Una Fórmula mejorada

Sobrepasos, despistes, juegos de estrategias y un ganador inesperado en el Gran Premio de Australia. El arranque del Campeonato Mundial de Fórmula Uno tuvo de todo, con David Coulthard como ganador y sin Ferrari en el podio

UN PODIO RENOVADO
Juan Pablo Montoya y David Coulthard a puro festejo en Australia.
(Reuters)
BUENOS AIRES -- Tantas palabras, semejante correntada tumultuosa de declaraciones, cartas y comunicados en la pretemporada necesitaba un espejo en los hechos. Sean bienvenidos, entonces, los avatares del 19° Gran Premio de Australia, largada del 54° Campeonato Mundial de Fórmula Uno.

Es mejor dejar salir las noticias, que se amontonan superponiendo sorpresas, para analizarlas después. No ganó Ferrari, ni Michael Schumacher. Venció David Coulthard con el McLaren del año pasado, tercero en la Copa de Constructores con menos de un tercio de los puntos de Ferrari, pero remozado. Ningún piloto de la Scudería pisó el podio, por primera vez después de 53 carreras. Ni el mayor de los Schumacher, que acumulaba 19 competencias consecutivas ubicándose en algún escalón.

DEL ESPEJISMO AL ESPEJO
El resultado dicta que los cambios reglamentarios impuestos por la Federación Internacional del Automóvil y su presidente, el abogado inglés Max Mosley, fueron efectivos. Que la premiación con puntos a los ocho de adelante, por primera vez en la historia, es más justa. Que el nuevo sistema de clasificación agrega una mayor incógnita a la carrera. Que la prohibición de cambiar motor, neumáticos y cargar o descargar combustible de los coches luego de la tanda cronometrada del sábado condimenta las estrategias de competencia. Ni tanto ni tan poco.

Con los retoques de apuro, algunos cimientos de los Grandes Premios fueron sacudidos. Hombres y grupos de ellos, equipos, cometieron errores. Puestos a prueba de reflejos, se detectaron confusiones en las estrategias, equivocaciones en las paradas en boxes, nerviosismo y la habitual falta de confiabilidad en los coches que suele caracterizar a las primeras fechas del almanaque.

Si algo le faltaba a la octava carrera consecutiva en las calles de Albert Park, en la hermosa Melbourne, era la lluvia. Con el asfalto mojado poco antes de salir a la pista, la opción fue calzar neumáticos intermedios. Entonces, hubo quienes se arriesgaron bien temprano a cambiarlos por los comunes con ranuras a poco de haberse largado la prueba. David Coulthard fue uno de ellos. Su compañero, el finlandés Kimi Räikkönen, había entrado antes de largar, luego de la vuelta previa.

Ese rápido cambio de timón en los planes resultó para Coulthard y McLaren, que no triunfaban desde el Gran Premio de Mónaco de 2002, única victoria de la sociedad angloalemana McLaren-Mercedes en las últimas 18 competencias.

El destino de Räikkönen, el joven finlandés que en Melbourne 2001 debutó con puntos sobre un Sauber y que el año pasado logró su primer podio -con McLaren-, también pudo haber sido otro con aquella variante en la planificación. Incluso, Räikkönen había sido más aguerrido que Coulthard en la primera parte de las 58 vueltas. Pero un exceso de velocidad en la calle de boxes fue sancionado con una penalización que le costó la punta que defendía muy bien frente al ataque de Michael Schumacher.

Un imprevisto sospechado, la neutralización del auto de seguridad, y otro meno frecuente -que sus dos pilotos entraran casi juntos a boxes y uno, Ralf Schumacher, debiera esperar a ser atendido- apartaron a Williams del escalón más alto del podio. La escapada en punta de Juan Pablo Montoya, el más lúcido en Australia de los dos pilotos de Frank, fue interrumpida por la entrada del auto de seguridad. El colombiano había pensado en un primer tramo de carrera más largo para alejarse mientras el resto paraba a recargar combustible.

Dos veces estuvo el bogotano como líder y en ambas perdió. En la última, según admitió, por un error en la primera curva, un viraje derecha-izquierda que se transita en tercera marcha, a unos 125 km/h. Montoya hizo un trompo cuando encabezaba el lote con casi una docena de segundos de ventaja y Coulthard, pura paciencia, lo pasó y heredó el premio mayor: su 13° triunfo.

EL DIA QUE PERDIO FERRARI
La anterior vez que Schumacher, el mayor, el quíntuple, no había estado en el podio había sido el 16 de septiembre de 2001. Ese día, Montoya obtuvo su único triunfo en Fórmula Uno, en el Gran Premio de Italia. Schumi llegó cuarto. La anterior carrera en la que ningún corredor de Ferrari subió al podio había sido el 26 de septiembre de 1999. Aquel día, Johnny Herbert ganó el Gran Premio de Europa, en Nürburgring con Stewart. Schumacher se recuperaba de la fractura en Silverstone y las Ferrari eran conducidas por Eddie Irvine y Mika Salo.

Si la temprana patinada fuera de pista de Rubens Barrichello causó sorpresa, más asombraron ese par de excursiones más allá del asfalto, excediendo el límite de los pianitos, que Michael Schumacher realizó luego de sus dos paradas planificadas en boxes. Un poco incómodo en el papel de perseguidor de presas como Montoya y Räikkönen, que responden atacando, Schumi se salió de la huella y su F2002 sufrió. El desprendimiento paulatino de los deflectores laterales lo obligó a entrar a boxes, a pedido de los comisarios, para que el equipo retirara los restos. Esa última detención, la tercera, lo quitó definitivamente de la punta.

Para descubrir si lo circunstancial se transforma en tendencia, habrá que esperar aún más. Si, como se presume, Ferrari tiene en la F2003-GA que aún no estrenó oficialmente otro coche ganador, cuánto puede costarle al director técnico Ross Brawn y al equipo que comanda Jean Todt pensar estrategias ganadoras como han hecho tantas otras veces -en 34 de los últimos 52 Grandes Premios, por ejemplo, que han sido victorias rojas- con estas nuevas reglas. Poco, según se cree.

Mientras tanto, sean bienvenido estos soplos de aire fresco en medio del temporal.

MARTÍN URRUTY es periodista especializado en automovilismo desde 1993. Trabajó en el diario Clarín y en Radio Rivadavia y fue co-autor del libro "Formula 1 -50 años- La eterna pasión". Actualmente es redactor del diario deportivo Olé, y además es de columnista del SportsCenter Latino de ESPN, de ESPN Radio en Rivadavia y de ESPNdeportes.com.

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