ESPN.com/René Tovar

FORTALEZA -- Es una regla aprender de los exitosos. Ojalá en México se entendiera esto. Lo que he visto en los equipos de Brasil e Italia es diametralmente diferente a lo que se observa en la delegación mexicana.

Empezamos por la comunión con prensa y aficionados. Brasil permite a su gente ver los entrenamientos. Los jugadores aplauden a los torcedores y estos a su vez al equipo, con lo que se da una sociedad envidiable con las que hacen grande al equipo, más allá de los resultados. Diario hay contacto con reporteros ya que la gente quiere estar informada. "Felipao" se presta al diálogo con la prensa en todo momento, aunque pide por momentos respeto en la práctica, puedes verlo en programas de televisión, junto con Parreira, siempre sonriente.

Italia, en cambio, ofrece una dinámica diferente. Instala una tribuna móvil para la prensa en cada entrenamiento, donde los reporteros pueden estar cómodamente sentados observando las sesiones del equipo.

¿Quieres un souvenir italiano? La propia federación lleva un tráiler desde Europa donde vende mercancía y ropa a toda la gente que busque comprar la playera oficial del equipo.

En cuanto al plantel los jugadores salen a jugar a la playa y a divertirse. Saben que este torneo deben relajarse y disfrutarlo con todo y las presiones que esto conlleva.

En cambio México se encierra en el hotel. Es imposible hablar con jugadores si no se pacta una entrevista meses atrás. Caras largas, fastidio y cansancio es lo que prevalece. Encierro y tarde libre, pero en medio de una insufrible presión hacia el técnico y la pálida situación que atraviesan.

Si a eso se le suman malos resultados, esto hace pensar que el hotel de concentración del equipo debe respirarse un ambiente enrarecido.

Lamentablemente no aprendemos de los exitosos. Queremos descubrir nuestras propias fórmulas y estas, por años, nos han llevado al fracaso.

Ojalá y se dé un punto y aparte pronto. El representativo mexicano ya merece estar en los mejores niveles, no solamente futbolísticos, sino en el trato con la prensa y los mismos aficionados. Se hace lo imposible por mejorar, pero tristemente se descuidan esos pequeños grandes detalles que hacen grandes a las selecciones.

Protestas Pasan los días y el malestar social parece una bomba de tiempo. Los noticieros ofrecen segmentos completos de manifestaciones en todas las ciudades sedes de la Copa Confederaciones.

El aumento al transporte público del 10 por ciento es el detonante de enfado entre la gente. Muchos creen que la Copa Confederaciones puede ser histórica no por el resultado, sino porque puede ser el parte aguas de un movimiento socia histórico para Brasil.

El descontento está claro. Las emisoras hablas de las movilizaciones, mientras la Copa corre sabiendo que Brasil debe ganarla sí o sí a sabiendas que si no sucede se va a meter en más problemas de mucho cuidado.

Reportero Telcel