Barça no pudo con Elche y empató sin goles en penúltimo juego

ELCHE (Jordi Blanco, corresponsal) -- Hasta el último día y quién sabe si hasta el último minuto. Hasta entonces mantendrá el Barça de Gerardo Martino la esperanza. En una tarde enloquecida pudo aspirar al liderato cuando el Málaga se avanzó en el Calderón y pudo despedirse del título cuando ya había acabado su partido y Caballero sacó una mano milagrosa a un disparo mortífero de Adrián.

El Barça quiso pero no pudo. Se estrelló ante un Elche que buscaba la salvación y que convirtió la ansiedad en virtud, provocando que a medida que avanzó el partido los nervios le ganaran terreno al fútbol en el equipo azulgrana, que bajo el liderazgo de Messi comenzó como un tiro pero acabó atolondrado e incapaz de mostrar sus galones.

Tantas veces rozó el desastre el grupo de Martino durante la temporada que no podía ser diferente en esta ocasión. Remató hasta doce veces a la meta de Manu Herrera pero cuando no fue el portero local fue la mala puntería lo que condenó al Barça a la nada.

Y eso que el Barça tomó las riendas desde el primer instante, aunque encontrándose un muro difícil de superar. Lo intentó por medio de la combinación, la verticalidad, el vértigo y mirando a puerta, con Alexis especialmente activo en la misma medida que desafortunado se mostraba Pedro.

A los doce minutos el travesaño rechazó un remate de Iniesta que dio por pensar que el campeón abrazaba el necesario triunfo, con Cesc tomando la responsabilidad en lugar de Xavi y el rival cada vez más apocado, como esperando que la determinación azulgrana dictara sentencia.

Llegaban las noticias desde Vigo y Madrid, con la derrota del Madrid… Y el gol del Málaga que le abría, en un enésimo milagro, la puerta del liderato al Barça. Pero en cuanto más cerca pareció tener ese privilegio más se embarulló un equipo ya ausente de toda lógica.

A la que empató el Atlético en el Calderón, la precipitación dio paso a los nervios en el Martínez Valero, donde las contras del Elche pusieron de los nervios al banquillo y a todo el universo azulgrana, temeroso de hundirse en la miseria en una recta final dramática.

Tuvo su ocasión, de oro, el equipo ilicitano y no lo encontró el Barça, que rondó sin muchos argumentos el área local y apenas en jugadas a balón parado acertó a poner peligro.

Y se acabó el choque sin más. En silencio y tristeza y escuchando el final apoteósico del Calderón, donde Adrián heló la sangre con un disparo al que Caballero respondió a lo bestia para mantener vivo al campeón.

En una semana el Camp Nou dictará sentencia. El Barça, como quería, dependerá de si mismo. La victoria ante el Atlético le daría el título frente a un líder que habiendo sumado apenas uno de los seis últimos puntos demuestra que el final de temporada se le está haciendo muy cuesta arriba.

Pero el Barça tampoco está en situación idílica. Tras su tropiezo ante el Getafe, a la que la Liga le ofreció otra oportunidad se contempló un hecho que aparecería como un bisonte desbocado por el Martínez Valero y que a base de intensidad, fútbol y calidad daría un golpe sobre la mesa.

No lo hizo. Y dejó Elche prácticamente en silencio. Aliviado por seguir vivo pero, a la vez, consciente de que el reto que significa ganar esa final sin vuelta atrás de la próxima semana es, probablemente, el mayor y más difícil al que se habrá enfrentado este equipo en los últimos tiempos.

Y falta por ver si será capaz de superarlo. Ahora mismo, visto lo visto, existen muchas dudas. Quizá demasiadas.