aplaudiendo mientras los espectadores se ponían de pie para unirse a la ovación. Liderando el equipo en lugar de Hixon estaba Daniel Sánchez, otro veterano de servicio (sargento mayor del ejército) que se había alistado como asistente de Hixon en noviembre pasado. Sánchez llevó a los luchadores a una sala de entrenamiento justo al lado del piso principal para prepararse para los enfrentamientos que tenían por delante.
Sánchez trajo 13 luchadores, 12 de ellos varones. La décimotercera fue Sara Ochoa, quien brindó su propio saludo sorpresa al coach Hixon. Luchando en la categoría de 160 libras, la estudiante de segundo año derrotó a una estudiante de primer año de la Monarch High School en la primera ronda. Cuando su oponente se lanzó hacia sus piernas, ella enganchó sus brazos debajo de sus axilas y la volteó con un movimiento que había aprendido en el judo. Ella la inmovilizó, en 16 segundos, y justo después de que el árbitro levantó el brazo de Ochoa, corrió directamente a los brazos de Sánchez.
"Esto fue para el entrenador Hixon", dijo Ochoa una vez que entregó su hoja de puntuación. "Me animó, me hizo sentir parte del equipo, me hizo correr cuando no quería correr. Todo lo que pensaba en el funeral era que nunca lo escucharía decir, 'Sara, deja de bailar en el colchón'. 'Oh Dios, espero que estuviera viendo eso".
Su madre, Valeria Ochoa, lo llamó "puro poder del corazón".
"¡Boom! Simplemente así. Mi corazón estaba a punto de explotar", dijo Valeria Ochoa, una jugadora profesional de golf de Colombia. "Sara amaba al entrenador Hixon, y yo también, por lo que le dio. Estoy muy feliz, mi familia está muy feliz. Pero mis otros hijos también están enojados conmigo porque mi video del combate está muy tembloroso".
Valeria Ochoa y otros miembros de la comunidad de luchadores de Stoneman Douglas vestían camisetas blancas que decían, en parte: "USTEDES SON MI FAMILIA" - CHRIS HIXON. Esa devoción a sus alumnos es la razón por la cual Hixon fue nombrado Director Atlético del año del condado de Broward en 2017. En varias ocasiones, cuando surgió la necesidad, también entrenó cross country, voleibol, baloncesto y atletismo, todo sin paga adicional. Y a menudo llevaba a Corey con él en sus sesiones.
El prospecto de pitcheo de Oakland A, Jesús Luzardo, un graduado de Douglas en 2016, está tan agradecido con Hixon por apoyar sus sueños beisboleros que ha creado una página de YouCaring para recaudar fondos para una beca universitaria en su honor.
Siendo un exluchador de la escuela secundaria en Easton, Pennsylvania, Hixon tuvo un placer especial en ese deporte y en este equipo.
"Chris y yo estábamos hablando de nuestras expectativas para los seccionales la semana pasada", dijo Sánchez. "Pensábamos en ser cuartos en la clasificación por equipos, tal vez, si tuviéramos un día realmente bueno, terceros".
Sara Ochoa fue derrotada en su encuentro de semifinales, pero ganó en las rondas de consolación para clasificarse para los próximos regionales. Matt Kelly, quien fue sembrado en 195, terminó ganando la división, en lo que Sánchez llamó, "nuestra historia de Cenicienta".
La única categoría con la que Douglas contaba era en las 106 libras, donde el capitán de segundo año Jason Wolk estaba invicto con 32-0. Pero Nico Cava de Monarch le dio todo lo que tenía, forzando un tiempo extra de un minuto debido al empate a 12 puntos.
"Fue entonces cuando el entrenador Hixon intervino", dijo Wolk, quien consiguió dos puntos rápidos para ganar el match. "No podía decepcionarlo".
Stoneman Douglas terminó segundo en las seccionales, detrás del anfitrión Coral Springs.
"Tan triste como que Chris no pudo experimentarlo, así de orgulloso estoy de estos niños", dijo Sánchez después de que el torneo terminara a las 10 p.m. "Qué resistencia. Ha sido un día largo para ellos. Una larga semana".
Al final del torneo, todos los luchadores recibieron una taza con un grabado de la imagen de Hixon, otro recordatorio de lo desinteresados que pueden ser los profesores y entrenadores.
Sí, Stoneman Douglas está cerca.