"El Abierto cumple diez años y tenemos garantizados otros cinco", dijo a EFE Lissette Trepaud, directora de la empresa Mextenis y del torneo que hace tres años dejó la capital mexicana para establecerse en un estadio a orillas de la playa de Acapulco.

Un estadio a 50 metros de las playas de la zona diamante de Acapulco y un exclusivo hotel aislado por campos de golf elevaron el torneo a la categoría dorada de la serie internacional de la ATP.

"Tenemos un maravilloso hotel e instalaciones para crecer", comentó Trepaud sobre las perspectivas del Abierto mexicano que ya tiene cuatro canchas de tierra batida adicionales al estadio de 6.500 aficionados.

Desde su creación en 1992, el Abierto de tenis tuvo problemas derivados del gigantismo de la capital mexicana, la contaminación y los atascos además de la altitud de 2.240 metros que pocos tenistas de calidad querían enfrentar.

Valorado actualmente en ocho millones de dólares, el torneo no tiene la tecnología de otros grandes como el de Cayo Vizcaíno (Florida), pero tiene cosas que lo convierten en "el mejor de América Latina", en opinión de su directora.

Otros torneos del continente, "sin menospreciar su trabajo están a diez años de alcanzarnos; no tienen esta infraestructura, aunque también nos falta mucho a nosotros", apuntó.

La bajada al mar se reflejó en la mejoría del nivel de los tenistas participantes y para este año su cuadro de jugadores cerró en 92 ATP, además de que se convirtió en uno de los preferidos de los tenistas latinoamericanos.

Calleri se coronó campeón de un torneo que tuvo grandes jugadores como el brasileño Gustavo Kuerten, el chileno Marcelo Ríos y los españoles Carlos Moyá y Félix Mantilla.

Coetzer ganó su segundo título del Abierto al vencer a la argentina Mariana Díaz Oliva, por 7-5 y 6-3, en una final que duró 1 hora y 54 minutos.

"Eso se refleja a través de mucho trabajo, de tesón, ser arriesgados", dijo la directora de la competición, quien destaca el valor del grupo humano que le acompaña en la organización del torneo, que repartió este año 1,025 millones de dólares en premios.

Para la directora de Mextenis, el futuro del torneo mexicano deberá pasar por el desarrollo de nueva infraestructura que a su vez le permita mejorar la clasificación internacional de la competición, especialmente la femenina.

"Crecer en canchas será importante; la cancha 2 deberemos hacerla un pequeño estadio para 2.500 personas, y hacer otra cancha más y traer el torneo de las chicas, que actualmente tiene la categoría TIIER II de la WTA.

Trepaud comentó que el máximo objetivo de Mextenis, propiedad del empresario Alejandro Burillo, ex presidente de la comisión de selecciones de fútbol en el Mundial 2002, es que el torneo se vuelva una institución en México.