Esta es mi ciudad: Íconos latinos en Estados Unidos
Sobreponiéndose a los obstáculos inherentes de la emigración, ellos han sabido empinarse y sobresalir hasta convertirse en verdaderos ídolos locales y nacionales.
La historia del deporte profesional de Estados Unidos no puede contarse sin los atletas latinoamericanos. No solo sus aptitudes atléticas y su poder de convocatoria les catapultaron a la fama, también sus actitudes dentro y fuera del escenario deportivo les sirven de boleto de entrada y asiento para rendir a sus pies a fanáticos del deporte y aficionados ocasionales. Ya son parte de la historia, de la cultura de las regiones donde se asentaron. Sería imperdonable no mencionarlos. Ellos destrozaron estereotipos, cambiando para siempre la percepción que se tiene de los que nacieron al sur del Río Bravo. Se convirtieron en sinónimos de esas plazas, como hizo Roberto Clemente en Pittsburgh, David Ortiz en Boston o Julio César Chávez en Las Vegas. En el Mes de la Herencia Hispana, ESPN Digital se acerca a esos atletas hispanos que se convirtieron en obligados referentes dentro de la geografía de la Unión estadounidense. DAVID ORTIZ: "THIS IS OUR F... CITY" (BOSTON/MASSACHUSETTS) Entró al Salón de la Fama de Cooperstown en julio pasado, principalmente por los legendarios batazos que ayudaron a los Boston Red Sox a romper la Maldición del Bambino y ganar sus primeros tres campeonatos en casi un siglo (2004, 2007 y 2013). "Big Papi" bateó 483 de sus 541 jonrones y acudió a 10 Juegos de Estrellas en 14 años con Boston. Como forma de reconocer sus logros en el terreno de juego y el impacto que tuvo para la ciudad, un puente y una calle cerca de Fenway Park fueron rebautizadas con su nombre, justo cuando concluía la última temporada de su carrera de 20 años, en 2016. La calle, ubicada cerca de una estación de tren, se llama "David Ortiz Drive", mientras que un puente en la Avenida Brookline que pasa por encima del Massachusetts Turnpike es conocido como el puente "Big Papi David Ortiz". Todavía se recuerda el 20 de abril de 2013, cuando los Red Sox jugaron en casa por primera vez desde el atentado terrorista del maratón de Boston --que mató a tres personas e hirió a 282--, Ortiz tomó el micrófono durante una ceremonia previa al partido contra Kansas City Royals, y dijo las palabras, altisonantes pero efectivas, que elevaron su figura de atleta importante a ícono eterno de Boston. "Esta es nuestra jodida ciudad. Y nadie va a dictar nuestra libertad. Seamos fuertes". Al final del año, los Red Sox ganaron el campeonato en casa por primera vez en 95 años y Big Papi fue el MVP de la Serie Mundial. La semana siguiente, Ortiz llegó tercero en las elecciones para la alcaldía de la ciudad, pese a que no estaba registrado como candidato. (Enrique Rojas) MANU GINÓBILI, TAN SANANTONIANO COMO EL ÁLAMO Arribó a San Antonio como un auténtico forastero. Pero al cabo de un tiempo eran dos entes inseparables. Fueron hechos el uno para el otro. Si bien los San Antonio Spurs sabían de él y fueron a buscarlo en el draft de 1999, jamás habrían imaginado que alcanzaría semejante estatura. Dieciséis temporadas después, jugando hasta los 40 y siendo pieza vital de los 4 títulos que supieron conseguir, hoy su número reposa para siempre en lo alto del AT&T Center. Y como para que no queden dudas de su legado, Manu ya es uno de los inmortales del Salón de la Fama del baloncesto portando un carnet de identidad que lo acredita como argentino y de San Antonio. Es cierto que la condición de ídolo de la ciudad la comparte con otros como Greg Popovich, David Robinson, Tim Duncan y Tony Parker. Pero él se diferencia por ser el único latino reconocido de esta manera. Si tenemos en cuenta que la población latina prevalece en la ciudad (alcanza casi el 65% del total), resulta lógico que la urbe lo adoptara como uno de los suyos, pese al hecho de haber nacido a miles de kilómetros de distancia. Manu es tan abanderado de su Bahía Blanca natal, como de su ciudad adoptiva. Manu es tan Sanantoniano como el mismísimo Álamo. (Marcelo Bousquet) ALBERT PUJOLS, LA MÁQUINA DE ST. LOUIS Una década de ausencia parece no haber dañado la estrecha relación de Albert Pujols con la ciudad de San Luis. El histórico pelotero dominicano tuvo los mejores primeros 10 años de una carrera con la camiseta de los St. Louis Cardinals hasta que recibió un mega contrato de 10 años y $240 millones de Los Angeles Angels para trasladar su show de la "Puerta del Oeste" al lejano oeste. Pero Pujols regresó a San Luis este año para una última corrida y retirarse del béisbol, regalando a los aficionados de los Cardinals su arribo a los 700 jonrones y una presencia en postemporada. Solamente cuatro jugadores: Barry Bonds, Hank Aaron, Babe Ruth y Pujols han bateado siete centenares de cuadrangulares. Dentro de cinco años, el dominicano se unirá con el uniforme de los Cards al Salón de la Fama de Cooperstown. En la franquicia de los Cardinals, Pujols pertenece al Monte Olimpo, ese lugar en donde están Stan Musial, Rogers Hornsby, Ozzie Smith, Bob Gibson y unos pocos más. En San Luis, es un símbolo, quizás no tan alto como "El Arco Gateway", pero sí uno de los más importantes que ha tenido la ciudad en décadas recientes. (Enrique Rojas) JULIO CÉSAR CHÁVEZ Y CANELO ÁLVAREZ, REYES EN LA CIUDAD DEL PECADO Los héroes se forjan con jornadas memorables, en el límite. Así fue como Julio César Chávez conquistó, en la década del 90' del siglo pasado, cuando el mundo no era tan globalizado como hoy, a la ciudad de Las Vegas. En la memoria quedan peleas que convirtieron a Julio César en el referente del boxeo mexicano y del negocio americano, como cuando ganó la revancha contra Frankie Randall el 7 de mayo de 1994 e instauró prácticamente el primer fin de semana de mayo como una fiesta mexicana. Luego pasó a dominar septiembre, en el fin de semana de la Independencia mexicana, de cuando son inolvidables sus victorias sobre Héctor 'Macho' Camacho en 1992 cuando el Pago Por Evento apenas nacía, el nocaut frente a Meldrick Taylor en 1994 y la victoria sobre David Kamau en 1995. Saúl 'Canelo' Álvarez llegó con el nuevo milenio, y se ha convertido la figura de Las Vegas desde que debutó en este escenario en 2010. La prueba es que 14 de sus últimas 20 peleas han sido en la 'Ciudad del pecado', que se viste de color 'Canelo' cada vez que el mexicano pelea. Arrastra fanáticos, medios, patrocinadores, boletos carísimos y PPV, una millonada a la orden del tapatío. Saúl Álvarez le ha ganado a Cotto, Mosley, Chávez Jr y Golovkin en Las Vegas, y solo perdió con Mayweather y Bivol, pero aun así es el que pone las reglas del negocio. (Saúl Trujano) MARIANO RIVERA, EL a-'MO' SILENCIOSO DEL BRONX El relevista panameño es el mejor cerrador de todos los tiempos en Grandes Ligas y una de las mayores figuras que han tenido los New York Yankees, el equipo más exitoso del deporte profesional estadounidense. Más importante, Rivera es uno de los rostros más visibles e importantes de la ciudad de Nueva York, también conocida como la capital del mundo. Rivera, el líder de todos los tiempos en salvamentos (652), juegos finalizados (952) y efectividad ajustada (+252, lo que significa que fue un 152% mejor que el relevista promedio en su carrera), ayudó a los Yankees a conquistar los últimos cinco de sus 27 campeonatos. Fue un personaje que raras veces apareció en periódicos y noticiarios por razones equivocadas a lo largo de una carrera que duró dos décadas, siempre vistiendo el uniforme rayado de los Yankees. Creó la Fundación Mariano Rivera en 1998 para trabajar con necesidades de comunidades empobrecidas de Nueva York, especialmente en New Rochelle, del condado Westchester. En ese lugar funciona la iglesia cristiana que Rivera construyó. Una forma de medir la dimensión de su figura fue la votación unánime que obtuvo en su primer año en la boleta del Salón de la Fama de Cooperstown, en el 2019, único jugador en lograrlo en los 86 años de historia del santuario de la pelota. Eso es algo que no consiguieron Babe Ruth, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Joe DiMaggio, Yogi Berra, Derek Jeter o cualquiera de los otros grandes Yankees de todos los tiempos. Y es lo que coloca a "Mo" Rivera en un lugar especial de la ciudad que nunca duerme. (Enrique Rojas) 'EL TRI', EL BÁLSAMO QUE SANA AUSENCIAS No es el fútbol. Porque es un fútbol que nunca ha ganado nada. No, es una caricia de patria, un estallido de nostalgia. La Selección Mexicana es un Moisés indocumentado, que levanta y separa las aguas, y rescata un bullicioso ejército. Estiman en 39 millones la cantidad de mexicanos arraigados en Estados Unidos. Y la selección mayor de México es el bálsamo que sana sus ausencias, sus distancias, sus carencias. Una selección mayor que nunca ha ganado nada, que se recicla cada cuatro años en los fracasos mundialistas. Que se fortalece en las fantasías de lo imposible, en las utopías de un Quinto Partido. Pero, no importa. No se trata de untuosas guirnaldas en la frente, sino del mensaje urgente de sus manos vacías: no es su fútbol, es México, el himno, la bandera, la música, el desmadre. El Tri abarrota estadios de una tierra que, siendo ajena, le pertenece. Llegó incluso a usurparle el Jericó de Columbus a la selección de Estados Unidos, que debió buscar un nuevo refugio premundialista en Cincinnati. Y la Selección Mexicana es negocio, es artimaña; es la mano derecha que seduce los latidos trémulos de la ansiedad, y la mano izquierda que hurga en la cartera del inmigrante, capaz de dejar de pagar la renta, para acudir a esos partidos "moleros", a veces contra selecciones casi ficticias. Pero no es el fútbol, porque su selección harapienta, la tricolor, la peregrina, sí es, en los corazones ansiosos, la madre distante que acaricia y bendice; es la carta de los hijos que nunca llega; es la sensación de que el destierro migratorio ha terminado; es el espejismo de que ha dejado de ser esclavo de sus deberes, para ser el comandante de sus pasiones. Eso es la Selección Mexicana en Estados Unidos: una nación paciente y ansiosa de convulsionarse. Y aunque no es por su fútbol, es, todo, gracias al fútbol. (Rafa Ramos) MINNIE MIÑOSO, MR. WHITE SOX Hay personas que están destinadas a la grandeza no importa cuántos obstáculos aparezcan en su camino. El cubano Orestes 'Minnie' Miñoso es uno de ellos. Miñoso tuvo la fuerza y entereza para el 19 de abril de 1949 ser el primer latinoamericano negro en jugar en MLB. Entonces defendía los colores de los Cleveland Indians. Dos años más tarde, en 1951, rompió la barrera del color en la ciudad de Chicago. Ya con los White Sox, El 'Cometa Cubano' se convirtió en favorito de la ciudad. No arrugó cuando le lanzaban pelotas con malas intenciones aquellos en contra de la integración racial. Hizo de todo dentro y fuera del terreno hasta convertirse en el gran ícono del equipo que le homenajeó con una estatua. El día de su muerte, Barack Obama, entonces presidente de los Estados Unidos escribió en un comunicado: "Para los South Siders y fanáticos de los Sox de todo el país, incluyéndome a mí, Minnie Miñoso es y siempre será 'Mr. White Sox'. La historia estadounidense por excelencia representa mucho más que una placa", subrayó Obama ante la injusticia de que Miñoso no recibiera el llamado al Salón de los lnmortales en Cooperstown. Finalmente se hizo justicia, pero él no la vio. Aunque, donde quiera que esté, Minnie estará orgulloso de haber jugado en 5 décadas distintas en la Gran Carpa y convertirse en uno de los mayores íconos del Southside y la populosa ciudad de Chicago. (Damián L. Delgado Averhoff) VALENZUELA, EL FERNANDO MEXICANO QUE SE VOLVIÓ MANÍA EN L.A. Con la llegada de Fernando "Toro" Valenzuela a MLB con Los Angeles Dodgers en 1980, se puede hablar de un antes y un después del equipo de la Liga Nacional, ya que no solo fue factor en el terreno de juego, sino también fuera para atraer de vuelta a la comunidad mexicoamericana a apoyar al equipo y asistir al estadio. La temporada de ensueño de Valenzuela con los Dodgers en 1981 --algo nunca visto para un pitcher novato hasta la fecha-- fue el reencuentro de la afición hispana con el equipo, principalmente la mexicoamericana que se vio despojada de sus terrenos en Chávez Ravine en la década de los 50, donde posteriormente se construyó el Dodger Stadium que abrió sus puertas en 1962. Valenzuela, quien marcó una época con Dodgers como jugador de 1980 a 1990 y sigue como analista de radio cumpliendo su vigésima temporada en 2022, fue mucho más allá del terreno de juego, pues con él surgieron varias generaciones de aficionados mexicanos en Los Ángeles y el sur de California, e incluso llegó a inspirar a muchos jugadores latinos en el área y en sus respectivos países. Hoy en día, se puede hablar de que un 40 por ciento del total de los aficionados que siguen a los Dodgers son latinos, incluyendo a los hijos de los fanáticos que vieron nacer al "Toro" de Etchohuaquila, y a los nietos de esos abuelos. Todo ha llevado en que las últimas 20 temporadas, los Dodgers tengan una asistencia anual de más de 3 millones de aficionados. (Rubén Castro) MIGUEL COTTO, DUEÑO DEL GARDEN, DUEÑO DE MANHATTAN El Madison Square Garden, la meca del boxeo, es un pabellón deportivo multiusos situado en el distrito de Manhattan, Nueva York. Sede de legendarias peleas en boxeo, entre ellas Ali vs. Frazier I, Lamotta vs. Robinson I y Hopkins vs. Tito Trinidad. Precisamente el boricua, todavía coreado ("Tito, Tito, Tito") en Puerto Rico cada vez que hace una aparición pública, fue uno de los dueños del Garden cuando peleaba allí. Pero fue unos años después que su compatriota Miguel Cotto se adueñó del complejo. Incluso más que una legendaria figura de antaño como Ali. A mediados de este año, Cotto, ya retirado y exaltado al Salón de la Fama, recibió una 'llave simbólica' de la emblemática instalación. ¿Por qué? En sus 17 años de carrera, Cotto -oriundo del municipio de Caguas, PR- registró foja de 8-2 (siendo estelar y/o coestelar) en el Garden, con victorias sobre Sergio 'Maravilla' Martínez, Paulie Malignaggi, Zab Judah, Shane Mosley y la revancha ante Antonio Margarito, entre otras. La gran comunidad boricua en la Gran Manzana hacía del Garden la 'casa' de Cotto, quien prácticamente estuvo imbatible allí. Al menos hasta que cayó, sorpresivamente, ante Austin Trout. Luego lo haría en su última pelea como profesional contra Sadam Ali. Pero más allá del récord como peleador, Cotto (campeón en cuatro distintas divisiones) es el 'rey' del Garden porque, de acuerdo a ESPN Stats & Info, nueve de sus 10 peleas en la mítica arena fueron 'sold out', más que cualquier otro peleador en la historia del boxeo. Según la misma fuente, 'Junito' estableció un récord de venta de boletos para un peleador en el Garden. Para los promotores siempre significaba buen negocio, especialmente cuando coincidía con la Parada Puertorriqueña. "Más que meca del boxeo, debe ser conocida como la meca de Miguel Cotto", aseguró en su momento el promotor de Top Rank, Bob Arum. "Vender a totalidad el Garden, se convirtió en su evento", concluyó Arum. Cotto es historia en Puerto Rico y en New York, su segunda casa. (José E. Bartolomei) ROBERTO CLEMENTE Y PITTSBURGH, SINÓNIMOS EN LA CIUDAD DEL ACERO Antes de 1955, cuando Roberto Clemente jugó su primer partido en Pittsburgh, ningún pelotero quería llegar a esa ciudad. En el filme '42', se documenta bien ese dato cuando Branch Rickey amenazaba con enviar a la ciudad del acero a los jugadores que maltrataran a Jackie Robinson. Luego de 18 temporadas, Clemente y Pittsburgh eran sinónimo y no solo porque le devolvió el respeto a ese equipo con sus dos títulos de Serie Mundial en los que fue figura central. Si bien es cierto que en su natal Puerto Rico el astro es venerado como un héroe, casi un santo, Pittsburgh está en un muy cercano segundo lugar en cuanto al amor que siente por el astro puertorriqueño. Si visitas Pittsburgh podrás hacer el experimento, sobre todo si eres puertorriqueño. Alguien te contará una anécdota, en cualquier lugar te asociarán con Roberto Clemente o llegarás a toparte en algún lugar con algo que tenga su nombre o con un mural que recuerde su grandeza. En cualquier rincón, puedes ver jóvenes y adultos, hombres y mujeres vistiendo la camiseta de los Piratas con el número 21, que año tras año es una de las más vendidas en esa ciudad del estado de Pensilvania. A 50 años de su muerte en un accidente aéreo cuando llevaba ayuda humanitaria a los damnificados por un terremoto en Nicaragua, todavía su nombre sigue presente: en el puente Roberto Clemente que se ve desde el PNC Park, en el Museo Roberto Clemente, en la monumental estatua ubicada en la entrada del estadio, en el tamaño de la verja del jardín derecho (21 pies, honrando su número), en calles escuelas y muchos homenajes que le hace la ciudad. El hombre que mejor ejemplifica "el juego de béisbol, el espíritu deportivo y la participación comunitaria", estuvo asociado por 18 años a Pittsburgh. Pero su presencia en esa ciudad perdura para siempre. (Hiram Martínez) EDGAR MARTÍNEZ, 'EL DOBLE' Y SEATTLE En octubre de 1995, la franquicia de los Mariners estaba en inminente peligro de irse de Seattle. Aun con el improbable avance del equipo desde estar a 13 juegos bajo los .500 en agosto a asegurar el banderín de su división el último día de la temporada, la venta del equipo parecía bastante decidida luego de que el condado de King rechazara el financiamiento de un nuevo estadio. El Kingdome era un lugar inhóspito para el beisbol y lucía en turno para su demolición. Entonces, llegó 'El Doble'. Con dos corredores a bordo en la undécima entrada y los Mariners abajo 5-4, Martínez disparó un lineazo por la línea del jardín izquierdo, Joey Cora anotó la del empate y Ken Griffey Jr. hizo un dramático recorrido desde primera para anotar la de la victoria. ¡Los Marineros avanzan a la Serie de Campeonato de la Liga Americana! El batazo decisivo de Martínez no solo llevó a los Mariners a ganar su primera serie de postemporada, sino que provocó un cambio total en la mentalidad de la ciudad. Unos meses después, la legislatura del estado de Washington se reunió en una sesión especial y aprobó un acuerdo para financiar lo que hoy es el Safeco Field. Jamás un solo batazo había hecho tanto por una ciudad. No se equivocan los muchos que reclaman que gracias a Martinez, los Mariners juegan ahora en uno de los estadios más bellos del beisbol. Mas allá de darle exposición nacional como uno de los mejores bateadores derechos del beisbol, 'El Doble' convirtió al puertorriqueño en el mas grande ídolo deportivo de la ciudad. Los Mariners se quedaron en Seattle, aunque superestrellas como Alex Rodriguez, Ken Griffey Jr. y Randy Johnson siguieron sus carreras en otros lugares. Martínez se quedó en Seattle durante toda una carrera que lo llevó al Salóon de la Fama. Su hazaña siempre será recordada cada vez que los fanáticos caminan por el 'Edgar Martinez Dr.', la principal avenida frente al Safeco Field. (Hiram Martínez)
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