Domínguez, por guapo y por vivo

El Luna Park vivió un combate entre Marcelo Domínguez y Fabio Moli atrapante, casi brutal, de principio a fin. El Gordo le tiró a la Moli toda su experiencia desde el primer campanazo, demostrando que todavía no nació quien lo pueda intimidarlo entre 12 sogas

BUENOS AIRES - Parece que el Luna Park todo lo puede. En tiempos de vacas ya no flacas sino desnutridas puede darse el lujo de reunir cerca de 12 mil personas para ver una pelea de boxeo, confirmando que lo del 13 de julio pasado (la vuelta, después de 13 años de ausencia) no fue casualidad.

Pero el legendario estadio de Corrientes y Bouchard también es capaz de que un combate que en los papeles sería deslucido y aburrido terminara siendo atrapante, casi brutal, de principio a fin.

Claro, nadie va a descubrir ahora que Marcelo Domíguez y Fabio Moli no son precisamente dos dotados en esto de pegar y no dejarse pegar. Además, la enorme diferencia de peso entre uno y otro (117,400 Kg. de Moli vs. 98,600 Kg. de Domínguez) hacía suponer que Domínguez intentaría únicamente tocar y huir, y en lo posible "ensuciar" la pelea.

Sin embargo, la guerra verbal desatada en la semana previa afloró con creces arriba del cuadrilátero y enseguida se armó un espectáculo muy interesante. Como corresponde a un ex campeón mundial (de los cruceros, del Consejo Mundial), Domínguez (34-4-2, 18 KO's) le tiró a Moli toda su experiencia desde el primer campanazo, demostrando - como lo hizo durante toda su carrera - que todavía no nació quien lo pueda intimidarlo entre 12 sogas.

Domínguez aguantó a pie firme los "mandobles" de Moli (27-2-2, 16 KO's) y se le metió entre la guardia, descargando todo lo que tenía. Esa fue la carta de presentación del porteño.

Pero, claro, después había que aguantar al cordobés, que, aunque muy torpemente, acertaba de tanto buscar. Varias manos durísimas - especialmente, directos y boleados de derecha - sacudieron la cabeza de Domínguez. Y aunque fueron suficientes para que el cordobés ganara del segundo al quinto asalto, no lograron conmover a un Domínguez que ha hecho de la resistencia su marca registrada.

Sin embargo, la cosa cambió de rumbo a partir del sexto. Una vez probada su capacidad de absorción, Domínguez fue a buscar a Moli, un poco motivado por su amor propio y otro poco por el apoyo de casi la totalidad del público, como confesaría más tarde.

Entonces, allí empezaron los problemas serios para "La Mole". Porque, por un lado, al cordobés le cuesta mucho coordinar sus desplazamientos con su cintura y sus brazos. Pero, además, "el Gordo" puso en práctica todo su repertorio de "vivezas criollas" para sacar de ritmo a Moli.

Desde hablarle al oído, hasta besarlo en un clinch, pasando por hacerlo pasar de largo haciendo el gesto de un torero al ritmo del "Olé" de la tribuna, Domínguez terminó desconcertando a Moli, mientras lo castigaba desde todos los ángulos. No con demasiada potencia, es cierto, pero sí en abundancia, al punto de provocarle dos cortes (uno en los labios y otro en la frente) a su rival.

La reacción de Moli recién llegó en la penúltima vuelta, cuando los cruces hicieron vibrar a todo el Luna Park. Pero al cordobés no le alcanzó. Y, de hecho, casi se va al suelo (ya estaba agotado, es cierto) en el último asalto.

Las tarjetas de los jurados (Héctor Primerano, 115.5-112.5; Francisco Seleme, 119-110.5; Arturo Villegas, 117-112.5) no trajeron mayores sorpresas, otorgándole el merecido triunfo a Domínguez, que así se alzó con el título Argentino de los pesados, que sumó al Sudamericano, que ya estaba en su poder. La tarjeta de ESPNdeportes.com marcó 115-112, también a favor del "Gordo".

ADIÓS A LOS PESADOS
Ya en la sala de prensa (a propósito, la organización de este combate no tuvo nada que envidiarle a las de Las Vegas, tanto en espectacularidad como en eficiencia), Domínguez confirmó que no seguirá peleando en la máxima categoría.

"Creo que es obvio, yo no soy un pesado. Ahora voy a hablar con mi apoderado para ver cómo seguimos, pero quiero volver a crucero", señaló. "Antes de subir al cuadrilátero ya tenía controlada la pelea. No quiero desmerecer a Moli, que hizo una gran pelea, pero creí que pegaba más fuerte, aunque hizo más de lo que yo esperaba", analizó Domínguez con respecto al trámite del combate.

Moli, mientras tanto, admitió la derrota como un verdadero caballero, confirmando lo que se había visto minutos antes sobre el cuadrilátero, cuando tras el campanazo final se fundió en un gran abrazo con su rival, poniendo fin a la guerra de palabras.

"Me ganó perfectamente, no tengo nada que decir. Aunque, lógicamente, no me gusta perder así. Me gustaría hacer una revancha, aquí o en Córdoba. Si Domínguez no quiere seguir en pesado tendré que ir a pelear al exterior. He dado batalla en un buen espectáculo y quiero seguir boxeando", afirmó "La Mole".

Por su parte, Esteban Livera, gerente general del Luna Park, confirmó que la vuelta del boxeo al estadio aparejó un nuevo éxito. "Fue algo fantástico. El público volvió a responder muy bien, así que esto garantiza que el año que viene haremos seis o siete festivales".

GIMÉNEZ, ENTRE APLAUSOS Y SILBIDOS
El público de boxeo es, a veces, difícil de entender. De lo contrario, no se explica por qué silbó tan estruendosamente a Diego "Rocky" Giménez (24-1, 17 KO's; 62,350 Kg), tras haberle ganado por puntos a Roberto Arrieta (12-4-3, 4 KO's; 60,950 Kg), en la pelea más atractiva de la noche.

El cordobés, que reaparecía tras haber estado preso durante casi un mes, superó un comienzo muy adverso, en el que Arrieta le conectó casi sistemáticamente el gancho de izquierda, al punto que al terminar la primera vuelta el ojo derecho de "Rocky" parecía un globo.

Pese a la reacción de Giménez, Arrieta nunca dio un paso atrás y, en definitiva, se armó un combate en el que si bien no sobresalió la brillantez técnica, hubo momentos espectaculares.

Si bien es cierto que la victoria de Giménez fue por escaso margen - de hecho, fue por fallo dividido - el cordobés no se merecía irse silbado, porque, en definitiva, dio todo de sí brindándose por completo para con el espectáculo.

Giménez volverá a presentarse el próximo 15 de noviembre en Córdoba, enfrentando al colombiano Jorge Noriega, en un festival del cual también formarán parte Jorge "Locomotora" Castro y Marcela "Tigresa" Acuña.

LAS PRELIMINARES, A TONO CON LA NOCHE
En las peleas preliminares, una vez más se lucieron Marcos Silvano Díaz y Hugo Garay, en tanto Aladino Alanis, aunque también ganó, no corrió con la misma suerte.

El rosarino Díaz (11-0, 9 KO's), considerado como la mayor promesa del boxeo argentino, venció por nocaut técnico en el tercer asalto al entrerriano Juan Carlos Villagra (5-3, 2 KO's). Tras un comienzo en el que encontró una resistencia mayor a la esperada, Díaz finalmente logró imponer su poderío y sometió a Villagra a derechazo limpio. Un nuevo paso adelante del rosarino, que si sigue por esta senda va a dar que hablar.

Garay (12-0, 6 KO's) noqueó en la segunda vuelta al misionero Daniel Arruda (8-3, 8 KO's), triunfo conseguido con mucha facilidad, ya que su rival nunca pudo aguantar la potencia del bonaerense. Una nueva victoria y nada más para el ex representante olímpico, al que todavía le falta mucho.

El rosarino Alanis (11-3, 7 KO's) la estaba pasando muy mal ante Carlos Gerez (8-1, 7 KO's), hasta que en el cuarto asalto se produjo un choque casual de cabezas que terminó en descalificación para el tucumano. Alanis había recibido un duro castigo durante la mayor parte del combate y, evidentemente, estaba abajo en las tarjetas.

Sin embargo, una equivocada apreciación por parte del árbitro Jorge Basile terminó favoreciéndolo. La velada se completó con el triunfo por puntos del bonaerense César Cuenca ante su coterráneo Ramón Barrios.

SEBASTIÁN CONTURSI es redactor especial de ESPNdeportes.com.

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