El Valencia congela al Barcelona

BARCELONA (Jordi Blanco) -- Después de acumular 16 victorias consecutivas en el Camp Nou y ofrecer sus mejores sensaciones en las últimas semanas, el Barça de Gerardo Martino sufrió el golpe más inesperado. El Valencia, derrotado en sus últimas seis visitas a Barcelona y que ganó por última vez en septiembre de 2003, rompió el encanto del campeón, que mañana podría, después de 59 jornadas, perder su condición de líder.

Pizzi jugó de azulgrana solo dos años, pero a pesar de la lejanía del tiempo transcurrido se diría que conoce a la perfección qué es el Barça. Y cual es la mejor manera de congelarle. El Valencia no se descompuso ni tras el gol en frío de Alexis, simplemente marcó su territorio y buscó a través de la contra y la presión plantar cara.

Y al Barça, pareciendo aburrido de un partido que ganaba sin nada a destacar, le entró sueño. Imposible de combinar con comodidad, buscó la tranquilidad con el pase y la búsqueda de los extremos, pero se encontró con un muro. Y de sopetón se despertó sobresaltado.

Ocurrió que a falta de cinco minutos para el descanso Alves se despistó en un balón colgado de rebote, Valdés quedó a medio camino de la salida y Piatti cabeceó de forma inverosímil. Y sin apenas tiempo para darse cuenta del susto, Feghouli le regaló a Parejo una asistencia mágica. Ante la incredulidad de todo el mundo.

Al Barça de Martino se le descubre en el peor momento de la temporada un defecto terrible: la dificultad que tiene para jugar en contra del marcador. Más aún, la imposibilidad que se le adivina para mantener la calma. Ni la fortuna del penalti le devolvió la paz porque siguió alocado y descolocado a partes iguales.

Y condenado por su falta de rigor defensivo, Paco Alcácer, un futbolista que pretendió el club azulgrana en época de juvenil, le volvió a golpear. Bayern y Real Madrid habían sido los últimos en marcarle tres goles al Barça en el Camp Nou, que no perdía en Liga como local desde abril de 2012 (1-2 frente al Real Madrid) y no recibía tantos goles en el torneo desde el 20 de marzo de aquel mismo año, aunque aquella noche venció por 5-3 al Granada.

Un día después de que Martino avisara de la trascendencia del marcador, cuando dejó claro que los errores a partir de ahora se pueden pagar muy caros, el Barça se derrumbó de mala manera. Impotente ante la tela de araña que tejió el Valencia y abrumado por el peso que le significó ir a contracorriente, el campeón fue incapaz de mostrar sus galones.

Del sueño a la pesadilla, después de 59 jornadas comandando la Liga española el Barça puede verse relegado al tercer puesto. El Atlético tendrá la ocasión de regalarle a Luis Aragonés el liderato en el Calderón y el Madrid, en Bilbao, puede también expulsarle de la cima. Un castigo mayúsculo para Gerardo Martino, cuyo aviso no pareció ser tenido en cuenta por unos futbolistas que rebajada la intensidad perdieron la batalla.

El Valencia, diez años después, asaltó el Camp Nou y lo hizo a través del orden, la fe y la rapidez. Muchas cosas de las que le faltaron a un Barça al que le regresan las dudas. En el peor momento.