'Gigante' inconformidad

Luego de quedarse con las ganas de acariciar el trofeo de la Serie Mundial, los Gigantes de San Francisco arrancan el 2003 con el dominicano Felipe Alou al frente y no aspiran llegar, quieren ganar

Cuando Dusty Baker decidió marcharse de San Francisco, los Gigantes no lo pensaron dos veces e inmediatamente contrataron a Felipe Alou como su mánager.

Los Gigantes le han asignado al mánager dominicano la responsabilidad de conducir a Barry Bonds y compañía de vuelta a la Serie Mundial, un trofeo que el año pasado se les escapó de las manos.

A sus 67 años, Alou tiene una reputación envidiable como uno de los mejores estrategas del béisbol, pero la decisión de traerlo a San Francisco tuvo antes que todo un sentido práctico.

Alou tiene una innata capacidad para ganarse el respeto y admiración de sus pupilos y esto es importante en un equipo en el que el díscolo Bonds es la figura indiscutida.

Como jugador, Alou hizo su carrera en San Francisco teniendo como compañero al padre de Bonds, Bobby. De todos es conocida la buena amistad que existe entre Barry y Alou.

Los Gigantes estuvieron a unos cuantos outs de ganar la serie mundial del año pasado, pero una sensacional remontada de los Serafines de Anaheim en el sexto juego les estropeó la celebración.

La derrota fue más amarga para Bonds, quien a sus 38 años, pudo haber visto su última oportunidad de ponerse un anillo de campeón.

Con Alou abordo, los Gigantes confían en que podrán retornar al Clásico de Otoño, con un plantel muy remozado tras la partida de varios estelares de la novena que peleó el título.

La pérdida más sensible fue la del segunda base Jeff Kent, que fichó con los Astros, dejando al equipo sin el bate derecho que complementaba a Bonds.

Pero Bonds y Kent --ambos de personalidad fuerte-- no se llevaban nada bien y en más de una ocasión protagonizaron incidentes en el dugout.

Brian Sabean, el gerente de los Gigantes, cree tener un equipo hecho a la medida para Bonds.

Buena parte del éxito de los Gigantes obedece al talento de su cuerpo de lanzadores que sigue siendo fuerte, pese a la salida de Russ Ortiz, su mejor pitcher en el 2002.

Tras dos temporadas en las que su desempeño mermó por dolencias en el hombro, Jason Schmidt (13-8, 3.45) fue clave en la recta final de la temporada al tirar varias joyas maestras.

El zurdo Kirk Reuter no es la clase de pitcher que encandila, pero sabe sacar los outs y sumar victorias, como lo demuestra su marca de 83-54 en seis años en San Francisco.

El cubano Liván Hernández (12-16, 4.38) representa un enigma. Su clase es incuestionable, pero pocos encuentran una respuesta satisfactoria a su falta de consistencia en el montículo, capaz de lanzar brillantemente un día y ser apaleado en su siguiente apertura.

Citando motivos financieros, los Gigantes enviaron a Ortiz a los Bravos, pero recibieron a cambio del prometedor zurdo Damian Moss (12-6, 3.42), quien junto a Ryan Jensen (13-8, 4.51), aportarán la cuota de juventud.

El bullpen está en buenas manos con Robb Nenn, quien viene de redondear su tercera campaña consecutiva con más de 40 rescates. La única duda en saber como responderá tras haberse operado el hombro durante el receso.

Para entregarle la pelota a Nenn, los Gigantes cuentan con un eficaz staff de relevistas entre quienes sobresalen el dominicano Félix Rodríguez, Tim Worrell y Scott Eyre.

El torpedero Rich Aurilia y el inicialista J.T. Snow son los únicos que sobreviven de la novena que ganó el banderín de la Liga Nacional.

Los números de Aurilia (257, 15, 61) mermaron con respecto a su magnífico 2002 cuando conectó 324 y 37 cuadrangulares.

Los Gigantes haber encontrado en el intermedista Ray Durham, el primer bate que tanto buscaban, un hombre capaz de embasarse, aunque es imposible que se acerce a la producción de Kent.

El sucesor de David Bell en la tercera almoadilla será el venezolano Edgardo Alfonzo, un hombre con todos los atributos para ser un guante de oro y en que San Francisco buscará darle un segundo aire a su carrera.

El ex Met (308, 16, 56) cargará encima la responsibilidad de ser el cuarto al bate, detrás de Bonds, lo que significa que se beneficiará con lanzamientos en la zona de strike.

Bonds cumplirá los 39 años en julio y da la impresión que el único recurso para contenerlo es la base por bolas, como lo indican los 198 pasaportes que se le concedieron la temporada, es decir un récord.

El guardabosque izquierdo viene de ganar su quinto premio al jugador más valioso. Su promedio ofensivo fue de 370, si bien la cosecha de 46 jonrones se quedó corta del récord de 73, que fijó en el 2001.

Bonds se encontrará con un par de nuevos compañeros en los jardineros.

Marquis Grissom, ex pupilo de Alou en Montreal relevará a Kenny Lofton en el central, mientras que el boricua José Cruz hijo ocupó la vacante abierta por la salida de Reggie Sanders.

El cambio de liga podría beneficiar a Cruz (245, 18, 70 con los Azulejos), quien vio su producción desplomarse tras una seguidilla de dolencias físicas que le impidieron repetir el 30-30 que compiló el año previo.

Cuando todos lo daban por acabado, el también puertorriqueño Benito Santiago (278, 16, 74) resurgió de las cenizas como receptor, al punto que fue seleccionado por quinta vez en su carrera al juego de estrellas, pero por primera ocasión en una década.

-AP

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miércoles, 19 de marzo
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