Añoran verlo en acción dentro de un cuadrilátero repartiendo fuete al por mayor... aunque pierda.

De hecho, el próximo 8 de junio, Tyson se enfrenta al inglés Lennox Lewis, el actual rey de los pesados en estos momentos en un encuentro que ha provocado serias controversias en todos los ángulos deportivos del mundo.

El fanático jamás piensa en la inteligencia y determinación del ex-monarca pugilístico norteamericano, ni de su capacidad para mantener cuidado y relajamiento en su mente durante la acción dentro de un ring para poder observar todo disparo que viene en su dirección, y también acomodar sus golpes en el preciso momento, y lugar marcado, con la consistencia que separa a todo campeón y alto contendor del resto de los boxeadores.

No, el fanático no ve a Mike Tyson desde esa perspectiva. Lo que ha convertido a Tyson en uno de los boxeadores más atractivos y fascinantes de su tiempo es precisamente lo contrario.

He aquí un boxeador que posee un serio problema emocional, el cual mientras más lo expone, más aumenta su popularidad y fascinación por verlo en acción.

Que sea un "Maniático Depresivo" bajo tratamiento médico por la media docena de años que está sufriendo de ese trastorno mental, entonces como ciudadanos libres y democráticos en el país mas rico de nuestro planeta, debiéramos de demandar que Tyson sea intervenido por un médico bonafide para que le informe a las diversas comisiónes de boxeo en los EE.UU., si el ex-campeón de los pesos-completos está o no preparado emocional y psicológicamente para subirse a un cuadrilátero y brindar lo mejor de su habilidad pugilística.

Desde luego, todo el que conoce a Mike sabe que el muchachón no es ningún tonto y que ha demostrado muchísimas veces tener gran talento y capacidad tanto dentro como fuera del ring. Póngalo a discutir sobre su profesión con cualquier comentarista de boxeo en todo el mundo entero y así podrá notar el conocimiento inmesurable que posee el peso completo más peligroso que tiene actualmente el mundo boxístico.

Por supuesto, si Mike es mejor que todo peso-completo en nuestro planeta desde el punto de vista intelectual, entonces: ¿Porqué no es el poseedor de la corona mundial de los gigantes?

No son muchos entre la fanaticada boxística que conoce la verdadera contestación a esa pregunta, aunque se puede reconocer la actitud bestial que ha resurgido en él por más de una década cuando su equipo original de directores pugilísticos -Cus D'Amato y Jim Jacobs- murieron de muertes naturales en un par de años, tirando el sistema emocional del campeón fuera de control desde entonces.

Mike nunca fue un santo. Tuvo problemas casi desde que nació en el barrio peligrosísimo de Brownsville en Brooklyn, NY, y nunca conoció a su padre. Se crió con un padrasto que abusaba de su madre. Tuvo confrontaciones con la sociedad desde que aprendió a caminar por sí solo y fue a parar a la cárcel cuando todavía era "un niño de teta."

D'Amato supo de él por un entrenador de boxeo en una cárcel de menores en las afueras de Nueva York. Salió del presidio para eventualmente convertirse en uno de los campeones más prominentes del mundo pugilístico.

Son muchos los que lo ven como el peleador ideal. Cuando se enfurece -o se frustra- apela a la violencia descontrolada y a lo que él mismo define como "furia." Una vez entra a esa dimensión de enajenación y violencia en medio del cuadrilátero, su capacidad para anticipar o prever lo que su rival tiene en mente, o para ver con claridad lo que está sucediendo a su derredor se le hace casi imposible.

Somos muy pocos lo que sabemos que cuando Mike Tyson tiene sus emociones bajo control, es muy dificil para que cualquiera de los mejores pesos completos que existen hoy en el planeta le puedan durar mas de cuatro o cinco asaltos. Lo dificil es saber cual será su condición emocional y psicológica un poco antes de sonar el primer campanazo.