Apegándose a su voto de silencio, Tyson dejó que gente de su entorno dijeran algunas cosas un tanto sucias respecto a Lennox Lewis, durante un breve entrenamiento del boxeador en un casino a orillas del Mississippi.

Sin embargo, no estaban interesados en decir si Tyson está tomando antidepresivos o si piensa morder a Lewis durante el combate de este próximo sábado.

"Esto es una locura, y es por eso por lo que Mike no quiere ni tan siquiera salir a hablar con ustedes", dijo a los representantes de los medios de comunicación, el entrenador Ronnie Shields, "lo único que hacéis es irritarlo".

Tyson parecía estar en forma, pero es difícil de decir, ya que lo único que hizo fue poco más que golpear un saco de serrín y practicar un poco de movimientos de cabeza en el salón donde la gente se subió a las sillas para poder verlo mejor.

Lo que todavía no se explica es por qué Tyson mandó traer a la concentración al entrenador Carlos "Panamá" Lewis, ahora caído en desgracia, como último añadido a su campo de entrenamiento.

"Panamá" Lewis estuvo encerrado un tiempo en prisión por hacer trampas con los guantes en una pelea que se celebró en 1983, y está vetado para dirigir desde la esquina en la mayoría de los estados de la Unión Americana. Sin duda esta última inclusión en el equipo ha sido un dolor de cabeza, para Shields y para su segundo Stacey McKinley.

"Nadie le dice a Mike Tyson qué es lo que tiene que hacer", declaró McKinley, "parece mentira que la gente no lo sepa a estas alturas".

Lewis con un cargamento de joyería de oro colgando del cuello estaba disfrutando abiertamente de su nueva posición en el campo de entrenamiento; estuvo charlando con Tyson después de la sesión y al parecer el ex campeón le prestaba oídos.

El entorno de Tyson incluso se ha vuelto más circense con el retorno de Steve Fitch, más conocido por su sobrenombre "Cocodrilo", cuyo trabajo consiste en caminar alrededor y gritar estupideces a quien quiera oirlo.

El tal "Cocodrilo" había sido separado de la nómina del entorno de Tyson, pero al parecer el boxeador lo quiere cerca para darle más mordiente a su "equipo" en los días anteriores a la pelea.

"En tres días más habrá una resurrección", gritaba "Cocodrilo", en medio de la sesión, de forma repetida y desgañitándose.

El hotel-casino donde está el lugar de entrenamiento de Tyson es el Fitzgerald's, al que se bautizó como "lugar oficial del equipo Tyson" y está en la ciudad de Tunica, a unos 60 kilómetros de Memphis.

El hotel ha pagado un millón de dólares y unas cuantas entradas para el combate por ejercer el derecho de nombrarse "lugar oficial", en el que Tyson y su comitiva ocupan 52 habitaciones.

Después del entrenamiento, McKinley ejerció como portavoz de Tyson, alegando que no era bueno para su pupilo hacer declaraciones, actuando como si fuera un predicador para pedir ayuda en cuanto a la asistencia al combate; una ayuda que realmente está necesitando.

A la pregunta sobre el tema de los antidepresivos, McKinley dijo: "entren al vestuario y le hacen esa pregunta a Mike directamente, a lo mejor los agarra y los tira al río".

McKinley dijo que Lewis era un cobarde y que moriría mil veces y que Tyson se estaba entrenando para lesionar seriamente al campeón.

"Quiero que le rompa las costillas y la mandíbula", añadió McKinley, "quiero ver salir a Lewis en una camilla".