No digas murió Juan Carlos Lectoure

Para quienes lo conocían, el que se fue para siempre es el incomparable Tito, y el famoso estadio Luna Park de Buenos Aires está llorando, porque sabe que no va a volver a ser el mismo sin él

BUENOS AIRES -- No digas murió Juan Carlos Lectoure. Para todos quienes lo conocían el que se fue para siempre es Tito y el famoso estadio Luna Park, el Madison Square Garden de Buenos Aires, pese de ser su estructura de hierro, cemento y ladrillo, está llorando, porque sabe que no va a volver a ser el mismo Luna Park sin la presencia de ese inconfundible Tito.

Sabés pibe, somos muchos los que lo estamos llorando... ¿La razón?. Dejame contarte.

Alto, de físico compacto, siempre impecablemente trajeado, ejemplo de pulcritud y de respetuosidad, su rostro trasmitía bondad y su mirada la sana alegría para conformar esa luminosidad que es patrimonio esencial de los seres humanos buenos, honestos, trabajadores, amigos leales, siempre dispuestos a tender una mano; pero, a la vez, de una personalidad sólida, fiel a sus claros conceptos, duro cuando debía ser duro y yo diría para definir su vida: los boxeadores fueron para él los hijos que no tuvo y el Luna Park la esposa de que careció.

Entre las nubes del recuerdo se me aparece la imagen de un joven haciendo guantes en el gimnasio de boxeo de la sede central del Club de Gimnasia y Esgrima. Alguien me dice: "Ese es el sobrino de Lectoure, el dueño del Luna Park junto con Ismael Pace".

Fue la primera vez que lo vi. Después, con el paso del tiempo y por imperio del contacto del periodista con el personaje, lo conocí en toda su dimensión.

ASÍ COMIENZA SU HISTORIA
Pace falleció en 1956 y 'Tito', quien en ese entonces tenía 19 años, ingresó al Luna para trabajar como ayudante de Juan Manuel Morales, quien se ocupaba de la promoción del cotizado escenario.

Posteriormente, Morales se enfermó y el tío José le ofreció a su sobrino Juan Carlos "hacerse cargo de todo", pese a la sorpresa e incredulidad que los managers de la época demostraron al saber que un muchacho de sólo 20 años haría lo mismo que ellos.

Pese a tener cuatro hermanos, Lectoure fue el elegido para comandar el Luna Park (propiedad de Ernestina, viuda de José Lectoure) porque era el único apasionado por el boxeo.

El tío no se equivocó. Tito, un trabajador incansable, para quien no existían horarios, ni sábados ni domingos, fue el gran gestor de aquella época de oro del boxeo profesional argentino.

En ese tiempo eran escasas las posibilidades de obtener combates, pero él con inteligencia y habilidad abrió las puertas para que se consagraran campeones mundiales Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Galíndez, Miguel Ángel Castellini, Miguel Ángel Cuello, Hugo Pastor Corro, Sergio Víctor Palma, Santos Benigno Laciar, Gustavo Ballas, Ubaldo Sacco, Juan Martín Coggi y Pedro Décima. También fue la época del incomparable Oscar "Ringo" Bonavena.

OPINIONES VALEDERAS
Pero, disculpame. No piensen en que mi opinión es consecuencia nada más que de una estima personal. Por eso, deseo sustentarme en conceptos de quienes lo conocieron tanto o más que yo en el mundo del boxeo.

- Así lo despidió el periodista Horacio Pagani en el diario Clarín:

"Se fue en silencio ese pibe grandote de 65 años, gruñón, cascarrabias, tímido, tan exigente con los otros como con él mismo, inocente (sí inocente, escondido detrás del disfraz de dictador que algunos despistados lo creyeron cierto), inventor del boxeo en la Argentina, de los campeones mundiales, de la leyenda infinita del Luna Park (este año celebra sus 70 años) y aquellas noches inolvidables del café, los largavistas, Gatica, Prada, Cirilo Gil, Accavallo, Nicolino, Monzón, Bonavena, la polémica eterna en la esquina de Leandro Alem y la cena en la calle Corrientes, cuando valía la pena, cuando las madrugadas estiraban las ilusiones.

"Tipo obstinado, Tito. Pero amigo incondicional de sus amigos. Querido hasta la devoción por los empleados del Luna (son siempre los mismos, los mantenemos a pesar de todo) aunque le costara regalarles alguna sonrisa. Porque tenía vergüenza de mostrar su sensibilidad, creía que le quedaba mejor la imagen de duro, la del golpe en el escritorio. Pura mentira, Tito, te conocemos bien. Si sabemos que lloraste como un pibe en Canatosta, en el 2000, cuando te incluyeron en el Hall de la Fama..."

- Ahora es el turno de Carlos Losauro en el diario La Nación.

"Lectoure fue el último hombre de negocios de cara visible. Arreglaba las peleas por títulos mundiales, con miles de dólares en juego, de palabra; la suya, que era sagrada para los negocios y los amigos. Simplemente por teléfono, con el promotor norteamericano Bob Arum, con don Rodolfo Sabatini, aquel italiano que parecía un personaje de la imaginación de Federico Fellini.

"Con Arum armó las peleas de Martillo Roldán en Las Vegas; con Marvin Hagler, con Tommy Hearns, con... Todas con bolsas que arañaron los 500.000 dólares. Con don Rodolfo Sabatini, los memorables combates de Monzón, de Uby Sacco, de.... Siempre un golpe de teléfono, el posterior encuentro en Las Vegas, en Roma, y listo; nunca les faltó un peso a los boxeadores; e iba más allá: les indicaba el camino para las inversiones cuando llegase la hora del ocaso.

"En el boxeo vernáculo no era diferente. Adoraba a Nicolino Locche; sufría cuando el Intocable le daba dolores de cabeza con su indulgencia fuera del ring; pero siempre estaba a su lado. Y se reía con sus travesuras; en realidad, disfrutaba como un chico. Ni siquiera se enojó con Nicolino cuando le dio el dinero para que levantase una hipoteca en Mendoza; en aquella ocasión Locche se tomó un avión, llevó el dinero y se escabulló en el aeropuerto, donde lo esperaba gente amiga para ir a pagar la deuda. Dos semanas después, Tito lo abrazó a Nicolino y le preguntó qué había hecho con el dinero, "¡Y Tito, anduve por ahí y lo gasté...". Esta vez fue Tito quien pagó con un cheque y siempre siguió de cerca las andanzas del Intocable.

"En 1987. Tito Lectoure le bajó el telón al boxeo en el Luna Park; después siguió con los espectáculos artísticos; había llegado con 18 años cumplidos para formarse con Ismael Pace y José Lectoure, los fundadores del Luna Park; ahora, tras más de 40 años al frente del Palacio de los Deportes, se podría escribir un libro sobre Tito; no hace falta: él lo hizo en vida y siempre caminando por la vereda de los hombres intachables y la palabra sagrada; hasta el jueves por la noche cuando dejó el Luna Park y se fue a su casa de Palermo."

PURO Y LUCHADOR
Siempre se preocupo por todo, inclusive por los periodistas a quienes nunca les pidió nada. En el exterior, los enviados especiales llegaban y tenían todo los problemas resueltos, desde la reserva del alojamiento hasta su credencial.

Era un hombre de una gran generosidad, a punto tal que una vez, boxeador le pidió dinero para terminar de pagar su casa ante un inminente remate: entonces, le solicitó devolverle el dinero con los descuentos de las futuras bolsas. El pugilista se retiró a los tres años sin haber combatido y Tito lo "bancó" y nunca le exigió el dinero.

Otra: Rocky Flores era su gran esperanza. Un día, se cayó de un tren en marcha y perdió un brazo. Lo cuidó, pagó todos los gastos y le puso el kiosco que esta a la izquierda de la puerta principal del Luna Park.

Anécdotas miles. Me parece estar viéndolo en Las Vegas, con Mike Rossman en el ring, las cámaras de televisión siguiendo todos los detalles y él llevándose de la mano a Víctor Galíndez, por la puerta de entrada más grande y ante la mirada atónita de 15.000 espectadores, para evitar la pelea, porque los tres jurados eran de Nevada.

También lo estoy viendo en su habitación de Caesar's Palace haciendo la maleta y diciéndome: "Apurate. Rajemos. Que si no, nos matan. No te olvides que estamos en el imperio de la mafia" Y salimos corriendo para el aeropuerto.

¿Ganó plata como promotor?, le preguntó hace veinte días un periodista buscando una respuesta para la polémica, pero se encontró con esta contestación:

"El Luna Park ganó plata. Yo soy parte del Luna. Eso sí, nunca le quité un peso a ninguno de los boxeadores que pelearon por el campeonato del mundo fuera del Luna Park. Iba porque siempre me gustó y porque ellos querían que los acompañara afuera. Pero en esos casos nunca tomé una comisión. Por eso tenía con los boxeadores una autoridad que no tenían los managers. No me guiaba la parte económica. Yo era el respaldo de una empresa detrás de un boxeador."

NO SOLAMENTE APOYÓ AL BOXEO
Es cierto que el boxeo era su gran pasión, pero gracias a él muchos deportes tuvieron cabida en el Luna Park. Se hicieron el mundial de básquetbol (1990), el de voleibol (1983) y apoyó el que se debe realizar este año.

Siempre renovando las instalaciones de su amado Luna Park, ya sea para el deporte o el espectáculo artístico, siempre avanzando, siempre invirtiendo, siempre creyendo en nuestro país, hasta llegar a su último logro: el aire acondicionado.

La vida de Lectoure es una historia de fidelidad. No sólo con el boxeo sino, principalmente, con el Luna Park. Siempre hablaba, también, de todos los espectáculos y artistas que pasaron por allí: el Circo de Moscú, los grandes ballets, Holiday On Ice, los Harlem Globetrotters, Frank Sinatra, Joan Manuel Serrat, Luciano Pavarotti y tantos otros. Y comentaba: "En estos últimos años para nosotros la situación se ha vuelto muy dura. Este estadio es muy caro de mantener".

Sin embargo, como tantas otras veces, hace poco se jactó de rechazar ofertas por el Luna. "No me interesa ni escucharlas. Yo más de dos bifes de chorizo por día no puedo comer, y para eso tengo. Que no me vengan a correr con plata porque no me interesa. Me pueden poner enfrente un montón de millones de dólares, ¿y qué? Si mi negocio y mi placer y mi gusto es estar y trabajar acá", reconoció con firmeza y sin dudar.

Sí, así era él. Duele mucho cuando un amigo de su hombría de bien se va para siempre. Pibe, ¿ahora comprendés porque tantos lo están llorando?

EDUARDO ALPERÍN tiene 40 años de experiencia como periodista. Fue prosecretario de deportes del diario La Nación de Buenos Aires y cubrió los Juegos Olímpicos de Montreal 76, Moscú 80, Los Angeles 84, Seúl 88, Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000. Actualmente es jefe de prensa del Comité Olímpico Argentino, cubre el área de prensa de ESPN Sur y es columnista de ESPNdeportes.com.

 ENVÍALO

ESPNdeportes.com: INFORMACIÓN PUBLICITARIA | EMPLEOS
Copyright ©2001 ESPN Internet Ventures. Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, transmitido, re-escrito, o re-distribuido en ninguna forma. Por favor presione aquí para las restricciones y términos legales aplicables a este sitio. El uso de este sitio implica la aceptación de dichas normas.

Boxeo argentino
Boxeo argentino
Murió el promotor argentino Juan Carlos Lectoure
sábado, 02 de marzo