Argentina cerró un torneo inolvidable

El seleccionado local cerró un gran torneo con la estrecha derrota frente a Italia, y terminó sexta cuando su producción hacía soñar con el podio. Puntos muy altos en Milinkovic y Meana, y un adiós lleno de gratitud para Javi Weber, el gran Hugo y el Negro Elgueta

EL ÚLTIMO TRIBUTO
"Gracias por el aguante", reza la bandera que sostienen dos de los máximos símbolos de la selección argentina de voley: Javier Weber (izquierda) y Marcos Milinkovic
(Fotobaires.com)
BUENOS AIRES -- El Mundial de Voley Argentina 2002 es ya una acumulación de imágenes y sonidos que cada uno reflotará cuando pretenda evocar estos 16 días vividos a pura pasión.

Pasión, decíamos, porque las canchas estuvieron generalmente llenas; pasión de un equipo argentino que respondió con entrega y fervor cuando el juego no le alcanzaba; pasión de los cientos de hombres y mujeres que trabajaron en las seis sedes sin cobrar ni un peso...

Está claro que, sin pasión, este Mundial no hubiera sido posible de ninguna manera.

BRASIL, UN GRAN CAMPEÓN
Un Mundial que tuvo como gran campeón a Brasil: por juego, protagonistas y mentalidad ganadora en momentos cumbres. Enorme Nalbert, su capitán, su líder, para hacerse cargo de las pelotas decisivas de cada partido. Exuberante Giba para romper bloqueos desde todos los ángulos. Conducción garantizada en Mauricio y cuando el veterano armador decayó en su producción apareció Ricardo para llevar a Brasil primero a la final (victoria ante Yugoslavia) y luego hacia un título que jamás habían conseguido.

Allí, precisamente, estuvo otras de las claves del suceso canarinho: buen recambio, un banco de reservas que le aportase oxígeno en momentos de asfixia. Y vaya si le fue a Brasil con las variantes: Ricardo y Anderson fueron decisivos con Yugoslavia, Dante aportó lo suyo con Italia y el legendario Giovane fue determinante en la final ante los rusos, con el ace sobre la línea que motorizó el carnaval en Buenos Aires.

¿Tuvo el campeón algún signo distintivo? Sí, la intensidad, el poder sostener la agresividad durante más tiempo que sus rivales. Porque en un deporte en el que parece que todo ya está inventado, el poder de concentración para estar a full en cada pelota pasa a ser fundamental. Y el técnico brasileño, Bernardinho, es un obsesivo en eso de estar siempre con el cuchillo entre los dientes...

ARGENTINA: EMOCIÓN Y ALGO MÁS
Pero más allá de la vibrante final, la última jornada de la competencia se inició con la derrota por 3-2 de la Argentina ante Italia, en un partido en el que los dos derrocharon energía, irregularidades y voluntad de ganar. Fue un duelo que, al margen de tener como recompensa el quinto lugar, tenía connotaciones tremendamente emotivas por las despedidas de Javier Weber (último partido como jugador) y de Hugo Conte y Jorge Elgueta (ambos anunciaron que dejarán la selección).

Fue una actuación argentina con desniveles, con un primer set en el que resultaron favorecidos por los errores de Italia en el ataque. Sin embargo, en el segundo capítulo Italia se renovó con el ingreso del veterano Fefé De Giorgi (el armador cumplió 42 años el jueves pasado) y se llevó el parcial con comodidad.

También consiguió adueñarse del tercer set y parecía tener todo resuelto en el cuarto capítulo. Pero entonces la Argentina también echó mano a su banco y desde allí aparecieron el zurdo Santiago Darraidou y Hernán Ferraro para modificar el rumbo de derrota de ese cuarto capítulo. ¿A quiénes reemplazaron? Nada menos que a Milinkovic y a Weber.

Claro que también fue muy importante lo ofrecido por Gastón Giani, mientras Jorge Elgueta mantenía el buen nivel del comienzo y el líbero Pablo Meana daba forma a otra estupenda producción.

En el tie break, Getzelevich se la jugó con el zurdo Darraidou y mal no le fue, porque Santiago siguió martirizando a la defensa y el bloqueo italiano. Pero así como la Argentina rescató aire desde el banco, lo mismo ocurrió con Italia.

El DT Anastasi lo puso a Valerio Vermiglio y éste le dio dos puntos clave (un bloqueo y una pelota colocada con dos manos) para equilibrar un último set que parecía triunfo argentino.

Y se fue el partido con el bloqueo entre Sartoretti y Gravina a un toque de Elgueta. Y se fue también el Mundial que mostró a un equipo argentino que cumplió un buen torneo, acaso por encima de las expectativas y más allá de que las victorias en la segunda rueda hicieron pensar en habitar el podio.

Puntos muy altos en Milinkovic y Meana, un par de escalones más abajo Elgueta. Y el resto acompañando, subiendo y bajando su nivel según el partido.

A Javi Weber, al grandísimo Hugo, al Negro Elgueta... Gracias por el juego y por el fuego.

ALEJANDRO COCCIA es periodista deportivo desde 1982. Se desempeñó como redactor del diario La Nación de Buenos Aires, y desde 1993 conduce los programas de rugby de ESPN. Actualmente es comentarista de rugby y voleibol por ESPN+, uno de los conductores del SportsCenter Latino y columnista de ESPNdeportes.com.

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